—Te paso las fotos de Sebastian—sonrió Kiram de manera pícara.
—Si, por favor...—miraste a ambos lados—pero, no hables tan fuerte, alguien te puede escuchar—susurraste.
—No creo, amiga—arrugó su nariz—bueno, ...nos vemos en el hotel—se despidió, entrando a su bus.
También entraste al tuyo, estabas ansiosa de conocer el nuevo hotel donde pasarían la noche, además de ver sus hermosas playas que prometió el tour.
Te sentaste en tu respectivo asiento, prendiste tu celular, entraste a YouTube y... ¡viste una publicación de Kuro!, decía que su computadora se había malogrado y por eso iba a demorar en subir contenido nuevo a su canal.
Lo bueno, es que podías ver sus antiguos vídeos, nunca te cansabas de hacerlo, su voz era muy bonita, y para un viaje de una hora, era la distracción perfecta.
—¡Pequeña niña!—se sentó a tu lado—no te veo desde la mañana...—no escuchaste, cuando llegó—¿qué tanto ves? —preguntó, espiando tu celular, tapando la pantalla con sus largas manos.
—Perdón—le sonreíste al notar su presencia—estaba escuchando...—te quitó uno de tus audífonos, para ponérselo.
—Esto es...—se quedó paralizado por un momento.
—¿Lo conoces? —dijiste emocionada.
—¿Qué? —algo despistado—sí, sí, lo conozco—te sonrió tiernamente—a mí también me gusta escuchar ASMR, y a este chico...—dijo la última parte, casi susurrando.
—¡¿Enserio?!—te alegraba encontrar a otra persona con gustos parecidos—¡eso es genial!
—¿Verdad? —rió, haciendo a un lado su largo cabello, ya que cubría sus ojos—y... ¿por qué te gusta escucharlo?
—Porque te hace imaginar que vives una situación específica y....
—Hablo del chico ... ¿por qué te gusta escuchar a Kuro? —interrumpió, con una sonrisa.
—Bueno...interpreta muy bien a muchos personajes, casi a todos, además, su voz es tierna y muy varonil—tenías más cosas que decir, pero no te salían las palabras—es una voz que, con palabras, no puedo explicar—reíste con picardía.
Él rió también—no pensé que ese chico fuera tan famoso, ¿sabes? —volviendo a colocar suavemente el audífono que te había quitado en uno de tus oídos.
—Tiene miles y miles de subs en todo el mundo, debió haber alguna en este tour—te recordaste de Kiram—además, no soy la única—comentaste con emoción.
Miraste por la ventana del costado, estaba lloviznando, había mucho tráfico. El bus volteó por otra calle no muy transitada.
—¿A dónde vamos? —susurraste para ti misma.
—Al sur—peinándose con las manos—tal vez es un atajo para saltarnos el tráfico, y así llegar más rápido al hotel—comentó el chico alto, siempre con esa coqueta sonrisa que lo caracterizaba.
Siguieron conversando, mientras pasaban los segundos, minutos, horas... ¡horas! ¡¿Qué?!
Se supone que el viaje, a lo mucho, duraría ¡una hora!, pero ya habían pasado ¡dos horas!
Miraste por la ventana, ningún carro transitaba por la carretera, afuera todo estaba muy oscuro, esto se te hacía muy raro, a penas alcanzabas a ver...
De pronto, el bus frenó bruscamente, casi te golpeas la cabeza contra el asiento del frente.
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—¿Qué paso? —susurraron las personas adentro del bus, algo preocupadas—¡¿se fue la luz?!¡¿la gasolina?!—casi todos empezaron a bajar del bus, para conversar con los guías y conductores.
Justo tenía que acabarse la gasolina en un momento como este...pensaste preocupada.
Hace una hora que querías ir al baño, y estabas esperando llegar cuanto antes al hotel, no sabías si aguantarías mucho, ahora...
—¡Cielos! ...se acabó la gasolina, además se fue la luz...—se paró y tomo sus cosas del compartimiento superior del bus—¿qué más podría salir mal? —enfatizo la última parte, mirándote con una pequeña sonrisa pícara.
¿Acaso, el chico alto, sabía que estabas en problemas?...
