Recompensa II

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Voltearon alrededor en busca de la pareja y los encontraron saliendo de la cursi atracción del túnel del amor, muy acaramelados. Les hicieron señas para llamar su atención y ambos muchachos se acercaron a ellos. 

–Se ve que disfrutaron de su tiempo a solas. 

–¡Puercos! ¿No pueden esperar para comerse todo el morro en privado? 

–Que hay niños viendo –dijo Fargan tapando los ojos de Alexby. 

–¡Aparta Fargan! 

–... 

–... –habían esperado algún tipo de réplica por parte de la pareja, pero tanto Vegetta como Willy permanecieron en silencio tratando de disimular sus respectivos sonrojos. 

–...

–¡Vegetta le metió mano a Willy! –gritaron todos al mismo tiempo. 

–¡Pero qué dicen cabezones! Por qué me culpan a mi –los muchachos se voltearon a ver entre ellos. 

–¡Willy le metió mano a Vegetta! –una vez más gritaron al unísono. 

–¡Cómo! 

–Dejen de inventarse cosas. A todo esto, qué estaban haciendo. 

–Vegetta trata de cambiar el tema. 

–Es bastante patético tío. 

–Todos sabemos que se metieron mano. 

–En una atracción de feria. 

–Qué vergüenza. 

–¡Que se callen de una vez! –gritó Vegetta. 


Continuaron durante unos cuantos minutos más haciéndole burla a sus amigos hasta que se sintieron satisfechos y hasta que los rostros de la pareja ya no podían mostrar un tono mayor de rojo. Aprovecharon que aún tenían unas horas más y siguieron disfrutando de las distintas atracciones. Pasaron por los carritos chocones en donde un simple juego se convirtió en una batalla a muerte, aunque una batalla muy divertida. A pesar de todo lo que habían comido Auron y Rubius, decidieron participar en un concurso de quién comía más hot-dogs en un corto tiempo. Se dividieron en dos equipos para jugar a las charadas y terminaron recostados en el césped, para admirar los fuegos artificiales y los cientos de globos que adornaron el cielo. Las misiones podrían llegar a complicarse, ser difíciles e incluso muy cansadas, pero ayudar a su pueblo y encima recibir una fiesta como parte de su agradecimiento, valía todo el esfuerzo que ponían para terminar sus tareas.  



Ya había pasado un mes desde que sus vidas habían regresado a la normalidad. Debido a que Lolito y Mangel llevaban más tiempo comprometidos, todos esperaban que la pareja pronto celebrara su unión. Sin embargo, se prodría decir que no eran una pareja para nada convencional. Ambos llegaban a discutir por las cosas más absurdas y cancelaban su compromiso en un dos por tres, para al siguiente día reconciliarse y volver con sus planes como si nada.  


Estaban en un ciclo vicioso y Vegetta francamente había perdido la paciencia de esperarlos. Por educación había acordado con Willy, dejar que Mangel y Lolito tuvieran su boda primero, pero a este paso se convertiría en Viegetta antes de llegar al matrimonio. Así que aprovechando que esa tarde se reunirían todos para comer juntos, decidió finalmente poner una fecha para su anhelada boda. Willy estaba de acuerdo en que les habían dado un período de tiempo razonable a los otros para casarse, parecería más tranquilo que el mayor, pero la verdad es que él también comenzaba a desesperarse. 

–Willy y yo lo discutimos y hemos decidido celebrar nuestra boda en una semana. 

–... –ninguno había esperado semejante noticia a mitad de su comida, por lo que se podrían apreciar sus caras sorprendidas. Pronto se recuperaron de la sorpresa y el silencio fue reemplazado por el acostumbrado alboroto del grupo. 

–Vegettita, Wilfredo eso es genial –dijo Luzu emocionado–. ¿Y ya tienen todo organizado? 

–Tenemos varias ideas, pero no hemos preparado nada aún –contestó Willy mientras le daba un mordisco a su emparedado. 

–Sabiendo lo especial que es Vegetta, están seguros que una semana será suficiente –preguntó Alexby. 

–Por favor, todo quedará espectacular –dijo bastante confiado Vegetta. 

–Lo más seguro es que Vegetta termine colapsando a mitad de nuestra boda por el trabajo excesivo.  

–Apuesto 1500 karmacoins a que eso no pasará –todos apostaron en contra de Vegetta al conocerlo bien.  

–No es necesario que trabajes hasta el cansancio, cuando nosotros podemos ayudarlos –dijo Luzu con su clásica energía positiva. 

–¿De verdad? 

–Por unos cuántos diamantes, esmeraldas o karmacoins, me convierto en su sirviente –contestó Rubius. 

–Que rata eres. 



Estar bajo las órdenes de Vegetta equivalía a ser sirvientes, el mayor era un perfeccionista y las cosas debían siempre hacerse como él quería. Los descansos eran cortos, sólo lo necesario para comer e ir rápidamente al baño. Y aún así trabajarían de sol a sol junto a él, para que la boda de la pareja fuera perfecta.  

–Muy bien, entonces empezamos mañana. 

–Pero que conste que cuando sean nuestras bodas, tú nos vas a ayudar. 

–Que sí Lolito, que sí. 

–Uy la despedida de soltero que te voy a organizar Willy. 

–Eh Fargan, que no –advirtió Vegetta al mejor amigo de su novio. 

–La podemos hacer en la taberna oscura –continúo Fargan ignorando a Vegetta. 

–¡Oh que guapo! Cuenten conmigo.  

–Y viene el otro tonto a las tres. 

–¿Estás cien por ciento seguro de que te quieres casar con este vejestorio Willy? Aún puedes salvarte –preguntó Rubius a su hermano oscuro. 

–Estás muy tontito hoy no te parece Doblas. 

–Sí estoy más que seguro –dijo Willy dándole un beso rápido a su novio para evitar que siguiera enojado. 

–Entonces cuándo hacemos tu despedida Willy. 

–Fargan... 

–Que no te pongas celoso Vegetta. Puedo hacer una despedida también para ti. 

–Es que serás... 


Willy se limitó a sonreír y continuar con su almuerzo, mientras su prometido y su mejor amigo seguían discutiendo. Sería una semana bastante larga y llena de trabajo para todos.    

Castigo divino en KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora