SUS TEMAS:Quiero decir que la naturaleza no me proporciona emociones, ¿entiendes? Como las flores y los pájaros y las abejas y la magia de las cosas que crecen. No es que esté muy preocupado por la crueldad de la naturaleza. No me preocupa gran cosa. Sólo que cuando la gente me dice: «¡Oh, qué hermosa es la naturaleza!», yo contesto: «Sí, si a ti te lo parece». Quiero decir que no voy por ahí pensando que la naturaleza es cruel. No escribo poemas sobre eso. Me parece que le estás dando demasiada importancia. Yo no pienso en la naturaleza. Yo pienso en... Bueno, la tarde del próximo martes voy a las carreras.
No tengo pensamientos grandiosos. No tengo pensamientos amplios de naturaleza filosófica. Soy muy sencillo, y cuando escribo poemas tratan de cosas sencillas. Y creo que éste es el motivo de que tanta gente que casi nunca lee poemas, cuando lee mis cosas entiende de qué tratan.
Me parece que la vida está totalmente desprovista de interés, y esto sucedía especialmente cuando trabajaba ocho o doce horas al día. Y la mayor parte de los hombres trabajan ocho horas por día un mínimo de cinco días a la semana. Y tampoco ellos aman la vida. No hay ninguna razón para amar la vida para alguien que trabaja ocho horas al día, porque es un derrotado. Duermes ocho horas, trabajas ocho, vas de un lado a otro con todas las tonterías que tienes que hacer. Una vez discutimos esto con un amigo y vimos que uno que trabaja ocho horas al día con todas las restantes cosas que tiene que hacer, recoger el permiso de conducir, comprar neumáticos nuevos para el coche, pelearse con la novia, comprar comida: a alguien que trabaje ocho horas al día le quedan sólo dos horas o una hora y media libres para sí mismo. Puede vivir de veras sólo hora y media al día. ¿Cómo es posible amar la vida si sólo se vive una hora y media por día y se pierden todas las demás horas? Y esto es lo que yo he hecho durante toda la vida. Y no la he amado. Creo que si hay alguien que la ame es un enorme idiota. No hay manera de poder amar este tipo de vida.
Soy muy cauto en eso de amar la vida, porque si comienzo a amarla, puede burlarse de mí. Así que voy con mucho cuidado. Sigo observándolo todo.
Casi todos están entrampados en este mundo de trabajo, así que están jodidos. Y los hombres llegan a amar su trabajo, quiero decir que les gusta hacer estos trabajos monótonos, porque no tienen nada más, en realidad están orgullosos de hacer esas cosas. Bueno, que hagan lo que les parezca, a mí nunca me han gustado estos trabajos. He pasado por cincuenta, cien, ciento cincuenta trabajos. Ni uno de ellos me ha gustado. Capté que me violentaban.
Creo que lo que me hace sentir peor es encontrarme entre una multitud de gente, una multitud con mucha gente, y escuchar su conversación. Me hace sentir absolutamente desgraciado. No sólo desgraciado sino que casi me vuelvo loco. Porque allí está toda la humanidad, y yo bloqueado en el centro y eso es todo lo que saben decir. No me gusta la multitud cuando no dice nada. Me gusta estar al margen de las multitudes, de los lugares llenos de gente. Más de una vez bajaba todas las persianas, no contestaba el timbre, a quien llamaba o a lo que fuere durante una semana seguida. Me limitaba a estar tendido a solas en la cama. No ver a nadie, no hacer nada. Es muy gratificante para mí.
Soy indiferente a la destrucción de la raza humana, me da exactamente igual. Si barrieran de la Tierra a toda la humanidad, no se perdería nada. No me importa nada salvar la humanidad. Y tampoco me preocupa salvar la ballena o el gran leopardo blanco o la pantera negra o lo que sea. No me concierne. Lo que me interesa es ir a pie hasta la esquina y comprar el diario y leer la noticia de una violación que ha ocurrido en la calle o un atraco a un banco y quizás ir a comer a alguna parte y beber una cerveza y dar un paseo y mirar un perro o rascarme los sobacos. No me interesan los grandes problemas.
Me convertí en escritor no tanto porque creyera que podía ser escritor sino porque todos los escritores que conocía y que eran famosos me parecía que no valían absolutamente nada. Así que comencé a escribir a máquina intentando decir las cosas de la manera que me parecía debían decirse. Lo que sucedía, dicho de una manera sencilla. Pero yo pensaba en el hombre vulgar que va a trabajar todos los días. Que Hemingway se quede con sus guerras y su valor. Yo tengo otras cosas que me suceden a mí y a todos los que están a mi alrededor. Millones de hombres y de mujeres que enloquecen y son asesinados centímetro a centímetro cada día. Aquél era el mundo real. Aquello era la muerte.

ESTÁS LEYENDO
CHARLES BUKOWSKI
ContoCharles Bukowski era un borracho, un donjuán, un jugador empedernido, un patán, un bueno para nada, y en sus peores días, un poeta. Probablemente él sea la última persona en esta Tierra a quien buscarías para solicitar consejos de vida que tampoco e...