Capitulo dos

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Había llegado la hora, claro que Miguel estaba nervioso, tuvo que utilizar varios mapas y preguntar a personas,pero lo logró, estaba sentado en una banca cerca de un pequeño estanque; miraba a las aves, luego a su guitarra, después a las personas que pasaban y otra vez a las aves. Pasaron 20 minutos, una hora, dos horas... Y nada, Miguel se cansó de esperar, tomo su guitarra, dió un suspiro y decidió irse.
-¡Espera!- una voz lo detuvo - Perdón por la tardanza... Miguel, ¿No? - el moreno asintió, un fuerte olor a cigarro llegó a su nariz haciendo que retrocediera, nunca estuvo acostumbrado a ese olor. La voz siguió- Me llamó Hiro Hamada, un gusto- el joven de tez blanca le sonrió y extendió su mano como saludo.
- Miguel Rivera, el gusto es mío - decía mientras contestaba el saludo- ¿Nos sentamos?- preguntó un poco apenado pero sin perder su alegría característica.

Pasaron unos minutos hablando de precios y horarios.
Miguel hablaba de una manera alegre y Hiro solo le prestaba atención a los horarios, después de todo, las fiestas no se harían solas...

Hiro Hamada era conocido porque luego de cumplir los 17 años comenzó a ser muy fiestero, algo alcohólico, mujeriego, y también porque era capaz de terminarse una cajetilla de cigarrillos él solo en menos de una hora. Todos los días a cada minuto se la pasaba organizando fiestas y ese momento no era la excepción.

-¿Te parece bien? - la voz de Miguel lo sacó de sus pensamientos de lo que haría horas después.

-¿Qué?... Ah, ¡Si!, Me parece perfecto - Hiro no sabía a qué le había respondido,pero ya había dicho que si; vió como Miguel se paraba agarrando su guitarra.

- Entonces, nos vemos a las ocho - dijo despidiéndose agitando su mano y con una sonrisa en su rostro.

Ese día, en ese momento, Miguel no sabía en qué se había metido...

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Faltaban solo una semana para que las clases comenzaran, por lo que el moreno se encontraba estudiando y reforzando sus conocimientos, ya eran las 4 a.m., él estaba cansado y con litros de café en su sistema, pero no pensaba en perder la beca que tanto le costó conseguir.

Santa Cecilia era un pueblo pequeño y era casi imposible que alguien más pudiera apreciar su talento aparte de su familia y vecinos, pensó en irse a la capital o algún lugar más grande y al final lo logró; ahora estaba en una de las mejores universidades de música del mundo, al fin tenía más que una ventana abierta y más de lo que pensó en un principio, le encantaba y JAMÁS lo perdería por nada del mundo, mucho menos por querer dormir sus ocho horas diarias.

Ese primer día Hiro no llegó en toda la noche, pero a Miguel no le importó, él estaba concentrado en sus estudios y si a ese tal "Hiro" se le pintaba la gana de no venir, vendrían más clientes y nadie lo detendría; esos eran los pensamientos de Miguel Rivera, si seguía pensando así, casi podría escuchar el "¡eso mamona!" de su prima Rosa.

Mientras tanto, Hiro se encontraba apunto de caerse de borracho, no sabía a qué hora empezó a quedarse dormido.

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El día siguiente era un sábado, eso significaba, fiesta segura para Hiro Hamada, el cuál ahora no podía levantarse por la resaca de anoche, prendió su celular y una notificación lo recibió.

- Mierda - dijo después de recordar que le prometió a Cass aprender guitarra.

Con algo de dificultad se metió a bañar con agua helada, en algún lugar había oído que eso ayudaba a quitarla. Decidió ir a visitar a Miguel, disculparse con él, tomar o pagar la clase e irse; no más, no menos.

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¡Hola!, Me presento soy Mr. Happy face, muchas gracias por leer este libro, no es el primero que escribo, pero es el primero que tiene vistas y eso me alegra mucho.

Para que nadie se entere •H I G U E L•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora