El Infierno de una Canción

8. Hangin

Los pasos se acercaban más a nosotros.

Y Amelia no me dejaba de abrazar como queriendo que yo fuera el superheroe de la historia.

Mientras miro frenético las 2 esquinas del pasillo para encontrar al acreedor del misterio. "Debe ser una enfermera" es lo único que tiene sentido.

-Amelia tranquila estas aquí conmigo-respiró profundo obteniendo el olor al agua de alberca. La abrazo con más fuerza con miedo a que su figura fuera a desaparecer.-Escuchaste... estas aquí.

Escalofríos pasan por mi cuerpo, mientras el mal sabor de boca empieza a tapar mi garganta.

El terrorífico hecho de que los pasos ya estén chapoteando el agua y no pueda ver al sujeto me está comiendo vivo. La puerta truena al sacar mas agua de su interior.

-Vámonos de aquí Amelia-Digo con ánimo de no quedarme hincado.

-Espera Sam-recarga su cabeza en mi hombro-Quiero que le digas a mi madre quien me quitó la vida-su voz tan relajada pero triste me dejan en espera.

-¿cual es su nombre Amelia?- tengo que saber el nombre de ese bastardo.

-El se llama...

Me fui hacia adelante. Cayendo con las manos en el agua.
-Amelia-susurre mientras me precipitó a darme cuenta que desapareció. "Que carajos esta pasando", Esta situación cambia y cambia de una forma tan fantasiosa.
Mis puños golpean el piso, mojando mi bata.

Suspiró.

El reflejo del agua muestra mi rostro indescriptible como todo esto. No me reconozco. Mi labio roto, mi mejilla morada, las pequeñas cortadas en mi cuello no son nada comparados con la profunda tristeza de mis ojos, la frustración de mis cejas y el nudo de mi garganta. Hace unos días yo le sonreía a una multitud y ahora....

"¿que debo hacer ahora?" Me pregunto quedándome en blanco.

Toc toc

Percibo de la puerta.

Observó perplejo la puerta pálida. "Mentira, mentira, mentira" me escucho repetir esa palabra en mis adentros.
El agua fluye con más fuerza de la puerta como si advirtiera que algo o alguien se acerca.

Toc toc.

Tambaleo al levantarme., mis pies flaquean por temor pero aún así no puedo permitir caer.
"¿Abro la puerta?", la estúpida pregunta me invade. Por que me pregunto tales estupideces es claro que lo que este atrás de esa puerta me mata.
Porque sería una locura que una persona salga de ese lugar, además por que tocaría.
Un punzante dolor invade mi pierna antes de que empezara ha correr con el presagio de que se terminaría el efecto del tranquilizante y a pesar de eso debo irme de....

《Traf》

La puerta se habré golpeando la pared con fuerza.

Agua tanta agua que no se ve el piso de la habitación, tanta que se desborda de la orilla de la puerta y es la misma que consume mis pies. Todo tan obscuro que podría ser una larga habitación y no me daría cuenta.

"Si un monstruo empieza a surgir de la habitación sólo deseo que me desmaye y muera cuando mi cabeza golpe el piso.", pienso tratando de darme una esperanza macabra.

-ella estaba jugando con sus juguetes...

Aquella voz salió de ese cuarto vacío haciendo temblar el agua como a mi.

-ella estaba jugando con sus juguetes mientras yo hacia la comida.-la voz aguda dentro de la habitación que irradia un tono desesperado se ahogaba en sus aullidos de tristeza- no puedo creer que ella haya caído en la alberca -sus palabras ahogadas por el llanto mientras el agua temblaba dejándome en suspenso.

El viento frío y desconcertante me golpea el rostro invitándome a entrar.
Mi mano dolida me indica lo fuerte que la apreté al escuchar tales palabras salir de la habitación. El pasillo por el que había llegado hasta aquí me tienta a regresar pero no puedo...No puedo dejar que sigan pensando que Amelia se cayó a la alberca.
Mis pasos para nada seguros siembran un temor en todo mi cuerpo cada que me acerco a aquella maldita habitación. Las lagrimas surgen  y se alejan de mi rostro por el viento.

En la entrada me recargo en la orilla con las manos sujetas a la pared para evitar dar otro paso.

Mi espera me condena a pensar que en cualquier instante si despejo la mirada del cuarto algo o alguien se lanzará sobre mi así que me obligó a seguir mirando cada punto del maldito lugar que parece no tener paredes, donde la poco luz que se asoma hace la ilusión de que estuviera en medio del mar con una linterna apunto de apagarse en la negra noche. No debo distraerme, no debo mirar sólo un punto. Debo evitar que lo que sea que este aquí me sorprenda.
Ni una cama, ni un silla nada que me indique que este lugar es un cuarto de hospital o un cuarto en si. Todo es tan obscuro que el piso...
Mis ojos se abren con sorpresa al ver por la escasa luz que no hay un piso en ella. Sólo el agua cristalina que no parece tener un fin.

-¡Perdóname mi pequeña!

El estruendoso grito me hizo dar un salto. Mi corazón golpea mis oídos al mirar al frente y ver que no hay nada en la habitación. Y sin embargo sigo buscando con frenesí  por todas partes.

La desesperación me envuelve por que todo sigue igual. Si esto es un maldito sueño por favor ya despierta.

-Abre los malditos ojos-me susurró.

Mis labios tiemblan. Puedo jurar que mi piel se ha vuelto pálida al sentir.....
Que algo ha tomado de mi pie.
Mi rostro se niega al esfuerzo que hago por voltear pero lo que sea mueve sus dedos (o eso pienso que son), hacia arriba agarrándose de mi tobillo.

Antes de observar como ese brazo de piel grisácea y delgado me jalaba a la profundidad del cuarto. Sólo pude mirar por últimas el pasillo que seguía vacío. Mi corazón insatisfecho por todo lo que pasaba seguía golpeando con fuerza tratando de que hiciera algo pero aunque jalé mi cuerpo lo más fuerte que pude no fue suficiente.
Como una mandíbula de un tiburón., la monstruosa mano solo jalo una vez de mi para ya tenerme en el agua.

Pude ver como la puerta se cerraba lentamente antes de que al agua cubriera mi rostro. Con ironía se apagaba el cuarto que no es cuarto.
El agua consumía mis gritos mientras trataba de quitar el agarre de lo que fuera que estuviera agarrado a mi,
Jalándome más y más a un sitio que parece no tener fondo.
El agua pasando por mi garganta con el único propósito de ahogarme.

...