Capítulo 4: Otoño.

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Corriendo por un parque y con una sonrisa pisaba las hojas caídas por el otoño, al caminar por aquel sendero lleno de hojas se le notaba la felicidad en su rostro, con una bolsa en sus manos llevaba los libros que acaba de comprar, en su camino veía una pareja sentada en una banca donde se daba caricias y se les notaba feliz, soltando un suspiro continuaba con su camino rumbo a casa.

En aquel camino pasaba por la parte más comercial de la ciudad viendo globos y adornos para san Valentín, miles de flores y regalos para tu pareja, acomodándose la bufanda sobre sus labios, caminaba más rápido, en su camino se detenía frente aquel hombre y se sentaba a su lado acompañándolo en aquella banqueta.

—San Valentín. –Susurró con calma viendo a todas esas parejas disfrutando aquel día. —Me gusta mucho el otoño, pero esto siempre lo arruina.

Ha pasado un mes bastante rápido, ya llegó el otoño y este es uno de mis meses favoritos y más odiados, te preguntarás ¿Por qué?

Lo odio, porque es San Valentín y... ya sabes, parejas felices por todos lados demostrando su amor, no quiero hablar mucho sobre el tema porque me hace sentir muy solo, ese día únicamente tengo una duda.

¿En serio es necesario esperar una fecha específica para demostrarle tu amor a tu pareja?

Tienes trescientos sesenta y cinco días para demostrarlo cuando tú quieras, pero no importa, nada más son palabras vacías que a nadie le importará, el amor es algo extraño aparte de ser una necesidad humana, es algo que no puede nublar la vista.

Siempre he visto al amor como algo que buscamos en miles de personas, gustos, experiencia, o puede bien llegar a sentirlo a primera vista, buscamos ser complementado o encajar bien con aquella persona, muchas veces podrás fallar o equivocarse al dar tus emociones y sentimientos, pero como te dije el amor te deja ciego y puedes darlo todo por salvar una relación que ya se acabó.

Pero pensemos positivos, lo divertido de la vida es intentar y fallar, mi padre me decía que para hacer algo bien tienes que hacerlo miles de veces mal, no sé si eso se pueda en el juego del amor de tanto intentarlo partes de ti se van a quedar en aquellas personas que le has dado todo de ti, quizás a futuro ya solo buscas alguien que te sea sincero y con el que puedas crear algo emocional que los una, luego llega la rutina, ya lo sabes todo de esa persona que no hay nada nuevo que puedas ver, y la rutina se vuelve costumbre.

Al final el amor es algo que buscamos desesperados por nuestro miedo a la soledad, créeme sentirte solo es una experiencia horrible, la sensación de verte solo en un lugar o una rutina, pero el amor solamente, eso lo hace diferente, lo hace monótono.

Al final no te tendré una respuesta para el amor, es algo que no entendemos, pero experimentamos, y espero experimentarlo de la mejor forma y si me equivoco lo volveré a intentar, siento que nos conectamos por un hilo a la persona que no va a acompañar en esto que llamamos vida.

Por cierto, ¿Ya te llegó el capítulo de mi libro? He estado creando algunos capítulos estos días, pero ya sabes días ocupados, así que no me da la inspiración para escribir algo que realmente me guste, cosas de escritores supongo.

Nicolás soltaba el bolígrafo y miraba por su ventana, viendo caer las hojas del árbol que estaba en su jardín, en un breve momento veía a su padre recoger las hojas, pero al parpadear desaparecía dejándolo algo confundido, soltando una sonrisa se levantaba de su silla.

—Tengo hambre, quizás ya me está haciendo ver cosas. –Susurró algo cansado.

Al salir de casa caminaba rumbo a la única tienda que había en aquel barrio o al menos la más cercana, con un gorro y bufanda para el intenso frío que hacía aquel día, caminaba pisando las hojas haciéndolo sonreír.

Hola OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora