IV. Como una cita

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T o b y

Odio los lunes, siempre me recuerdan esa horrible sensación de cuando iba a la escuela, el miedo a las burlas y la incomodidad de estar con gente a la que claramente no le agradaba.

Realmente ha sido un alivio haber dejado de asistir, pero aún así, odio los lunes. Desde que dejé de ir, no salgo mucho de casa, y mis únicas interacciones sociales hasta ahora han sido con _______.

Era de mañana y estaba sentado en la mesa del comedor, con la mirada baja y jugando con el cereal con leche frente a mí, papá no estaba y eso me tranquilizaba, había ido a trabajar y no regresaría hasta la noche.

Mamá estaba sentada conmigo, comiendo unos huevos fritos y leyendo el periódico.

—Toby, cómete eso, ¿está bien?—asentí sin ganas.—Tienes que comer más, te enfermarás si no lo haces—me explicó, volví a asentir.

Llevé la cuchara a mi boca y mastiqué las hojuelas, ya estaban aguadas y la leche estaba muy dulce, miré con disgusto el plato pero seguí comiendo, mamá bajó el periódico y me miró con atención.

—¿Cómo te va en la tutorías?—preguntó con la dulce voz que la caracteriza, mantuve la mirada en el plato.

—Bien—respondí y di otra cucharada a mi cereal.

—¿Qué piensas de ______?—levanté la vista y arqueé una ceja.

—No es tan fastidiosa—dije restándole importancia, mamá soltó una risita y yo sonreí de lado, me gusta cuando mamá ríe.

No dijo nada más y el desayuno transcurrió con un silencio abrumador.

«»

Miraba el televisor, sentado en el sofá con el control en la mano, cambiando los canales para ver qué tan rápido podía hacerlo. Mamá había salido de compras así que estaba solo en casa. Llevé mi vista hasta la pared para ver el reloj colgado en ella.

3:51pm.

______ llega a las cuatro.

Bostecé y me estiré en el sofá, a mi cuello le dió un tic, provocando que girara con brusquedad, una vez se calmó me acosté en el sofá y miré al techo.

Pensé en ______ y en lo raro que actúa la mayoría de las veces, riéndose, acariciando su cabello y con sus mejillas rojas, parece que siempre está nerviosa.

—No entiendo porque actúa así—hablé en voz alta para llenar el silencio agobiante de la casa —¿Le incomodará estar conmigo? Porque, tal vez, ella a mí me agrade un poco—admitir esto en voy alta me hizo sentir raro, solté un suspiro y froté mis ojos —Supongo que la única forma de saberlo será preguntándole.

Me quedé un rato más acostado en el sofá, con los ojos cerrados y centrándome en el sonido del televisor para no pensar en nada más.

Tocaron la puerta.

Me levanté con lentitud y caminé sin ganas, abrí la puerta, dejando ver a la esperada visita.

—Buenas tardes señora Rog...—calló cuando me vio, y ahí estaba de nuevo su extraña actitud, sus mejillas se pusieron coloradas y su voz tembló un poco—Toby, hola—levantó la mano y la movió a los lados.—imité su acción y me hice a un lado para que pasara—No esperaba verte.

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