Muchas personas me preguntan. ¿Por qué atletismo, por qué no otro deporte? con frecuencia. Lo único que puedo pensar cuando me preguntan es...
—¡Próxima carrera femenina de 200 metros planos en cinco minutos! ¡Atletas preparadas! –pude escuchar a lo lejos y até mi cabello oscuro en una coleta alta mientras me preparaba para salir a la pista junto a las otras corredoras. Qué nervios, podía sentir cómo se erizaba mi piel, y mi corazón palpitaba tan rápido que podría salirse de mi pecho, por más que he corrido a lo largo de muchos años aún siento esa incomodidad en mi estómago que no me permite estar tranquila. Pero no me malinterpreten, correr es todo lo que soy y todo lo que tengo, sé que nací para esto, nací para correr tan rápido que sintiera el viento golpear mi rostro sin poder oír nada más, solo mi respiración.
Cuando salí a la pista, lo que podía escuchar eran muchas voces y aplausos. Había tanta gente como de costumbre y sabía perfectamente que a tan solo unos metros estaban mis compañeros y mis dos entrenadores, pero no podía mirarlos, no mientras sé que ellos están aún más nerviosos que yo. Rápidamente me coloqué en el quinto carril, junto a otras siete chicas más y mientras sonaba el disparo indicándonos que nos preparábamos en salir pensaba... correr... Esa es la respuesta a la que siempre me hacen, amo correr, porque solo así puedo sentir esa emoción, sentimiento, adrenalina que no logro sentir en ningún otro lugar, solo sé que en ese momento tu único objetivo es alcanzar la meta y tan solo esos pequeños segundos no te preocupa más nada a tu alrededor, ni siquiera los aplausos son tan increíbles como la sensación de correr y luego ir al abrazo de tu equipo, de ese equipo al que yo llamo mi familia.
No escuché nada por un momento, ni siquiera mi respiración, solo segundos de silencio, hasta que por fin escuché lo que no creí escuchar. Aplausos, silbidos, gritos.
—¡Como todos lo esperábamos amigos! ¡Primer lugar Alexa Evans! –de un momento a otro mientras yo intentaba recuperarme de la carrera todos mis amigos, mis entrenadores, mi papá estaban encima de mí casi asfixiándome, y es que era increíble. ¡Había ganado el primer lugar!
No podía creerlo, no podía creerlo. ¡Yo había ganado el primer lugar! Estaba tan feliz que incluso estaba corriendo otros 200 metros en la pista mientras seguía escuchando los aplausos, los gritos, los silbidos. Ésta era la mejor parte de correr, que por fin entendías que todo el esfuerzo había valido la pena, tan solo para ese pequeño momento guardado en tu corazón.
—¡El equipo de atletismo es el mejor! ¡Sí! ¿Quién? ¡El equipo de atletismo! ¿Quién corre más? ¿Quién? ¡El equipo de atletismo! –todos cantábamos en unísono en el autobús de vuelta a la universidad, era el himno del equipo de atletismo, éramos el mejor. Amaba esto con mis compañeros, cantar alegres de regreso a la universidad tras una victoria más.
—Oye Alexa, ¿qué no estás feliz? ¡Ganaste el primer lugar mujer! –me empujaba Nathaly mientras me hacía caras desde el asiento de atrás junto a Andre, y no era que no estaba feliz, en realidad estaba increíblemente feliz, no podía ser más feliz, solo estaba cansada, había sido un día largo para todos sin mencionar que en toda la mañana no hice otra cosa que limpiar el desastre que dejamos en la azotea mis amigas y yo la noche anterior, aún si yo competía hoy no nos perdonaron y nos obligaron a arreglar todo lo que hicimos, que siendo muy sincera no me arrepentí de nada, solo fue una pequeña celebración, nada qué lamentar, pero eso no fue lo que creyó la supervisora de dormitorios...
—Déjala Nathaly, ¿no ves que está cansada? –Andre estaba recostada contra la ventana con su capucha de atletismo puesta. Mis dos mejores amigas, una tan opuesta a la otra, pero increíbles sin lugar a duda.
Luego de un rato ya habíamos llegado a la universidad. Todos nos apresuramos en bajar, y como siempre mis compañeros seguían tan efusivos que salieron corriendo al departamento de atletismo, yo me les uní, no era que quedaba tan lejos. Al entrar al departamento, todos nos sentamos en silencio mientras que el profesor y la entrenadora se ponían delante de nosotros con una expresión de seriedad, y en cuestión de segundos, el profesor, la entrenadora y todos nosotros, dimos un gran grito de victoria.
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Él en mi cuerpo, y yo en el suyo. (ACTUALIZANDO) #PH20
Teen FictionAlexa Evans logró entrar en una de las mejores universidades deportivas del país, como una de las mejores atletas. Ella consideraba su vida increíble, sin líos amorosos, sin nada que pudiera distraerla de sus sueños, ganando medallas por doquier, ún...