Capítulo 14: Incondicional.

64 20 23
                                    

—No te veo bien, Nico. –Se mencionó Sebastián con preocupación. —¿Seguro que quieres seguir así? –Preguntó con la misma preocupación.

Nicolás se veía cansado con ojeras, sus ojos ya no reflejaban nada, vestía con ropa negra y caminaba despeinado, sus ojos estaban hinchados y escondía sus muñecas debajo de algunas pulseras.

—Estoy bien, la verdad ya ni me interesa saber que es sentirse bien. –Le respondió indiferente, escondiendo su mirada.

—Deberías de ver un psicólogo quizás te ayude un poco. –Se mencionaba con preocupación al ver a su amigo.

Él solo suspiraba y lo veía de reojo.

—Como guste igual ya he estado ahí antes, nunca ha servido de nada. –Le respondió indiferente, desviando su mirada.

Hola, no llevaba mucho desde la última vez que te escribí, este poco tiempo, casi un mes, ha sido una completa mierda, nada me ha salido bien, este mes y esto emocionalmente me ha deteriorado mucho, he vuelto a ir a psicología, pero lo que llevamos en este tiempo siento que no me ha servido de mucho.

—Las personas son como una soga. –Decía aquel psicólogo. —Entre más aprietes tu puño para sostenerlo, más se va a quemar tu mano.

Nicolás se levantaba de la silla.

—¿Quiere decir que únicamente debo soltar a las personas? –Preguntó indiferente y sin ánimo.

—Tú decides el cambio que quieres en tu vida. –Le respondió él con cierta seriedad.

—Gracias supongo. –Le respondió sin interés, desviando su mirada saliendo de aquel consultorio.

Susana, sí, ya no la considero mi madre, ahora es Susana, ella y yo empezamos a tener una convivencia muy difícil, no existe día donde no peleamos o donde ella no llegué ebria ya ni la acompaño a la cama cuando llega así, hice todo lo que podía por ayudarla, así como te cansa que alguien cambie, y yo también, me di por vencido, ya no trataré de solucionar las cosas, así que prefiero simplemente ignorarla, entre más me esforzaba por darlo lo mejor de mí para los demás, esto solo me manipulaba o me trataba como su objeto, un juguete.

—¿Qué mierda quieres Susana? –Preguntó el molesto.

—Ven y limpia este desastre. –Le ordenó con firmeza y desagrado.

—Hazlo tú, si aún puedes sostenerte de pie, maldita alcohólica. –Le respondía de mala gana, viéndola molesto y enojado.

En el suelo había varias latas de cerveza y algunas botellas de otros licores que rodaban por el suelo haciendo sonar su cristal.

—¿Qué acabas de decir? –Preguntó ella molesta, levantando su mirada.

Con dificultad ella se acercaba a él, tropezando, quedándose en el suelo, la reacción de Nicolás era indiferente, solo suspiraba y rodaba sus ojos.

—Ayúdame Nicolás. –Gritó ella desde el suelo.

Él únicamente movía sus labios haciendo un leve sonido manoteando hacía el aire y comenzaba a subir las escaleras.

—Ahí te quedas. –Le respondió él sin interés.

Al llegar a su cuarto se encerraba, encendía su laptop y con los audífonos, pues y la música a todo volumen comenzaba a olvidar todo lo que se encontraba a su alrededor.

Mi rendimiento académico ha empezado a bajar bastante, hasta el punto en que he llegado a reprobar por primera vez en mi vida, pero no siento nada ante eso, antes me hubiera preocupado, será que ¿Me he vuelto indiferente?

Hola OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora