C o n e x i o n

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Después de colgar la llamada Jason dejo el móvil a un costado de la cama y cerrando los ojos se puso a imaginar. El cansancio le era relajante y en ese instante pensó ya acostado , en prioridades absurdas que con el tiempo habían ido evolucionando en facetas hasta llegar a esa. En la que Jason se encontraba.

Cierta noche a consecuencia de un insomnio bonito  causado
por pensar tanto en una persona, Jason se levantó a mirar el cielo con la ventana abierta. El aire corría pero nada en el cuarto se movió por la corriente más que la cortina.
Por un momento llegó a un punto donde sentía que desde el viaje al templo de Carvela todo era distinto. Incluso Jason imagino que debía emprender el vuelo del nido y aventurarse a lo que el destino le tuviera. Fue también cuando sintió por alguna extraña forma que debía beber aquella "pócima", la misma que llevo el día que Cassandra lo dejo plantado al encuentro previsto.
Cerró la ventana y se disponía a cumplir lo que la mente especulaba en magníficas ideas y poco más de un metro cuando apenas se acercaba al lugar donde su mochila estaba con la pócima adentro, la repisa que encontraba justo en la parte superior alta de donde estaba  la mochila sosteniendo unas alcancías de barro y una caja de madera, cayó con todo el peso de ladeado haciendo un ruido que despertó hasta a las gallinas del vecino de a lado y eso que no estaba muy cerca en distancia pero aún así seguía siendo su vecino.

Lo increible fue que ante su absurdo pánico sin motivo segundos después se relajo riéndose del porque ni  sus hermanos ni Clementina oyeron el ruido.
Enseguida se apresuró a limpiar y medio acomodar el desorden.
Lo hizo más rápido de lo que imaginaba.
Finalmente se acostó en su cama sin apagar la luz y las ganas e impulso de locura en el pensamiento habían desaparecido.
Suspiro profundo y escucho el silencio. En un soneto inconfundible de melodía eterna se calmaba todo, y ese todo le brindaba tranquilidad pero en realidad el destino le estaba dando aquel lujo  para que decidiera la mejor forma para joderse. Aunque Jason ya había decidido, sólo que se encontraba ajeno al proceso de entender su elección.

***

Artibas, Catanfune

Alexandra salió a  mirar las estrellas, a menudo no tenía charlas por teléfono pero hablando con Jason el tiempo perdía la noción de ser contado.
Lejos de un cálculo ella pensó en que estaría pensando él en este momento y después se levantó a la cocina a preparar un buen café  para deleitarse en la obscuridad de su cuarto más tarde.

Estaba en total silencio a punto de dar el primer sorbo después de respirar el fascinante aroma a café pero la vibración del móvil le interrumpió. Era Julian y aparte de su llamada entrante ya tenía dos mensajes.

Alexandra fastidiada le contestó de una buena vez.

—¿Que quieres?

—Ale, cariño tenemos que hablar. Te juro que no te vas arrepentir , he estado buscandote, voy por tu zona y... La verdad te extraño.— decía Julian detrás del teléfono bebiendo licor en su soledad.

—No digas tonterías  tu no me extrañas , quédate con tus putas ya te lo dije, a mi no me jodas y no soy tu cariño. Hace tiempo que estoy bien sin ti. Neta ya no me busques.

—Nena tienes que oírme, yo ya soy otro, Alexandra he cambiado por ti. Oyee

Alexandra colgó el móvil y no permitió que aquello le fastidiara la noche.

Fue por aquella semana en que Alexandra volvió a escribir, sin detenerse por horas como antes solía hacerlo. Se enfocaba en sacar su primer novela que llevaba por nombre: "Todos los días el tiempo no está y es una ilusión la realidad" donde expresaba ideas que nunca imagino pensar y con una precisión detallada acerca de cómo todo le resultaba un eterno instante incluso hasta en los pensamientos del inconsciente. Todo empezó cuando un sueño le cambio la percepción y ella siento como simplemente debía hacer lo que ahora estaba haciendo.
Un martes le pareció oír el ruido del silencio, el mismo que oia cuando estaba con Jason, y de pronto lo extraño sin querer. Alexandra solto una sonrisa vaga y un recuerdo envuelto de nostalgia al recordar antiguos sucesos "felices".
Se puso a cocinar la pasta que le salía de maravilla y a pesar de que está era su favorita se resistió al apetito por intranquilidad del pensamiento. Alexandra conocía perfectamente que  cuando su pensamiento no era tranquilo significaba que algo estaba por suceder.

 A un porro de distancia: Que absurdo es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora