Capítulo 1: Nicolás y su nuevo enemigo.

285 69 63
                                    

—¿Cómo empezamos esto? –Se preguntó en un susurro mirando el cuaderno, mientras giraba el lapicero entre sus dedos. —Ammm. –Murmuró pensativo golpeando el lapicero sobre sus labios.

Soltando un suspiro con su mirada hacia la ventana, comenzaba a escribir.

Ammm ¿Hola? Mi nombre es Nicolás, tengo quince años, un gusto conocerte.

—Que mal empecé. –Susurró con timidez perdiendo su mirada tapando su rostro con su mano derecha.

Mi psicóloga me ha dado esto como un pequeño "tratamiento" para mejorar mi salud mental, me parece algo extraño, que ahora debo escribir lo que siento, lo que pienso y no sé qué debería escribir, aunque me hace distraerme en mis ratos libres, es como algo diferente a mi rutina, una rutina que me hace pensar hasta sentir que vivo lo mismo todos los días, únicamente espero que esto me ayude, a mejorar un poco mi actitud y pensamientos, aunque tengo un agradable ambiente en mi casa lleno de paz y tranquilidad.

Recargando su mejilla sobre el puño de su mano derecha, miraba por la ventana, viendo como gotas comenzaban a caer sobre su ventana, sintiendo paz con el momento, la calma de la lluvia y el silencio de su cuarto.

Todo era interrumpido por un fuerte golpeteo en su puerta llamando su atención.

—Nicolás, ya ve y arregla la cocina, no has hecho nada en el día. –Dijo la voz de una mujer muy molesta desde el otro lado de la puerta.

—Ya voy, estoy terminando un trabajo. –Le respondió sin interés mirando la puerta de reojo.

—Te doy diez minutos, si no está esa cocina bonita. –Hizo una breve pausa entre sus gritos. —Ya sabes que te pasa. –Amenazó con seriedad.

—Ahí estaré en diez minutos. –Le respondió sin interés mirando su cuaderno.

En su rostro y mirada se reflejaba estrés y enojo, odiaba ese ambiente de grito, obligaciones y golpes, pasaba sus manos por su cabello soltando un suspiro.

Quizás necesites saber qué ha pasado estos años, ¿Mi familia? Mi familia es algo ausente y distante, no sé mucho sobre sus vidas y solía verlos en festividades, pero últimamente no lo he vuelto a ver, estoy en casa con mi madre que es una persona agradable, desde que te has ido me ha tratado bien, ambos esperamos que vuelvas de tu viaje.

Con su mirada en la ventana, veía cómo dos niños jugaban y corrían de la lluvia, uno de ellos se caía y al instante otro le ayudaba a levantarse, Nicolás veía todo con indiferencia mirando de nuevo su cuaderno.

Sabes siempre quise un hermano, se siente muy vacío el cuarto y mi vida, sería agradable tener un amigo permanente con el que comparta la misma sangre, tener ese apoyo incondicional que te puede dar un hermano, aunque me anticipo a los hechos quién sabe si lleguemos a agradarnos.

Suspirando y golpeando suavemente el lapicero contra la mesa, se recargaba sobre su silla viendo una fotografía en su cuarto de un hombre muy sonriente, aquella imagen le hacía sentir frágil y triste, con sus ojos tristes y algo tristes tomaba su lapicero para continuar escribiendo.

Quizás quieres saber cómo me ha ido estos últimos días de clase ya está próxima mi graduación, la preparatoria fue agradable muy agradable mis amigos me ha tratado de la mejor formar y aunque las clases fuera algo difíciles y pesadas junto al servicio social di lo mejor de mí y pues resalto mucho, ya que soy uno de los mejores estudiantes, sí lo sé, tengo las mejores notas del curso y me hace sentir importante, pero no puedo dejarme llevar por mi ego solo por eso son calificaciones y ya, la preparatoria fue agradable fue lo mejor que me ha pasado.

Hola OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora