Reencuentro en diciembre

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El corazón me dio mil vueltas cuando vi su rostro una vez más.

Ahí estaba él.

Su delgada figura, su cabello oscuro, sus ojos achinados por una sonrisa genuina y pasos firmes para nuestro encuentro.

Ahí estaba yo.

Mis ojos brillando con ilusión, una sonrisa tambaleándose en mi rostro haciendo juego con mis manos nerviosas que sostenían una caja de regalo.

No era una fecha especial en absoluto, pero el momento fue atesorado en mi corazón. Su abrazo se sintió cálido, mi nariz aspiró hasta la última gota de su perfume, recordando los momentos que pasamos juntos.

El mejor día de diciembre, uno que sin duda recordaré... uno que añoraré y guardaré por siempre, por si nunca lo vuelvo a ver.

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