OO9.

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Julieta.

—Yo sé que falle, que no fui lo que esperabas, baby, perdoname...

—No, Julieta. Con más onda ¿qué
pasa?— dijo el productor, suspiré y me bajé del escenario. —Tenemos solo dos semanas más para el Luna.

—¡Estoy cansada! Muy cansada.

—¿Y eso le vas a decir a tu gente?

—No... Pero un día de descanso no me va a hacer daño.

Tomás se acercó junto con Nicole.
—Dejenla un toque a la pobre.— dijo el peliverde con una sonrisa.

—Vamos a mi casa, pasado mañana volvemos y le damos fuerte.— propuso Pecas.

Me encogí de hombros. —Esta bien.

Después de juntar todas nuestras cosas, Tomás manejó hasta la casa de mi amiga mientras hablaban de las cosas que tenían planeadas hacer para su aniversario número cuatro.

—¿Y vos Ju? ¿Que onda con Neo?— me preguntó Nicole mientras se sentaba sobre las piernas de su novio.

—Nada... Esta con la China.— contesté tranquila. —Y esta bien, que se yo, no me dolió ni nada, porque tampoco estaba tan enganchada que digamos. Me gusta alguien más.

—No nos contaste nada ¿Quien es?— se metió Tomi.

¿Era boludo o que?

—Nadie, no lo conocen creo.

—Bueno, después me contas todo.— respondió Pecas con una sonrisa.
—¿Pedimos algo y vemos una película?

—Dale.

Cuando la comida llego, que había pedido sushi vegano, empezamos a comer viendo 365 dni, una película de la que todos hablaban pero a mi me desconsentraba las manoseadas que se daban la pareja. Al terminar de comer nos sentamos en el sillón tapados con una sábana los tres, Tomás en el medio y Nicole y yo a sus costados.

Sentí el toque de Tomi sobre pierna y me tensé. —No.— murmuré

—Sh.

Su mano fue subiendo hasta mi intimidad y empecé a respirar agitada y tragué saliva. No podía ser tan cínico.
Empezó a tocarme despacio, mientras yo intentaba reprimir gemidos.

Miré al costado, Nicole estaba dormida.

Tomás sonrió y me besó, puse mi mano en su nuca y lo atraje más a mí, mientras que él seguía sus movimientos circulares en mi feminidad. Él no me permitía gemir porque me estaba besando, hasta que sus besos desencidieron a mi cuello y apreté mis ojos. Nos estabamos arriesgando demasiado.

Subió mi pollera, corrió mi tanga e intrudució dos dedos en mi, empezó a hacer movimientos rápidos y gemí. —Shh, silencio.

—Tomi...

Yo movía mis caderas para sentir más fricción hasta que después de varias arremetidas llegué al orgasmo y nos besamos. —Vamos a la pieza, se me paró.

Nos levantamos del sillón con cuidado, aunque Pecas estaba totalmente dormida. Caminamos hasta el cuarto de mi amiga sin dejar de besarnos, nos tiramos en la cama y Tomás se sacó el pantalón, me sacó la tanga casi arracándola y me apoyó contra la pared, buscó en un cajón un forro y se lo puso.

Empezó a embestirme rápidamente, mientras que yo besaba su cuello.
—Mami...— gimió. —Extrañé tenerte así.

Aceleró sus movimientos frenéticamente, haciendo que los dos nos sintiéramos extasiados de placer al punto que mis piernas temlaban. Los primeros espasmos me invadieron y clavé mis uñas en su espalda, intentando no gemir fuerte mientras él soltaba gruñidos en mi oído. Mordió el lóbulo de mi oreja y llegamos los dos al mismo tiempo.

Nos quedamos respirando agitados hasta que la puerta se abrió.
—¿Qué hacen?







¿cuántas veces? | croazzu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora