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Esas palabras tomaron por sorpresa al Dios del fuego quien sonrió, pero aún así preguntó, queriendo estar seguro de que realmente su pequeño rubio deseaba aquello.

— Hey, JiMin. Cielo, ¿Estás seguro de esto?... No quiero presionarte o que hagas algo que no quieras —. El hombre acunó el rostro de su pareja riéndose dulcemente, queriéndole demostrar que no estaba nada mal no hacerlo si no quería, él estaba dispuesto a esperar todo lo necesario por el rubio.

— Si... Quiero experimentar esto contigo, con el único hombre que ha logrado acelerar mi corazón a tope con solo mirarme —.

JiMin le sonrió y se acercó a los labios de YoonGi, iniciando un besos suave y dulce, el pelinegro acomodó al rubio sobre la manta, quedando el en medio de sus piernas, con su brazo izquierdo se sostenía, para no aplastar la pequeña anatomía de su pareja y con la derecha seguía sosteniendo el rostro del chico.

— Soy el hombre más afortunado al tenerte a mi lado y estoy muy honrado de que decidas experimentar esto conmigo —. YoonGi acarició el sedoso y rubio cabello de chico bajo él, quien tenía sus mejillas rosadas y pequeñas lágrimas en sus ojos.

— Esperaba a la persona que me amara y respetara, es así como me siento junto a ti y solamente deseo ser tuyo —. Confesó JiMin mientras el pelinegro asintió y se acercó nuevamente a besar sus abultados y rojos labios.

Bajo la luz de la luna y en compañía de las brillante estrellas, YoonGi comenzó a despojar de su ropa al pequeño rubio, entre besos y caricias contempló la hermosa y delicada figura de JiMin, el cual dejaba escapar de sus labios suaves y armoniosos gemidos que decoraban el ambiente.

Las manos del menor pasearon por la espalda desnuda de su pareja, quien estaba repartiendo besos por su cuello, mientras una de sus manos recorría con suavidad la tersa piel de los muslos de su amado rubio — ¿Estás seguro de esto? —. Cuestionó nuevamente YoonGi, separándose un poco del chico, apreciando en todo su esplendor al hombre frente a él.

— Totalmente seguro, ahora hazlo, muero de pena —. El chico respondió en un murmuro, mientras que YoonGi toma el vino y vertió un poco sobre su entrada.

— Debes relajarte y confiar en mí —. JiMin, que lo miraba curioso asintió.

El mayor aplicó un poco más de vino en sus dedos y llevo el dedo índice a la rosa y estrecha entrada, presionándola un poco, se inclinó a besar a JiMin, mientras ingresó el primer dedo en el menor, quien frunció su ceño ante la extraña intromisión en su trasero, pero sin quejarse, continuó el beso, dejando a YoonGi que lo prepare con sus dedos, hasta él poder insertarse sin lastimarlo.

YoonGi retiró sus dedos de la ya dilatada entrada del menor, JiMin tenía su respiración agitada debido a los apasionados besos que había tenido con el Dios del fuego, curioso relamió sus labios viendo el miembro palpitante de su pareja rozar con su entrada.

— Mírame —. YoonGi tomo con su mano el rostro del menor para que lo mirara a los ojos. — Debes ser paciente, después de un rato el dolor desaparecerá y lo disfrutaras, si no lo soportas debes decirme y me detendré —. JiMin asintió y sin ser consciente retuvo su respiración expectante del qué pasaría.

YoonGi denomina beso en la frente del menor y sonrió, comenzando la intromisión en el estrechó interior de su amado JiMin, milímetro a milímetro el miembro del Dios del fuego se fue encajando perfectamente en su pareja, quien tenía una mueca de dolor plasmada en su rostro y su respiración pesada ante la extraña y probablemente dolorosa sensación.

— Todo estará bien —. Aseguró el pelinegro acercándose a dejar besos por el cuello del menor, JiMin sentía una punzada en el trasero, es incómodo a su parecer, pero es como si su conciencia se fuera apagando con el pasar de los segundos, sentía su cuerpo caliente y deseoso ante que el mayor iniciara a moverse, a lo que, de un sutil movimiento de caderas, hizo entender al contrario que podía comenzar a moverse.

Los ojos llorosos de JiMin preocuparon a YoonGi, por lo que con sus pulgares comenzó a limpiar los restos de estas, pero aún sin detener las lentas estocadas que le estaba brindando al rubio, quien poco a poco se fue relajando, dejando escapar gemidos de placer. — Oh... más por favor —. Pidió entre jadeos el menor, al comenzar a sentir una oleada de placer estremecedora apoderarse de su cuerpo.

YoonGi a petición del rubio comenzó un ritmo un poco más rápido, probándose el aliento del menor, se sostuvo con su mano izquierda con cuidado de no aplastar al menos y acercó su mano derecha al palpitante miembro de su pareja, comenzando a bombearlo al ritmo de las estocadas, sabía que a este paso y con lo estrecho que era JiMin llegaría a su orgasmo en cuestión de minutos.

Las pequeñas y regordetas manos del rubio, tomaron del cuello al pelinegro, para acercarlo a sus labios, comenzando un beso intenso, donde sus lenguas luchan por el control del beso, jadeos y gemidos eran ahogados entre el húmedo beso.

El vientre de JiMin empezó a cosquillear, una sensación nueva para el chico, quien gimió gustoso el nombre de su pareja con un líquido blanco y caliente salió disparado de su miembro contando con el abdomen del mayor y salpicando el suyo.

JiMin inclinó su cabeza hacia atrás respirando pesadamente, el reciente orgasmo del menor había apresado gustosamente más el miembro del menor, quien aprovechó para moverse más fuerte, tomándolo de las caderas, hasta que logró correrse dentro, su respiración pesada, su frente húmeda por el sudor y algunos de los mechones de su cabello oscuro estaban pegados en su frente, dándole un toque candente a los ojos del menor, quien aún jadea de placer sobre la manta.

YoonGi se tumbó suavemente en la manta atrayendo al chico a su pecho sonriendo. — ¿Estás bien? —. preguntó dulcemente, acariciando la espalda del rubio quien asintió.

— Estoy bien —. Respondió acercándose al cuello del mayor dejando un vasto beso —. Eso fue... Raro, pero me gustó, aunque estoy muy pegajoso y adolorido —. Confesó el chico.

El pelinegro sonrió y se acercó al rostro del menor, — tomemos una ducha en el arroyo y después te llevaré a tú habitación cargando, ¿Sí? —. El rubio asintió y se dejó cargar por el hombre, quien lo llevó al arroyo, ambos entraron en las cristalinas aguas, quitándose lo sudoroso y pegajoso.

Se secaron con la manta y se vistieron nuevamente. YoonGi tomó entre brazos a su chico y dejó varios besos por su rostro, después en sus labios, lo cargo y se dirigió a la habitación del rubio.

Al llegar, abrió la puerta, el timbre jamás había entrado en los aposentos del menor, así que aprovechó para curiosear con su mirada el lugar, lo llevó hasta la cama donde lo dejo tendido, dejo un beso en su frente y estaba dispuesto a irse, hasta que el chico lo jaló a la cama junto a él. — Quédate conmigo —. Suplicó dulcemente, abrazándose al pelinegro, quien no se negó ante la prisión de su amado y dulce JiMin.

Pero para mala suerte de la pareja, NamJoon había presenciado sin querer su acto en la pradera, ¿Ahora qué sucederá?

ORIGINS © ANÁNKE #1 YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora