Destino (Sinbad x tú)

Presente

Narrador omnisciente

La lluvia seguía cayendo sin cesar el corazón de la chica estaba completamente desolado y lleno de rabia, por un amor falso que en determinado momento creyó que fue en un tiempo verdadero.

"Si antes dudaba de abandonar su amor, ahora estaba más que segura"

Aunque le duela debía aceptarlo, se sentó en el piso y empezó a librar su dolor en silencio, necesitaba estar sola.

Pero el estruendo escuchando al momento de destruir el pilar fue escuchado por algunas personas, salió a ver Vittel para revisar el entorno vió unas pequeñas mariposas negras que lo guiaban hacía la peli-negra sentada en la lluvia.

Narra tú

Mi mente estaba borrosa no podía pensar claramente, me molestaba éste hecho, el corazón no se dejaba de oprimir dentro de mi pecho y mis lágrimas no dejaban de salir.

"Deseaba que todo sea solo un mal sueño"

"Pero no es así"

Solo sentí como alguien me abrazaba, poco a poco sentía su calidez, no sabía quién era pero me hacía sentirme mejor.

-Ya estás conmigo.

Esa voz era de Vittel, sonreí levemente y me gire para abrazarlo fuertemente, me tire a llorar.

-(preocupado) Dime, ¿Qué te ocurre?

-(triste) Solo quiero irme lejos de aquí.

Me separó de él para mirarme fijamente.

-¿Porque?

- Está no es mi aventura es de alguien más, ya ayude en lo que debía y es hora de irme.

Tomó mi barbilla.

-Dime la verdad es por la culpa de sinbad.

Aparte la mirada avergonzada, dándole la razón a aquel peli-rosado, suspiró y sonrió.

-(sonriendo) No quiero que te vayas, pero si así lo deseas no te detendré.

Sonríe levemente y tomé su rostro.

-¿Porque Vittel?¿Porque hasta hora me confiesas tu amor?

Me acerque, lo besé y al poco tiempo me separé.

-Pero sabes que no puedo estar a tu lado.

Tomé su mano.

-Lamento no corresponder tu amor, pero sé que encontrarás alguien mejor que yo.

Permaneció en silencio y asintió levemente.

-Ven vamos adentro.

Entramos a la empresa en un silencio absoluto, quería decir algunas cosas al respecto pero no había que remarcar más los crudos hechos.

En ese instante bajo Sinbad y se me quedó mirando algo preocupado, salió corriendo hacia mi y me abrazo.

-¿Te encuentras bien?

Tomó mis manos.

-Estas empapada y tu mano sangra, ven vamos a curarte.