Cap.4.

1.6K 92 5
                                    

Termino de aparcar mi coche en lo que es ahora mi nuevo garaje, giro las llaves haciendo que el motor del automóvil se apague por completo y al instante la música que sonaba de fondo se apaga con el. Salgo de mi coche y me dirijo al maletero para coger la única maleta que había traído. Tampoco es que necesite más, no es mucha ropa la que tengo.
Ando despacio hacia el ascensor, contemplando todo lo que me permite la tenue luz del garaje. Como queriendo memorizarlo para estar ya familiarizada la próxima vez que venga por aquí. Una vez ya frente al ascensor pulso el botón y miro qué hora es. Son las 01:04 de la madrugada. Todo esto es un poco precipitado.

Había dejado de mi antiguo piso para mudarme a uno mucho más en condiciones y con opción a compra. Por fin había conseguido avanzar un gran paso en mi vida profesional; en el hotel donde trabajaba, me habían ascendido para coordinar la cadena entera de hoteles. El nuevo cargo implicaba algún que otro viaje por la península al mes, pero también incluía un aumento considerable de suelo que no podía rechazar.

Alquilé el piso nada más enterarme de la noticia, incluso sin haberlo visto en persona, confiaba plenamente en las fotos de la inmobiliaria. Pero no me había atrevido hasta hoy viernes, a hacer la mudanza y dar el paso definitivo por varias razones. Este cambio suponía el cierre de una etapa de mi vida con la que estaba demasiado encariñada. Debía madurar y afrontar los hechos como eran, ya no tenía veinte años y necesitaba un futuro estable. Por muy aburrida que sonase esa palabra.

Las puertas del ascensor se abren frente a mi y empujo mi maleta hacía dentro del pequeño cúbicolo. Contemplo los botones de los respectivos pisos y dudo durante unos largos segundos. Termino accediendo por pulsar el último botón, mi nuevo apartamento era un ático ¿debería de estar en el último piso? ¿No? Siento como se cierran las puertas a mi costado y ruego mentalmente porque así sea y no me haya confundido de botón, estoy cansada y solo quiero dormir como dos días seguidos. Una vez se abren las puertas, salgo del ascensor intentando hacer el menor ruido posible; son las una de la madrugada y mis nuevos vecinos estarán durmiendo. Recorro el pasillo parándome en cada puerta para comprobar que no paso de largo la entrada a mi nuevo hogar. Y allí, al final de ese pasillo, se encuentra la que es ahora mi puerta con un letrero encima que pone: At. D. Me felicito por haberla encontrado sin apenas complicaciones y me decido a introducir la llave en la cerradura.

Abro la puerta torpemente, he girado la llave hacia el lado contrario creando, en realidad, una cerradura mas segura. Tras conseguir mi propósito entro al mi nuevo piso con frustración pero enseguida me inunda un aura extraño que me produce una sensación entre emoción y estremecimiento. El piso está completamente a oscuras y el olor a lugar inhabitado ha impregnado mi nariz de golpe provocándome un escalofrío. A pesar de estar todavía a finales de Septiembre y que las temperaturas de los termómetros sean impresionantemente altas, el piso está tan frío que parece muerto.

Pulso el interruptor que se encuentra a mi derecha, iluminando la sala principal que parece ser un pequeño salón. Toda la decoración es en tonos blancos e inspira una paz que asusta. Acostumbrada a la decoración extravagante y cutre de mi anterior casa esto casi que me parece un hospital. Dejo las llaves en lo que parece ser la mesa principal del salón y me suspiro:

-       Bienvenida Sam.

Me abro camino por el pasillo y abro una puerta que parece ser mi habitación, pero me equivocaba. Esta era la habitación extra o de invitados del ático, no reparo mucho en ella ya que no tengo intención de utilizarla demasiado y me giro para quedar en frente de la puerta de la que si es mi habitación. Entro y miro con tentación la cama de matrimonio que ocupa casi toda la habitación, parece que me esta llamando. Pero al final mi yo racional toma las riendas de mis actos y dejo la maleta en el suelo, para después levantar la persiana echada del balcón. Abro la ventana dejando que el aire caliente del exterior y la tenue luz de la luna entre por mi nueva habitación. Una vez he dejado mis cosas mas o menos colocadas me dirijo a la sala principal con la idea de hacer un poco más mio el piso y pasando por alto de que son las una y media de la mañana.

Canción Rota   //flamantha//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora