WILL

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Y ahí estaba, respirando aire puro junto a la chica que más quería en el mundo. Nunca pude pensar que estaría aquí junto a ella a mis espalda, bueno, nunca pude pensar que a estas alturas estaría vivo todavía, para que nos vamos a engañar. Por eso tengo que disfrutar el tiempo al máximo con ella, sin perder ni un segundo a su lado.

Cuando por fin llegamos a su casa, expresé todo lo que sentía hacía ella, le dije:

- Stella, nunca , ni por un segundo paré de pensar en ti, saber que te tenía lejos y ni siquiera sabía si estabas bien me aterraba esa idea. Pero ahora que te tengo aunque sea al menos verte a dos metros, me hace sentir aliviado. Vale puede que me esté poniendo un poco melancólico, pero siento que nunca he sentido algo igual.- Me interrumpió con su sonrisa brillante y me dijo:

- Will para nada te estás poniendo melancólico y menos si estás expresando lo que sientes, bueno, lo que los dos sentimos hacia el otro. Yo también cuando no te tuve sentía que me faltaba algo muy grande en mí. Y cuando te vi de nuevo en esa cafetería sentí que mi mundo se paraba y solo estábamos tu y yo, ahí fue cuando me di cuenta de que nada nos podía separar, el destino iba a hacer que nos reencontrásemos.

Admito, esas palabras me dejaron anonadado, fue tan fuerte lo que sentía que mi corazón reaccionó antes que mi cabeza y la besé, la besé y me sentí mejor, hasta que volví a la realidad y mi cerebro recapacitó. Sabía que era un error muy grande haberla besado sabiendo que ni tocarla podía, pero me interrumpió diciéndome:

-Antes de que digas  algo sobre lo que acabamos de hacer, no me voy a arrepentir de nada de esto, nuestros corazones han reaccionado como debían y no podíamos resistirnos más. Will, si me pasa algo no será culpa tuya, yo he decidido estar contigo y créeme nunca me voy a repetir de lo sucedido esta noche, es lo mejor que me ha podido pasar.

Y de repente me volvió a besar, no me pude resistir, mis labios me llevaban a los suyos y no podía dejarme llevar por lo que mi cabeza pensaba.

Se despidió de mi y desde ese momento me sentí como en las nubes, pero me bajé lo más pronto posible al pensar que ese beso a parte de romántico podía ser lo más perjudicial para ella.

Me quedé toda la noche en vela pensando en su futuro y si podía habérselo estropeado. En ningún solo momento dejé de repetirme lo mucho que la había cagado dejándome llevar sin pensar antes, aunque ese beso no tenía precio alguno, bueno si tenía un precio y muy malo, pero ¿ Y si no se contagiaba? ¿ Pero y si sí? ¿ Le he podido haber afectado su vida entera por mi culpa?.. Esas y  muchas preguntas más se quedaron durante toda la noche en mi cabeza sin dejarme conciliar el sueño y pensando en toda la culpa que cargaba. Hasta hubo un momento en el que llegué a pensar que si hubiese sido buena idea que me hubiese conocido. 


A DOS METROS DE TI: Quererte sin condicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora