Capítul๑ 29.

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Después de aquel incidente ciertamente incómodo y vergonzoso para ambos, MinHo y HyunJin decidieron tan solo comer, y sorpresivamente siguieron alguna charla cotidiana como si nada sucediera.

—¿Tus padres? —preguntó el menor entre ambos observando la lámpara de aceite que se mantenía con un fuego vivaz algo lejos de la celda.

—Mi padre demente y mi madre muerta —respondió, sin dejar de caminar de un lado a otro incesante, la "medicina" de JeongIn parecía ser eficiente.

—Lo lamento por ella.

—Sí... apuesto que lo haces —habló irónico MinHo tocando los barrotes con toque suave—, amo las mentiras, pero esa no lo es del todo, ¿te programaron para decir eso?

—Se debe sentir el pésame a aquellos que perdieron a algún familiar —Hwang sin comprender todavía las acciones de su mayor, prefirió no preguntar y llevar sus manos por la madera oscura del lugar—, es por educación.

—¿Y de qué se supone que sirve eso?

—Nada, pero suena bien y a las personas les gusta —suspiró, tocando su cabeza, las heridas ya se iban cicatrizando.

—Bueno, ¿y tus padres? Sé que tienes un padre —la mirada confusa de HyunJin lo hizo reír.

—¿Desde cuándo lo sabes?

—Justo ahora —observó por fuera de la celda para ver las otras a sus costados o las que estaban atrás de las escaleras, alejadas de la luz.

—Bueno, tenía, y mi madre nos dejó en Corea, tal vez en un futuro las mujeres dejen de buscar a aquel hombre que las mantenga en la cima o con una vida estable —suspiró tirando su cabeza hacia atrás, sintiendo un pequeño dolor pero dejándolo a su vez de lado—, tal vez no estás tan equivocado como creía.

—Tan sólo tienes dieciocho HyunJin, no te carcomas la cabeza con este tipo de temas —mencionó alejándose de la reja para volver a la esquina contraria a la del pelinegro—. Espera a tener veinticuatro como yo, y vive mientras la vida siendo quien eres y no quien dicen todos que debas ser —sacó una pañoleta de su saco, el cual había tirado horas atrás—, sólo mírame a mí.

—Un hombre pirata encarcelado que debe mucho dinero y comete homicidio no crea que se un buen ejemplo —rió irónico, tomando la tela que se le había sido lanzada como una bola.

—Aunque quieras o no la piratería está en tí y no lo puedes negar —al percibir la ceja arqueada y confusa de HyunJin y recoger nuevamente la pequeña pelota de tela contestó después de tirar la misma—, visitaste Tortugas, navegaste con piratas, serviste a un capitán y ahora estás en un calabozo por motín. Además de tu obsesión por el tesoro.

—En primer lugar fué secuestro, segundo o era obedecerte o eras capaz de matarme, y lo dijiste —empezó a contar con su mano libre, regresando la pelota—, tercero no sabía que ayudarte fuera un motín y por último no me obsesiona el oro.

—No todos los tesoros son de plata y oro —habló atrapando la pelota en el aire y la desamarró, acabando con el juego.

—Bueno, ¿me cuenta una historia de las que tantas tiene? —trató de cambiar de tema, volviendo a su tarea de revisar sus propias heridas.

El otro pareció pensarlo, observando la madera que simulaba el techo, el cuarto quedó en un silencio en el que solo podían oírse las olas chocar.

—Bueno, te contaré una historia para que duermas como el excelente niño que eres —HyunJin rodó los ojos, pero decidió acomodarse para escuchar ésta.

El otro carraspeó un poco, acomodándose de la misma manera para dejar sus manos libres, relatando la historia con gestos de las mismas.

—Hubo una vez una mujer a la cuál le gustaba ver el mar. Amaba leer y bailar, cantar y odiaba ser refinada como todas, acto que a nadie le agradaba; ya sabes, la época y el hecho que las mujeres servían para cuidar hijos y blablabla.

¡Capitán Lee! - ♯݊hyunho/hyunknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora