Sonreíste al escuchar su típica frase... ¡cómo si él fuera tan alto!, bueno... ¡demasiado!, para ser alguien de tu edad. Pero te alegraste de oírlo, al menos ibas a tener alguien con quien conversar.
—¡Qué coincidencia verte por aquí! —comentaste con algo de sarcasmo—y... ¿tus amigos? —tratando de buscar conversación.
—Pregunto lo mismo—se sentó al lado tuyo—¿y todos tus compañeros? —preguntó sacándose sus audífonos.
—Lo que pasa...—hiciste una pausa para ser sutil al momento de contar lo sucedido, no querías que pensara que eras tardona—es que... ya no había espacio en los buses, donde están mis compañeros, y por eso yo me subí a este—le sonreíste.
—Eso te pasa por llegar tarde...
Acaso... ¿era tan obvio? ¿cómo lo supo?, pensaste.
—¿Te preguntas...cómo lo sé? — acercándose despacio hacia ti —fácil, verás...—se acercó a tu oído— te vi, por esta ventana—dijo casi susurrando, señalando la ventana de tu costado.
Se volvió a su sitio.
Pero... ¡¿qué fue eso?!, estuvieron..., ¡nunca habías estado tan cerca de un chico!
Lo miraste confundida.
—¿Qué pasa? —se colocó sus audífonos—mmm....no te sonrojaste....¿por qué será?—pensó en voz alta—no me considero un chico poco atractivo ¿sabes?— sonrió.
—¿Qué? —no sabías que decir.
Lo miraste mejor, efectivamente tenía su atractivo, pero... ¿por qué te sonrojarías por eso?, bueno... estuviste a punto de hacerlo.
—Deja de mirarme como bicho raro ¿sí? —rió— era broma, mejor olvídalo...
—De acuerdo—reíste junto a él.
El bus arrancó, y los rayos del sol entraron por las ventanas, y a través de ellas, podías ver la hermosa ciudad de Cancún.
Llegaron al Museo de Arte Popular.
Te apresuraste al bajar del bus, para encontrarte reunirte con el grupo, mientras esperaban que los dejaran entrar al museo.
—Nos volvemos a ver—dijo Kiram con una leve sonrisa, tomándote una foto y haciendo que tus ojos se empañen por el flash de la cámara.
—Sí, pero... ¿para qué la foto? —cubriéndote los ojos.
—Mira—se rió —no salió mal, te tomaré otra mañana, en la playa.
—¡Bórrala! —alcanzando a ver la foto—salió mal, salió súper mal—reíste, mientras tratabas de quitarle la cámara.
—Está bien—mientras te esquivaba—la voy a guardar de recuerdo, ¡junto a las fotos de tu galán! —hizo énfasis en la última parte, ya que ''tu galán'', estaba pasando justo por ahí.
—¡¿Qué?!... ¡¿le tomaste fotos?!—mientras la sujetabas de los brazos.
—Sí, ¡tú galán!, salió súper guapo—dijo gritando, mientras trataba de librarse.
—¡Deja de gritar!
—¡Tú también!
Estaban forcejeando, cuando Kiram tropezó y tú, por inercia, también te caíste junto a ella. Todo hubiera estado bien, si por ese lugar. no hubiera estado pasando...él.
Al darte cuenta, ya estabas en... ¡encima de Sebastián!, ¿¡cómo llego ahí!?, ¿¡qué paso!?
¡No sabias qué hacer!, te quedaste completamente paralizada, viendo su cara de confusión.
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Él rompió el silencio.
—¿Estas bien?
—Si—te apartaste, para que se pueda levantar.
—¿Segura? — te ayudó a pararte— eso...—señaló tu rodilla—no estás bien.
—Esto...—observaste tu rodilla, manchada de un poco de sangre—no es nada, ni siquiera me duele—reíste tocándote la cabeza.
—Amiga...—te miro Kiram, algo preocupada.
—Qué bueno que te encuentres bien—dijo sonriéndote Sebastian—bueno...nos vemos después—se despidió, y continuó su camino.
—Estas demasiado roja—dijo Kiram, empezándose a reír—¡qué suerte la tuya!
Asentiste con la cabeza, cubriéndote la cara con las manos, no dejabas de sonreír.
Aparte de ese museo, visitaron muchos más, fue un día agotador.
