Idílico

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Del personaje idealizado.

Dieces y halagos marchitan el alma,
éxito y recompensa vana se vuelve.
Miedo profundo a triste retorno,
dulce temor a suave mérito.

¡Felicidades! ¡Congratulaciones!

Voces efímeras en sempiternos alaridos.
Arqueo suficiente en faz ajena,
semblante deficiente en labios propios.

Incompetencia por galardón,
nulos errores para el campeón,
vacuidad en logros,
pues logros vacíos son.

Ya lo sé, 
nunca me será suficiente,
pues creo,
soy deficiente.

El segador está pasando...
"Abre la puerta, ¿cómo estuvo?".
A aquella pregunta,
respuesta no hubo.

Notas de Invierno [Poemas II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora