Prólogo

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Prólogo.

A sus dieciséis años de edad, se sentía feliz, de la hermosa vida que Merlín le dio, de los maravillosos padres que tenía, de ser el mejor jugador de Quidditch de su casa y de lo afortunado que se sentía con sus mejores amigos.

Pero a pesar de toda su felicidad, riquezas, vida solucionada, amistades que siempre estarían para él y el amor de sus amados padres, apoyándolo en las buenas, en la malas y en las peores él sentía que le faltaba algo para hacerlo sentir feliz por completo.

O más bien, alguien.

Sintió la mano de su padre en su hombro, por lo que volteo a verlo y le sonrió recibiendo la misma acción que dio por parte del mayor.

- ¿Emocionado?

- Algo, supongo.

Se alzo de hombros restándole importancia, hace seis años era la misma rutina cada septiembre, solo que esta vez, iniciaba su sexto año. La emoción del primer año en ir a Hogwarts era rutinario, su verdadera emoción era cuando estaba con sus amigos, veía en navidad a sus padres, hacían bromas a diestra y siniestra.

- Te extrañemos mucho.

- Lo sé, mamá. Yo a ustedes.

Se permitió abrazar a su madre en forma de despedida, la vería en tan sólo unos meses pero eso no quitara el hecho de que amara a su madre y por ende la extrañará al tenerla lejos por tanto tiempo.

- Ya vienen los Potter y los Weasley. Justo a tiempo, me sorprende que cada año se tarden más en aparecerse, algún día perderán el tren.

Draco se separaro de su madre lentamente antes de recibir un beso en la frente por parte de esta.

Se acomodo el traje volteando con elegancia, James Potter saludo cortésmente a Lucius, para después entablar una larga conversación sobre una de sus empresas.

Pues su padre, era muy quisquilloso con estas y necesitaba al mejor auror, que era James Potter para tenerla en constante vigilancia, aun que Draco sabía que era para seguir alimentando más su amistad de hace tantos años atrás.

Algo acerca de una sorpresa para su madre y para Lily, fue lo que oyó antes de que sus susurros bajaran más evitandole oír, a veces se sorprendía de su amistad y familiaridad en la que llegaban a tratarse pues según entendia (y por lo que le habían contado) en sus años como estudiantes no se aguantaban él uno al otro y ahora los tenía de enfrente susurrando, asintiendo y riendo entre si.

- ¡Draco, cariño! Pero que grande estas y muy guapo.

Lily de inmediato abrazo al hijo de su mejor amiga, siendo recibido por este. Sintió como le apretaba las mejillas como de costumbre haciéndolo reír a duras penas.

- Hola, señora Potter.

- Tía Lily, te conozco desde que eras un bebé. Ya sabes como decirme.

- Lo sé, ¿como han estado, tía?

- ¡De maravilla! Tambien tú al parecer. Eres todo un galán, mi niño.

Draco sonrió, de inmediato Narcissa y Lily se adentraron en una conversación sobre vestidos, el cabello, etcétera.

Harry sonrió de lado al verlo, se acercó a saludar poniendo a Draco de nervios con la sola presencia del menor. Por que si. Draco estaba completa, tonta y locamente enamorado del pequeño Potter Evans. Pues a pesar de que Harry tan solo iba en cuarto año con sus catorce años recién cumplidos lograba tener el control sobre el rubio sin que este se diera cuenta.

La felicidad de Draco Malfoy [Drarry/Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora