Carta sin enviar

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—Entonces, ¿le has mandado cartas durante ocho semanas? —preguntó el más alto, jugando con una pequeña pelota.

—Sí.

—¿Y lo único de tu identidad que has puesto han sido tus iniciales? —tiró la pelotita hacia arriba, atrapando la misma cuando esta regresaba por la gravedad.

—Sí.

—¿Y has escrito todo lo que te gusta de él?

—¡Sí! ¡¿Puedes parar con las preguntas?! —se sentó, mirándole y agarrando un almohadón para golpearle en la cara.

—¡Ay! ¡No seas violento! —chilló el más alto, sentándose inmediatamente—. Ahora, dime cuando se verán de una buena vez.

—Chanyeol... —habló bajo, sintiendo su corazón acelerarse—. Me da miedo... ¿y si me rechaza?

—Ya me dijiste que te vio un poco, de seguro sabes que eres un chico —se acercó a su amigo, revolviéndole el cabello—, y si sigue sonriendo tanto con tus cartas, significa algo bueno, te lo aseguro.

—Tengo pensado hacerlo luego de la décima carta... —murmuró, con un sonrojo invadiendo sus mejillas—. Espero no me deje plantado...

—No lo hará, te lo aseguro. ¿Puedo ver cómo será esa carta?

—No, no, no, no —rápidamente se levantó, cerrando con llave uno de los cajones—. Aún no me ha salido una decente, todas dan cringe y me hacen ver como un tonto.

—¿Y quién te dijo que no lo eres? —soltó una carcajada.

Así fue como inició una guerra de almohadas en la habitación del enamorado.


Me Gustas, Hyung |XIUCHEN/CHENMIN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora