Capítulo 18: Final

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La llegada de la primavera traía, además de lluvias heladas, el despertar de los monstruos.

Jeongguk entrenaba hasta que su cuerpo se rendía de cansancio. Llegaba en las tardes al apartamento, donde Taehyung remoloneaba después del trabajo, y se derrumbaba a su lado en el sofá. Su rostro había adquirido cierta delgadez que lo hacía ver más peligroso de lo normal, su cuerpo se había hecho más firme. Taehyung lo acariciaba en las noches, intentando disminuir los dolores y el cansancio. Si había sexo, era lento, casi perezoso. Pero era difícil, no había mucha intimidad. Namjoon, Hoseok, Seokjin, Yoongi y Jimin siempre estaban por ahí, presentes.

La revolución, ahora que toda la verdad se había extendido frente a Taehyung, era inminente, imposible de ignorar. Todos se movían de manera diferente, como si en cualquier momento pudiera estallar una bomba bajo el suelo. Se vigilaban por el rabillo del ojo.

Por suerte, tenían distracciones.

A Taehyung lo habían agregado contra su voluntad en un grupo de Kakao con Yoojin y todos los demás amigos llamado "Nos robaron Los ITALIANOS!!!". Su ex y Jaehan, ya novio oficial, también estaban en él, así como Sejun y Dasom.

Desde entonces había sido invitado a bares, recitales y demás exhibiciones universitarias que solía ignorar, el teléfono en modo silencio. En ocasiones, sin embargo, Jeongguk leía los mensajes y aceptaba las invitaciones, que se hacían más y más seguidas.

De modo que se habían vuelto asiduos al campus de la universidad Nacional de Seúl, donde estudiaba la mayoría del grupo, y de los bares alrededor. Jeongguk se había hecho especialmente cercano a Dasom y Dae. En el grupo los solían llamar "La pareja de parejas", y a Taehyung le gustaba eso, que pensaran en Jeongguk y él como un par, en Jeongguk y él como una pareja amiga de otra pareja.

Cuando no lo llevaba consigo a las salidas, le preguntaban dónde estaba, si estaba bien, y él siempre respondía que Jeongguk trabajaba muy, muy duro, pero que estaría con ellos la vez siguiente.

Hoseok estaba harto de recogerlos borrachos en la madrugada, porque Seokjin ya no les permitía usar los autos. Refunfuñaba todo el camino, mientras Jeongguk y Taehyung se quedaban muy quietos en sus lugares. Una vez, tan borrachos que ni recordaban dónde estaban, se habían metido mano en el asiento de atrás. Hoseok ahora los obligaba a sentarse separados.

En el trabajo, amenazaba a Taehyung con el palo de golf, mientras Jimin, a su lado, se doblaba de la risa:

—Yo, mirando al frente, concentrado, cuando de pronto escucho a Jeongguk—decía—. Y le grité al irrespetuoso de aquí que le sacara la mano de los pantalones a menos que quisieran que me uniera. ¡Hay cosas que no debería saber! ¡Hay cosas que no debería escuchar!

—¿Y entonces? —preguntaba Jimin.

—Entonces paramos a un lado del camino y senté a Jeongguk a mi lado para que Taehyung no siguiera corrompiéndolo.

—Como si él no lo quisiera—murmuraba Taehyung.

—¿Qué dijiste? Si mi Jeongguk es un ser de luz. ¡Se desmaya si ve kilarlas! Y míralas—añadía Hoseok, siempre igual, levantando un cadáver de monstruo en la mano enguantada—, ¿cómo te va a dar miedo esta cosa fea?

Y por eso, Jeongguk y Taehyung estaban en el Stardust, el club al que los había invitado Jaehan, un jueves. Era la primera vez en un club para Jeongguk, y había estado toda la noche tan abrumado que cualquier cosa lo irritaba. Se había peleado con Sejun y el ex de Taehyung en el baño, luego con Yoojin en la barra. Después había desaparecido por horas. Taehyung no se preocupaba por él; temía, en cambio, por los que tuvieran la mala suerte de encontrárselo.

Castillo de naipes | BTS | VKook/KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora