Todas las personas a mi alrededor me observan cuando paso por su lado, algunos están sonriendo, otros están llorando, imagino que de emoción... O tal vez no, tal vez ellos también se hayan dado cuenta de que esto no está bien, de que no estoy haciendo lo correcto, quizás esas lágrimas sean señales que me está enviando el universo para que recapacite y me de la vuelta.
Hoy debería ser el día más feliz de mi vida, debería ser un sueño hecho realidad y, en cambio, tengo la sensación de que tanto mi cabeza como mi corazón no están conformes con ello. Es curioso que la primera vez que se ponen de acuerdo en algo me tenga que ver en esta tesitura.
Ahora no sé qué pensar, no sé qué sentir; es demasiado tarde, todos miran... Mi cabeza en un principio siempre me dijo que sí, que siguiera adelante, que no todo en esta vida se basaba en el amor. A veces tener una estabilidad emocional es mejor que tener un nido de mariposas en tu estómago revoloteando y formando huracanes. Tener una persona atenta, cariñosa, que besa el suelo por donde pisas es mejor que las sorpresas, la aventura, la pasión y, por supuesto, el dolor...
En cambio, mi corazón nunca quiso ver lo que está a punto de ocurrir. Él sabía desde un principio que me arrepentiría, que por mucho que quisiera intentarlo... es imposible.
No estoy enamorada de Alan y no puedo jugar con sus sentimientos, porque él sí me quiere de esa forma, de la única con la que se debería querer a la persona con la que te vas a casar, como yo lo debería querer a él, sin límites, sin censuras, con un amor intenso y devoto.
Me he dejado llevar y me he aprovechado de todo lo que Alan me ha ofrecido, lo he hecho para no tener que hacer frente a la verdad, a todas estas emociones que en este momento me asfixian y no me dejan dar un paso más.
Ahora lo sé... todo mi ser me lo grita, me lo está implorando. Tengo que detener esta locura.
Alan no es ÉL, no es la persona por la que suspiro, con la que sueño por las noches, la que me llena de felicidad y me tortura por no poder alejarlo de mis pensamientos.
Dolor... el amor verdadero implica dolor. El mismo que estoy a punto de causarle a alguien que no se lo merece, pero tampoco se merece vivir engañado. Él merece que lo quieran con todo el alma y la mía ya está marcada de por vida por otra persona, que a su vez no me merece...
Mi padre camina junto a mí, agarrando mi brazo, erguido y orgulloso de su hija mayor, su Olivia; la que siempre ha hecho las cosas bien, la niña buena que nunca se metía en líos, excepto cuando se dejó llevar por alguien que solo quiso jugar con ella.
Erick nunca me quiso de verdad o por lo menos no como yo a él; siempre me lo dejó claro, lo nuestro sería algo pasajero, nos divertiríamos juntos y nada más, sin promesas, sin amor... Pero no salió bien, yo me enamoré y en cuanto él lo notó, desapareció. Me dejó hundida durante un tiempo, hasta que mi mejor amigo Alan, que siempre ha estado junto a mí, me confesó sus sentimientos hace apenas dos meses; entonces volví a sentirme yo de nuevo, era genial tener a una persona que no tenía miedo al compromiso, que me conocía casi mejor que yo misma y que haría cualquier cosa con tal de verme feliz.
Siempre he sido sincera y le he dicho que mi corazón ya no funciona, no como antes, Erick lo arrancó y se lo llevó con él. Alan siempre ha sido paciente, él cree que puede curarme, pero no puede... Aún así seguimos con esta insensatez. Desde donde me encuentro, ya a mitad de camino puedo distinguir sus ojos, llenos de esperanza, de amor... y las ganas de vomitar que tengo desde esta mañana aumentan.
Unos cincuenta pares de ojos siguen nuestros pasos atentamente. Si ellos supieran todo lo que está pasando por mi cabeza, lo que estoy a punto de hacer... Nunca debí llevar esto tan lejos. Alan me odiará, mi padre me odiará, todos lo harán y la única culpable soy yo. Quise creer que lo malo se borraría, que volvería a sentir, pero nada de eso pasó. Quiero a Alan, pero no lo amo, eso nunca lo volveré hacer.
Por fin estoy frente a él, mi padre me besa y se pone a mi izquierda, el chico castaño de ojos verdes que tengo delante me sonríe con cariño, al mismo tiempo que coge mi mano y la acaricia. Me quiere, mejor dicho nos quiere, a mí y al bebé que tengo en mi vientre, a pesar de no ser suyo. No dudo ni un momento en pedirme que me casara con él, que fuésemos una familia, pero él merece mucho más, merece amor...
Entonces el juez dice las palabras:
—Olivia ¿quieres a Alan como tu futuro esposo?
—Yo... yo Alan, no pue.... — Aún estoy pronunciando esas palabras las que lo cambiarán todo, cuando se escucha un fuerte grito, alguien me está llamando.
—¡Olivia, no lo hagas! — El mundo entero se detiene. No me lo puedo creer, esto no es posible, mi imaginación debe de estar jugándome una mala pasada ¿qué hace él aquí? la persona a la que más he amado y odiado está justo al final del pasillo por donde yo acabo de pasar.
La cara de Erick es de angustia, me imagino que ha corrido para llegar hasta aquí, porque está hiperventilando.
—Por favor, Olivia, no — Vuelvo a escuchar sus palabras, ahora son apenas un susurro en la lejanía.
—Olivia, cariño, mírame — Alan me devuelve a la realidad — Tesoro, no le hagas caso, sabes que es basura, no es de fiar, ahora estamos juntos.
—Alan... yo... no... yo no puedo — Las lágrimas inundan mis ojos.
Salgo corriendo dejando atrás a Alan y pasando de largo también a Erick. Tras de mí se escucha como ambos gritan mi nombre, pero sigo corriendo.
Erick, no sé si te perdonaré algún día y, Alan, esto es lo mejor para ti, estoy convencida de que encontrarás a alguien que te quiera, alguien que haga que todo se detenga a tu alrededor.
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A todos aquellos que os animéis a leer mi intento de segundo relato corto.
¡¡Gracias!!
Espero que comentéis para saber vuestra opinión y poder mejorar.
🦋¡Nos leemos!!❤
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El hilo de mis pensamientos
Ngẫu nhiênRelatos cortos, donde nada se sabe y todo se intuye. Historias con alma, escritas para emocionar, sentir y disfrutar.