Capítulo 4. Do I Wanna Know
Habían pasado ya unas cuantas semanas desde que empecé a vivir con Jungkook, Supongo que idealicé las cosas, porque no era nada como me imaginé en un principio. Jungkook nunca me había parecido alguien sumiso, pero tampoco esperaba que fuera tan exigente.
En la mañana se iba a trabajar a la farmacia mientras que yo había conseguido un trabajo de medio tiempo como repartidor en una pizzería cercana. En la tarde comía lo que me encontraba en el refrigerador y luego me tiraba en el sofá y dormía hasta que Jungkook llegaba y me despertaba, obligándome a limpiar. Los primeros días me había supervisado de cerca todo el tiempo, reprendiéndome cuando no lo hacía bien —lo cual era bastante seguido, según sus estándares— y haciéndome quedar exhausto. Después de unos días de aprender por las malas con sus miradas intimidantes e insultos, al fin me dejó hacerlo solo y únicamente revisó mi trabajo hasta que terminé.
Conforme fue pasando el tiempo, me fui acostumbrando a sus exigencias y haciéndolo mejor. Si milagrosamente me sobraba tiempo en la tarde, dormía un poco hasta que fuera lo suficientemente noche como para irme a algún club a divertirme y vender. Mi vida se había vuelto muy agridulce: a pesar de que se sentía bien que poco a poco me fueran reconociendo como el socio de Jungkook y mi trabajo nocturno se volvía más fácil, Jungkook y yo pasábamos muy poco tiempo juntos a pesar de vivir en la misma casa, contrario a lo que me había imaginado. Nuestros horarios no coincidían mucho y sentía que lo estaba perdiendo, lo cual era irónico porque ni siquiera lo había tenido en primer lugar.
Este estilo de vida era arrasador: cuando no estaba eufórico estaba extenuado; y siempre que llegaba de mis aventuras nocturnas Jungkook ya estaba en el departamento, con la puerta de su habitación cerrada y alguna de sus conquistas de una noche haciéndole el amor. Escuchar sus gemidos me volvía loco; y en las noches en el que el alcohol o las drogas me hacían más atrevido, tocaba la puerta de su cuarto e intentaba abrir a la fuerza, haciendo una escena de celos. Mas sólo funcionó las primeras veces: Jungkook salía, enfurecido y medio desnudo; me gritaba y yo le respondía, forcejeábamos, peleábamos, e inclusive llegamos a besarnos unas cuantas veces de forma agresiva; pero de alguna manera u otra yo siempre terminaba en el suelo, molido a palos por su fuerza. Jungkook se marchaba, orgulloso, cerraba la puerta y seguía con lo suyo. Creo que incluso gemía más fuerte para restregármelo en la cara. Pero poco a poco fue simplemente ignorándome y cerrando la puerta con seguro para que no pudiera entrar, dejándome intoxicado y anhelante de sentirlo.
"No puedo creerlo. Excelente trabajo," me felicitó Jungkook una tarde cuando le entregué el dinero que había obtenido la noche anterior, y antes de empezar con mi rutina de limpieza.
"Gracias, Jungkook," respondí automáticamente cuando me dio mi parte. Normalmente un simple halago como ese me emocionaría demasiado, pero ese día no estaba de humor y mi resaca era demasiado fuerte aún.
Jungkook frunció el ceño y se tiró a mi lado en el sofá. No pude evitar dar un respingo, la noche anterior había gritado hasta quedarme sin voz y ni así Jungkook había abierto la puerta de su cuarto, pero en la mañana habíamos tenido una buena discusión al respecto.
"Taehyung, ¿por qué haces esto?" inquirió.
"Así acepté las condiciones del trabajo," me encogí de hombros, refiriéndome a mi miserable paga. Jungkook negó con la cabeza.
"No, no me refiero a eso..." dijo. "No sé si seas pendejo o sólo te haces, pero sólo te estoy usando, Taehyung. Me gusta jugar contigo," admitió, mirándome a los ojos. Sentí una punzada de dolor en el pecho, pero al menos era sincero.
"Lo sé," suspiré con tristeza. "Pero no me importa."
Y era verdad, no me importaba. Jungkook estaba jugando conmigo, pero mientras yo pudiera tenerlo cerca era suficiente para mí.
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Inocencia Perdida (Adaptación Taekook)
RomanceFiestas, sexo y drogas se vuelven parte del mundo de Taehyung cuando escapa de su casa y empieza una nueva vida en otra ciudad. Conocer gente nueva y divertida y olvidarte de tus problemas por un rato es adictivo... Casi tanto como los labios de ese...