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El viernes por la noche, JinHwan y su papá van al partido de fútbol. Es el primer juego al que han asistido, por lo que JinHwan nunca ha visto jugar a JunHoe. Cinco minutos después, comienza a patearse mentalmente a si mismo por desperdiciar tantas oportunidades de ver a JunHoe siendo atlético. Él tiene tanta confianza en sí mismo, y tiene un pie como un cañón. JinHwan prácticamente puede sentir sus ojos convirtiéndose en brillantes estrellas mientras observa el juego.

—Wow, él es bueno, — dice su papá, comiendo unas palomitas de maíz.

—Sí, — está de acuerdo JinHwan, y espera que su rostro no revele nada. Su enamoramiento por JunHoe está en todo su esplendor, y no quiere que nadie lo sepa. Fue muy desagradable y cometió el error de decirle a todos cuánto le gustaba Rosé, y ahora nunca va a superar la vergüenza.

El juego es una mordedura de uñas, El equipo de su escuela avanza a toda velocidad solo para terminar empatando, luego van ganando, luego perdiendo, hasta que JinHwan cree que pasara de morderse las uñas a morderse el brazo. Con solo unos segundos en el reloj, JunHoe hace una última jugada y JiWon lo atrapa y corre para un gol, y el estadio explota en un verdadero caos. Papá levanta los brazos al aire y aplaude, y JinHwan siente que su rostro está a punto de romperse de una sonrisa.

Los fanáticos se apresuran al campo en una ola de carmesí gritando, llevando a JinHwan y su padre junto con ellos. Es todo un caos completo hasta donde JinHwan puede entender, la gente silba, grita y se abraza. JiWon está siendo arrojado al aire por un grupo de jugadores, y la familia de JunHoe, sus padres, están luchando para abrirse paso entre la multitud, tratando de llegar al moreno. JinHwan sigue a los Koo.

Cuando finalmente encuentran a JunHoe. Su cabello es un lio enmarañado, y está radiante, sonriendo, irradiando una alegría tan intensa que JinHwan siente que sus ojos empiezan a picar, lo cual es la cosa más estúpida y vergonzosa que podría pasarle en este momento.

Hay mucha gente abrazando a JunHoe, gritando con entusiasmo en su rostro, dándole los cinco, por lo que la familia de JunHoe no logra llegar a el de inmediato. Cuando finalmente lo alcanzan hay un abrazo grupal muy intenso, y cuando lo rompen, el Señor Koo golpea a JunHoe en la espalda y la Señora Koo le besa en la mejilla. JinHwan se queda atrás, de repente no está seguro si debió venir. Se siente incómodo y un poco fuera de lugar. Él no tiene idea de dónde está su padre; lo perdió entre la multitud en alguna parte.

Está a punto de escabullirse cuando JunHoe lo ve. Lo llama por su nombre y comienza a abrirse paso para salir del grupo de personas que lo rodean, sonriendo. JinHwan avanza, estrujado entre la mascota del equipo y dos porristas, desesperado por llegar a JunHoe. Tan pronto como se encuentran, JunHoe agarra a JinHwan y lo abraza, levantándolo del suelo.

Por un momento JinHwan piensa que sería mejor no ser tratado por JunHoe como si fueran una pajera enamorada de alguna tonta película, pero luego se da cuenta de que no le importa y le devuelve el abrazo. Envuelve fuertemente los brazos alrededor del cuello de JunHoe y se aferra, presionando su cara cálida contra el rostro sudoroso de JunHoe. El moreno lo gira en círculos, riendo.

Finalmente, JunHoe se detiene y lo suelta, JinHwan se desliza por su cuerpo, levantando su camisa cuando se engancha en el borde de las almohadillas de la camiseta de JunHoe.

Cuando se encuentra de nuevo en el suelo, JunHoe no suelta su cintura, y las manos de JinHwan permanecen detrás del cuello de JunHoe, y se miran a los ojos por una fracción de segundo. JinHwan siente que no puede apartar la mirada de los ojos brillantes de JunHoe.

—Buen juego, JunHoe, — dice su padre, apareciendo de la nada para poner una mano sobre el hombro de JunHoe. JinHwan y JunHoe se sueltan apresuradamente, y su papá hace girar a JunHoe para poder abrazarlo. —Estoy muy orgulloso de ti, — dice. Es difícil de decir, porque JunHoe ya está rojo y sudoroso, pero JinHwan piensa que se sonroja.