➳Enamorada De Mi Vecina » Jensoo.

Capitulo 32

- Jisoo... me estoy sintiendo mejor. - mordí mi labio inferior.

Ella sonrió, y dio otro beso en mi abdomen, subiendo el vestido hasta dejarlo arriba de mis pechos. Su mano derecha cogió uno de mis pechos y su boca se dirigió a este para besarlo por encima del sostén.

Ahora sentía calor.

Atrevidamente, bajó un poco la tela de mi sostén, y comenzó a succionar mi pezón, logrando que mi piel se erizara.

- ¿Ya te sientes mejor? - susurró, la miré y le sonreí, mientras asentía. - ¿Quieres algo más? - preguntó, podía observar desde mi lugar como Jisoo ya se encontraba más que caliente.

- No, ya me siento mejor. - contesté, acomodando mi sostén y bajando mi vestido de nuevo.

Jisoo frunció el ceño, y se limitó a asentir.

Quería que ella tomara la iniciativa, que me hiciera suya sin preguntarme. Nunca lo hacía. Su timidez se estaba convirtiendo en un problema. No quería ser la que siempre tomara la iniciativa.

- Iré por unos curitas para ponerte, estoy segura que eso te ayudará. - se puso de pie, antes de que pudiera irse, la tomé de la mano.

- ¿Y me vas a dejar así? - pregunté alzando una ceja.

- Así... ¿cómo? - preguntó confundida.

- ¿No vas a terminar lo que empezaste?

Ella me miró por un momento.

- M-Me dijiste que ya te sentías mejor, y además te acomodaste el vestido. Supuse que no querías. - murmuró nerviosa.

- Nunca dije eso. - me senté. - ¿Acaso no te duele? - toqué su palpitante intimidad, ella gimió.

- No puedo obligarte a hacer algo que no quieres. - contestó rápidamente.

- Pero Jisoo... - respiré profundo. - Quiero que me hagas el amor las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, y los trescientos sesenta y cinco días del año.

- ¿De verdad? - preguntó, una sonrisa se formó en su rostro.

- Sí. - asentí, esperando algún acto de su parte.

Ella asintió y dio un paso adelante, mientras me miraba nerviosa, pero volvió a retroceder.

- Iré por la curita, estoy segura que te está doliendo mucho. - vaciló un poco, y caminó hacía una habitación.

¿Cuál era su maldito problema? ¿Cómo puede ser una persona tan insegura, nerviosa y tímida al mismo tiempo? Era una exageración.

Mi celular vibró dentro del pequeño bolcillo que tenía en mi vestido, lo saqué y vi que era Hyuna. Suspiré, y contesté.

- Hyu...

- ¿Dónde estás? -me interrumpió.

- Te dije que estaba en la casa de una amiga.

- ¿Le dices amiga a Jisoo? - preguntó irónica y enojada.

- Hyuna, ya basta. Te pasas, en serio. - Susurré.

—Estoy dentro de la finca, con Rosé.— anunció.

—¿Qué? —exclamé sorprendida.

—Sí, así que sal de donde estés fornicando y ven a la casa en donde duermen, porque nos vamos.

—Hyuna, no...

—¿Quieres que le cuente a los hermanos de Jisoo sobre tu apuesta? —preguntó desafiante.

—Pero Hyu

—Hyuna nada. Te estoy esperando. —colgó.

Grité para mis adentros. Estúpida Hyuna, ¿cuándo había cambiado de esa manera? Ay por dios, es que me daba rabia su comportamiento infantil.

Me levanté de la silla, y caminé hacía la puerta. La voz de Jisoo me interrumpió antes de que pudiese abrir.

—¿Para dónde vas?—la escuché decir.

Me giré, y la vi mirándome confundida.

- Hyuna está aquí. - le conté.

-¿Está aquí? - exclamó aún más sorprendida que yo.

- Sí, iré a hablar con ella para ver que quiere. - abrí la puerta.

- ¿Quieres que te acompañe? - preguntó.

- No, mejor quédate aquí, no quiero otra pelea, ni que te insulten mucho menos. - cerré la puerta, y caminé de vuelta a la casa principal.

Todavía me ardía la rodilla, ese maldito perro me las iba a pagar.

Entré a la casa, buscando a Hyuna por todas partes, me acerqué a la sala de estar de donde provenían algunas voces.

- No me parece chistoso, Rosé. - vi a Hyuna hablando cuando llegué, ella se volteó para verme. Rosé hizo lo mismo.

- ¿Qué haces aquí? - le reclamé ofuscada.

- No, ¿qué haces tú aquí? - se acercó rápidamente. - Ya debes tener tu vagina hinchada de tantas veces que te ha metido los dedos la nerd de mierda. Qué asco me da, maldita sea. - exclamó.

Miré a Rosé, quien me miraba atentamente desde su lugar, ¿qué hacía aquí?

- En primer lugar, nadie me ha metido los dedos. En segundo lugar, ¿qué hace Rosé aquí?

-Ah, me trajo en su auto. - dijo Hyuna. - Además de eso, ella quiere hablar contigo.

- ¿Conmigo? - miré a Rosé, ella asintió.

- Las dejaré solas. - avisó Hyuna. - ¿Por cierto, donde está Jisoo? preguntó con curiosidad.

- ¿Dejarme sola con Rosé? - fruncí el ceño. - No te diré en dónde está. – me negué.

Ella le dio una mirada rápida a Rosé, y luego a mí.

- Rosé necesita hablar contigo, ya te dije. - caminó hacia la puerta, y desapareció en cuanto cerró.

Miré a Rosé quien ahora se acercaba a mí lentamente.

- ¿Qué quieres Rosé? - pregunté apurada.

-Necesitaba hablar contigo, porque no me siento capaz de aguantar un minuto más sin decirte lo mucho que me gustas. No quiero que estés con Jisoo, mereces estar con una mujer de verdad - susurró sensualmente.

¿Qué?

-¿Qué? - Pregunté retrocediendo.

- No puedo explicar la forma en la que me haces sentir cada que estoy cerca de ti.

- ¿A ti que rayos te pasa, Rosé? - solté rápidamente, mirándola confundida.

¿Yo gustarle a Rosé? ¿Por qué no me había dado cuenta de eso? Creí que era hetero.

- Estoy loca por ti. - susurró, mi cuerpo chocó contra la pared.

La miré a sus ojos, los cuales me miraban directamente, y recorrían todo mi cuerpo mientras ella terminaba de cerrar el espació que había entre nosotras.