Inspiraciones

Invierno

En un pueblo pobre en la Europa Medieval vivía un niño llamado Jean en una casa bastante pequeña con muchos habitantes en ella, las paredes estaban negras por la leña que quemaban para abrigarse del frío invierno, ese invierno en especial había sido tan frío que la nieve tapaba las puertas de las pobres casitas que parecían caerse con cada tormenta, nadie sabía si el pueblo completo sobreviviría, habían ya muchos muertos y entre ellos su padre. Su madre estaba preocupada porque las reservas de comida estaban por acabarse y habían muchas bocas por alimentar. Jean no quería comer, tampoco hablar, cada día estaba más flaco y así transcurrieron sus días hasta que una noche Jean se despertó de la nada y desde un pequeño agujero que había en la pared casi llegando al techo vió el cielo oscuro, la noche era tan bella que salió sin que nadie se diera cuenta. Caminó algunos minutos observando la belleza de las estrellas y de la luna en cuarto menguante, caminó y caminó por ese bosque lleno de pinos cubiertos por nieve, el frío le resecaba aun más su maltratada piel y la emoción de ser espectador de esa maravillosa escena hizo que de él brotaran algunas lágrimas que limpiaban su carita llena de ceniza. Sin darse cuenta, sus pocas energías ya no le permitieron continuar caminando y cayó rendido en la nieve observando la vía láctea, escuchando el cantar de los pinos mientras el viento los acariciaba. Jean comenzó a tener mucho sueño y antes de cerrar sus ojos observó a lo lejos a una mujer tan blanca que su piel se confundía con la nieve al caminar, ella se recostó a su lado pero él no tenía miedo, miró a sus ojos casi tan profundos como el océano. La mujer tomó la mano de Jean y este volvió a mirar al cielo, diciéndole: - ¿Sabes?, te estuve esperando todo este tiempo, ¿dónde estabas?, que bueno que ya estás aquí-". La hermosa mujer besó la mejilla de Jean, él dió un inmenso suspiro y cerró sus ojitos para dormir como nunca lo había hecho antes.