Capítulo 15: Dolor Oculto.

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Una intensa lluvia caía sobre la ciudad, sentado en una banqueta, en el parque, con la capucha puesta de su chaqueta, sus manos en el bolsillo, caía aquella lluvia intensa, mojando su ropa por completo, con la mirada pérdida, sus ojos llenos de ojeras, y una mirada indiferente sin alma veía a las algunas caminar con sombrilla o correr de la lluvia, a su lado estaba aquel hombre que siempre lo acompañaba.

—Me gusta cuando llueve así. –Se mencionó Nicolás sin mucho ánimo. —Mis lágrimas no sé notará por la lluvia, es como si no sintiera nada. –Susurró. —He recibido esto de la universidad.

Sacaba un papel de su bolsillo, al abrirlo, este se mojaba y se comenzaba a deshacer.

—Es un aviso de la universidad sobre mis notas y rendimiento. –Respondió con indiferencia y poco interés mientras convertía aquel papel en una bolsa de papel remojado. —Antes me hubiera asustado, ahora me importa una mierda. –En su voz se notaba la indiferencia y frialdad.

Poniéndose de pie, comenzaba a caminar sin rumbo, bajo la intensa lluvia.

Hola, soy yo otra vez molestándote, ya han pasado dos meses desde la última vez que te escribí y siento que te pude haber dejado preocupado por mi ausencia en los últimos meses, lo siento no era mi intención preocuparte, simplemente no tengo ánimos de nada de una forma literal, estoy bien o eso me quiero creer, ya no sé qué es estar bien.

Qué ha pasado últimamente.

Tocando sus labios con el lapicero se recargaba sobre la silla pensando tratando de recordar algo.

Al hacerlo tomaba su bolígrafo poniéndolo sobre el papel.

Te contaré qué ha pasado en estos últimos meses.

Aún extraño a Daniela y cada vez que lo recuerdo me siento como un idiota, recuerdo cada momento y duele, quema y lástima, recuerdo cómo me tomaba él tiempo para escribir cada palabra, como buscaba algo que rimará y tuviera sentido en la oración, cuando la ayudaba con la tarea y me desvelaba aún tenido trabajo de la universidad con el único objetivo de que aprendiera algo y le fuera más fácil las materias, los dibujos, las llamadas, cada momento que recuerdo me duele más y más, sobre todo sus palabras, ¿Eran metieran esos te amo? Realmente algo fue sincero esa relación, aparte de mí, debí ser más cuidadoso, si pudiera verte te preguntaría, cómo rayos alguien se va a fijar en eso, me engañe a mí mismo creyendo que podía amar, quizás estaba mejor si conocer este sentimiento, no sé cuándo vuelva querer o si algún lo volverá hacer, mírame doy lástima.

—No entiendo, todo iba bastante bien entre tú y ella. –Se expresaba confundido Sebastián viendo a su amigo. —Tenía muchas cosas en común, había química.

—Simplemente, no funcionó y ya. –Le respondió él desinteresado mientras escribía en la computadora.

—Déjame adivinar. –Suspiraba pasando su mano derecha por su rostro. —Hablaba mucho de Daniela.

Él no le respondía haciendo sonar su teclado en completo silencio entre ambos.

—Vale, tu silencio me lo confirma. –Moviendo sus labios giraba la silla donde estaba su amiga. —Escúchame, ya déjala ir. –Movía sus manos al hablar. —Y tampoco te preocupes por buscar una pareja ahora, deja primero que sane tu corazón.

Ponía sus manos sobre los apoyabrazos de la silla, tratando de buscar la mirada de su amigo oculta debajo de su cabello.

—Lo único que vas a conseguir con tus sentimientos y corazón quebrado, es lastimar a otra persona. –Hablaba con seriedad. —Deja que sane solo, y sobre Daniela, olvídala, se acabó, quédate con lo bueno y con lo que lograste hacer eso, nadie te lo va a quitar, el amor se trata de fallar y volverlo a intentar, es todo.

Hola OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora