Julieta
- Hoy si podemos salir ¿No,
Jubilada? - preguntó Seba mientras comía arroz con verduras.- No sé... Capaz. - me hice la difícil.
Me miró mal. - No seas gila.
Lancé una risita. - Está bien, salgamos hoy.
Me dió un corto beso en los labios y levantó su plato para irse a cambiar, me lo merecía, merecía salir. Levanté mi plato también y me dirigí a mi habitación, ahí estaba Sebita eligiendo algo para ponerse. Yo abrí mi armario y saqué varios conjuntos y comencé a probármelos hasta encontrar el correcto.
- ¿Lista? - me preguntó, asentí.
- Lista. - afirmé.
Agarró su celular y entrelazó mi mano con la suya, salimos de mi depto y subimos a su auto. Cuando llegamos al boliche, afuera había tremenda fila, pero nos dejaron entrar de una sin tener que esperar. Caminamos hasta el v.i.p, donde nuestros amigos estaban ahí.
Junto con Tomás y Nicole, no parecían muy contentos de estar ahí.
De seguro habían discutido.
Me senté en las piernas de Neo mientras él fumaba un porro, cuando miré al peliverde parecía bastante tenso, pero sólo me dediqué a sonreír y tararear la canción que sonaba.
- Che, voy al baño. - me avisó mi acompañante, asentí y fui hasta los chicos.
- ¡¿Qué onda, Cazzuela?! Desaparecida de mierda. - exclamó Mauro.
- Nada acá, todo tranqui. - dije con una sonrisa.
- Toma. - me pasó de lo que sea que estaba tomando, que deducí que era Fernet.
Me quede ahí, moviendo mis caderas y esperando a Seba, quien no venia y ya me estaba asustando aquella situación. - ¿No lo vieron a
Neo? - pregunté.Sol hizo una seña con la cabeza, desvíe mi mirada hacia ahí. Estaba Neo besando a China muy eufóricamente, solo bajé la mirada. Claramente yo nunca podría competir con ella, aunque se peleen y todo, ella siempre va a ser la mamá de su hijo y el amor de su vida.
- ¿Podemos hablar? - escuché que me dijeron al oído, era Tomás.
Me di vuelta y lo miré.
- ¿Qué pasa?- Vamos.
Asentí, tomó mi mano y salimos del boliche. Nos fuimos rápidamente a su camioneta evadiendo las personas que nos perseguían para sacarse fotos.
- ¿Qué querés? - pregunté estando una vez sentada a su lado.
- Estar con vos, te extraño...
Suspiré tirando mi cabeza hacia atrás.
- Ya no estoy para estos juegos.- ¿Qué juegos? Esto es real.
- Tomás, ¿Esto te parece real? ¿Venir conmigo cuando necesitas tener placer es real?
Suspiró y puso mi mano en su cara.
- Yo quiero estar con vos, con nadie más que con vos.Saqué mi mano. - No parece, porque aun así seguís con ella.
- ¡No la puedo dejar! - exclamó.
Tragué saliva. - Me estoy sanando, estoy... Cerrando todas aquellas heridas que me dejaste.
- Yo solo intentaba que la pasemos bien... Por favor, Julieta... - bajé la mirada y tragué saliva. - Vayamos a mi casa.
Suspiré. - Está bien.
Sonrió, abrí la ventana y arrancó. Sentí como el aire golpeaba con mi rostro y cerré los ojos, disfrutando del momento. Estacionó frente a su casa, puso su mano sobre mi pierna y la acarició. Yo solo me limité a sonreír, abrí la puerta y bajé del auto.
Entramos a su casa en silencio, fue hacia sus botellas de alcohol y en dos copas sirvió vino blanco. Tomé un solo trago, sintiendo como el sabor amargo del vino invadía mi boca.
- ¿Vemos algo? - preguntó sentándose a mi lado y poniendo Netflix.
- ¿En serio querés ver algo?
Esbozó una sonrisa, me subí sobre sus piernas y besé sus labios. Él dejó la copa en la mesita del costado, sus manos viajaron a mi cadera y la apretó levemente. Aunque no lo admita, lo necesitaba mucho.
- Vamos a la pieza. - murmuró.
Se paró y caminamos mientras nos dábamos besos hasta su habitación, nos tiramos en su cama y me dejó abajo de él. Agarró mi remera y la sacó rápidamente, besó mis pechos con desesperación y tiré mi cabeza hacia atrás gimiendo. Sacó por completo mi pantalón junto a mi bombacha, siguió besando mis labios con salvajismo.
Sin dejar de besarme alcanzó un preservativo del cajón, bajó sus pantalones y se lo colocó. Llevó su boca a mis pechos y succionó, creando una marca roja que no saldría.
- Como extrañaba tenerte así, reina.
Me volteó dejándome en cuatro, entró en mi de una estocada y comenzó a moverse enérgicamente. Mi cuerpo estaba cegado de placer, sentí sus manos agarrar mi pelo y tirar mi cabeza levemente hacia atrás. Gemí fuerte mientras sentía como se agachaba levemente para también tocar mis tetas.
- Sos hermosa, Julieta. - murmuró en mi oído, no respondí y solo solté varias incoherencias.
Siguió moviéndose hasta que los primeros espasmos aparecieron y minutos después llegué, él tardó un poco más pero cuando lo hizo, se desplomó a mi lado. Se deshizo del forro y lo tiró a la basura.
- ¿Me extrañaste? - me preguntó, casi vacilando; Porque él sabia que sí.
- Sí. - susurré acariciando su rostro.
- Nunca más me dejes.
Sonreí. - Está bien.
- ¿Andabas con Neo?
Tragué saliva. - No... Solo estábamos por estar, creo que los dos nos sentíamos vacíos y fue algo que nos nació en el momento. Pero es más que seguro que vuelva con la China así que, ya está.
Asintió. - Te amo, Ju. No lo olvides.
Besé sus labios y me acosté sobre su pecho. - Yo también te amo.
De nuevo, volviendo a ser lo que prometí dejar. Pero es que no podía decirle que no quería estar más con él, porque lo necesitaba y lo amaba más de lo que me amaba a mí.
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¿cuántas veces? | croazzu.
Romancecómo salir de este infierno que quema por dentro atrás donde todo dolió y no me deja olvidar lo que prende fuego mi cielo con vos