lover ⁚⁚⁚━━ La vida en ocasiones pude llegar a ser arrolladora y hasta completamente horrible, la cuestión está en las personas que deciden superarla y vivir con ella, y las que no soportan el peso de esta.
Senju Akame logró encajar perfectamen...
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La pelinegra chasqueó la lengua de manera silenciosa, disimulando lo mejor que podía el disgusto que se generó en su vientre.
¿Por qué le tenían que pasar ese tipo de cosas a ella?
¿Por qué ella debería aceptar ese tipo de cosas?
— Hokage-sama, no creo que sea una buena idea.— apinó la pelinegra casi de inmediato, girando su mirada escarlata en otra dirección, incómoda con lo que estaba pasando.
La actitud evasiva de la niña cambió a una seria y a la defensiva al escuchar hablar a la persona que menos apreciaba en el lugar.
Sus ojos color sangre se clavaron en él casi con hastío.
Hiruzen casi reprimió un suspiro agotado, casi veía venir las palabras que Akame diría.
— Primero que nada, aún no tengo siquiera diez años, soy una niña. No soy la persona más apta para enseñar a alguien que necesita aprender de cero, menos a un niño mucho más pequeño que yo. Ya tengo suficientes responsabilidades como para asumir algo como esto.
Sus ojos frígidos adoptaron un toque de burla que hizo que a Mikoto se le crisparan los nervios, nunca había visto a una niña con una actitud tan ácida.
Akame miró a los tres Uchiha que tenía al frente de manera consecutiva, pero sus ojos helados se clavaron justo en los del líder del clan. Sus ojos rojos brillaban en ferocidad, indicándole a Fūgaku que cualquier cosa que saliera de su boca no iban a ser dichas a la ligera.
— Akame-san.— trató de intervenir el anciano, pero fue demasiado silencioso como para que la pequeña lo escuchara y cerrara la boca.
— Y por si fuera poco, ¿Por qué me confiaría de un Uchiha? Soy perfectamente consciente de la situación que persiste entre nuestros clanes. No soy ajena tampoco a que tanto ustedes como yo deberíamos de tener cuidado con cada uno de los miembros del clan.— sus ojos opacos cuestionaron como las silenciosas miradas de la guerra, indicando cautela y dureza con crueldad. Fūgaku mantuvo su mirada de igual manera. Sin dejarse intimidar.— ¿Qué le hace pensar que accederé sin tratar de oponerme primero?
— N-no tendría que...
— No confío en ustedes.— las palabras de Mikoto quedaron en el aire, a Akame le importó lo más mínimo ser cordial y educada para mantener la reputación en una situación como esa, estaba demasiado a la defensiva.— ¿Qué si nos atacan bajo la exigua excusa del entrenamiento? Sinceramente es algo muy bajo a lo que ni siquiera el más desesperado recurriría. No me sorprendería, los Uchiha ya han hecho eso en el pasado, ¿no es así?— sus palabras eran como cuchillas venenosas que les atacaba directamente en el orgullo.
