Capítulo II: Gordita.

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Puedo admitir que quedé estupefacta al ver su rostro y reconocerlo, pero él estaba muy tranquilo, como si no recordara que la noche anterior nos encontramos en el mismo negocio y yo casi muero atragantada con un pedazo de pizza, me sentiría aliviada si no me reconoce.

—Estás disculpada pero se más puntual, ¿quieres? -con arrogancia se dio la vuelta y me dio la espalda... lo sabía, sabía que me decepcionaría de esa linda cara.

—Apenas serán las 6 de la mañana, y tengo por seguro que acabas de llegar al igual que yo, creo que estoy lo suficientemente puntual. -al momento que dije eso él volvió a darse la vuelta y me miró fijamente y dio unos pasos hacia mí.

—¡Ah! Espera, sabía que te me hacías conocida, la chica que tenía atorado un pedazo de pizza ¿no? Tú y tus amigas son un espectáculo. Tranquila ya entiendo porqué fuiste impuntual, comiendo toda esa comida seguro ni pudiste dormir. -él tenía una sonrisa burlona, ¿pero yo? no había estado más seria en toda mi vida. Lo había decidido, no me caía nada bien este chico. Antes de siquiera poder pronunciar una palabra agarré una escoba y me puse manos a la obra, no iba a permitir que toda mi mañana se fuera en algo tan tonto y sin sentido. Di media vuelta y comencé a limpiar por donde pude, puedo afirmar que las gimnastas son muy pulcras, no había tanto qué limpiar, y era algo que agradecía. —¡Oye! No me ignores, ¡vamos! no te enojes, solo fue un pequeño chiste, si vamos a estar aquí tanto tiempo deberíamos conocer nuestros nombres, ¿no crees?

—No, no lo creo. La verdad espero terminar aquí antes del almuerzo. -intenté no prestarle atención, sinceramente ese chico no es alguien del que yo quisiera ser amiga.

—Vamos, no seas tan seria, hace menos divertido el trabajo. Me llamo Nick Jackson, soy de natación. -él me extendió su mano mientras se presentaba, y yo me limité a asentir en forma de saludo así que él volvió a bajar su mano al ver que yo no tenía la más mínima idea de estrecharle. —Veo que no hablarás, pero ya me lo dirás es cuestión de tiempo.

Voltee los ojos lo más que pude para que él viera que no me hacía nada de gracia todo aquello, y así seguí limpiando lo más rápido posible, quería limpiar todo antes de que llegaran las gimnastas. Siempre se ha sabido en la historia de esta universidad que las gimnastas y las atletas no se llevan, por el simple hecho de que nos comparan demasiado, y hablo en serio, siempre hablan de lo hermosas y buen cuerpo que tienen las gimnastas, mientras que dicen que las atletas somos un hombre más por nuestro cuerpo y comportamiento. No es como que nos importe realmente, pero eso ha generado un desagrado ente los dos bandos.

Sorprendentemente limpiamos bastante rápido el departamento de gimnasia y aunque ninguno habló durante todo el tiempo que estuvimos ahí, no fue tan incómodo como pensé. Rápidamente nos fuimos al de pesas que quedaba justo pasando el de gimnasia.

Ah perfecto, el de pesas sí que estaba sucio. Pero lo bueno era que los pesistas se habían tomado el día libre, por lo que estaba completamente solo. En realidad, ni siquiera sabía por dónde comenzar, todo estaba desorganizado, las pesas eran increíblemente pesadas y las maquinas, aún más. Pero, me sorprendió realmente el nadador, mientras yo duraba minutos pensando en dónde limpiar, ya él estaba organizando todo.

Dos horas después logramos acomodar todo y puedo afirmar que quedó brillante, las pesas no podían haber quedado mejor. Antes de salir del departamento de pesas, se escuchó el rechinar de la puerta.

—Ey ¿están haciendo el labor de los pesistas? Quién los ha mandado a hacer esto, es una vergüenza que limpien el desorden de los pesistas, eso no es amable. –mi día comenzaba a mejorar como nunca antes. Drake Stones, 20 años de edad, cursa la rama de levantamiento de pesas, persona totalmente amable y considerada, quiere a todos los de pesas como a su familia y más allá, su esplendoroso y bien formado cuerpo, él era considerado el orgullo de la universidad, y aunque jamás hablé con él puedo admitir que cualquier chica se derrite por él, incluso yo y es que ¿quién no? Todas suspiran por él. No pude evitar poner una expresión rara al verlo, ya sentía como una gota de saliva corría bajo mi labio.

Él en mi cuerpo, y yo en el suyo. (ACTUALIZANDO) #PH20Donde viven las historias. Descúbrelo ahora