"Los crisantemos son flores hermosas pero no ahí radica su belleza, radica en lo fuertes que son ya que pueden soportar hasta el día más frio o el día más oscuro; tu eres un crisantemo porque a pesar de todo, siempre has sabido florecer sin importar las circunstancias. Florece día con día mi quería Ember! " —Anónimo.
La tensión se podía sentir en el aire, mi tía Crisela junto a sus dos hijas, una que es una completa arpía llamada Selene y otra dulce mujer que es la única que me ha brindado una mano en mi llegada al pueblo, Jackie.
Mis padres en el otro rincón tratando de evitar cualquier contacto visual conmigo, no era una situación cómoda para nadie pero todo estaba por llegar a su fin, nuestra espera no se prolongó mucho más, el abogo llego a la hora acordada, se colocó en la mesa que se encontraba ya dispuesta para él.
—No hare esto más doloroso para cada uno de ustedes, hare la lectura lo más rápido posible y quiero que sepan que Sebastián me pidió personalmente que cada punto establecido en estos papeles se respetara—dio un gran suspiro y hubo una pequeña pausa—Eso es lo que su padre y abuelo quería.
Todos estaban tomados de las manos, yo era la única en la sala que al parecer no contaba con nadie, la lectura dio comienzo.
"En pleno uso de mis facultades mentales, quiero que sepan que más allá de todo lo material que les puedo dejar, ame a cada una de ustedes con todo el alma, ame a mis dos hijas con todo mi ser y ame aún más a cada una de mis nietas"
Las lágrimas ya se habían hecho presentes en casi todos los presentes, sentía una gran presión en mi pecho pero por alguna extraña razón no podía llorar.
"Pero sé que puede ser un mejor padre, sé que pude haber escuchado más, pude comprender mucho más, pero lo que más tengo claro es que puede ser un mejor abuelo, puede haber dejado mis prejuicios a un lado porque hoy sé que aquello que antes me pareció una aberración hoy podría haber sido una experiencia maravillosa para todos y por eso pido perdón a las tres"
Sentía como todas las miradas se clavaban en mi ser, me sentía una vez juzgada por todos, me sentía fuera de lugar en todo esto, solo quería que todo esto acabara, tomar mis maletas y regresar a casa.
"Por eso para que mis últimos deseos se cumplan y pueda dejarles algo más que una simple casa o un poco de dinero quiero que como familia puedan ayudar una última vez"
"Para tener la lectura final de mi testamento tendrá que haberse cumplido los siguientes acuerdos
· Mis dos hijas Crisela y Eliana tendrán que estar presentes.
· Mis tres nietas Jackie, Selene y Ember tendrán que estar presentes.
· Ember tendrá que pasar 30 días enteros en el pueblo"
"Hasta que cada punto no haya sido cumplido correctamente no se podrá hacer lectura de mi testamento final, recuerden que a veces lo que no nos deja avanzar aun no aprendido a perdonar"
La presión de mi pecho había desaparecido, ahora lo que me invadía cada centímetro de mi ser era un gran pesar, ese que me acompaño durante mucho tiempo, ese pesar que me decía que nada mejoraría, que estaba destinada a ser hija de la tristeza para toda la vida.
Los gritos se intensificaban, la pelea con el abogado era asfixiante, todos peleando por cosas que no valen la pena, todas esas miradas, todos esos insultos hacia mi persona por algo que yo ni siquiera pedí.
—¡Desapareció por años! ¡Por años!—los gritos de Selene eran intensos, estaba peleando por más que un simple escrito, su odio era real—¿Y ahora tenemos que esperar 30 días más solo por esta maldita bruja?
—¡No estoy de acuerdo en lo absoluto! ¡Mis hijas han sido las nietas perfectas!—Crisela se unía a los gritos de su hija—¡Ember ni merece estar en el testamento de mi padre!
Jackie era la única que se notaba realmente dolida por la muerte de mi abuelo, las demás solo esperaban con ansias algo material, mi madre se acercó al abogado, no hacia un escándalo pero estaba segura que coincidía al cien por ciento con todas las acusaciones en mi contra.
Tome mi bolso para salir del lugar pero Selene me cerró abruptamente el camino.
—¿Piensas escapar de nuevo?—estaba justo delante de mí, jamás creí que su ambición llegara a este punto—Solo eso sabes hacer, solo sabes huir, siempre has sido lo peor que ha tenido esta familia hoy y siempre.
El impacto de mi palma con el rostro de Selene ceso los gritos en la habitación, jamás había llegado a golpear a alguien pero supongo que todo tiene un límite.
—¡¿Cuál familia Selene?! ¡¿Cuándo hemos sido una familia?!—Ella solo me miraba algo sorprendida, mientras sobaba su mejilla—Ha esta familia solo le importan dos cosas, lo que el pueblo piense de ellos y el dinero, tal parece que eso no ha cambiado en lo absoluto.
Ya no había ni un solo grito en toda la habitación, todas las miradas seguían fijas en mí solo que ahora nadie pronunciaba ni una sola palabra.
—No crean ni por un segundo que yo estoy feliz de siquiera pasar un segundo en el mismo lugar que todos ustedes, a mí no me interesa lo que un maldito pedazo de papel me diga que tengo que hacer de mi, porque...—mi voz se quebró, estaba diciendo lo que siempre he pensado pero jamás tuve la oportunidad de hablar—¡Porque yo me hice a mí misma todos estos años, completamente sola, sin un padre, sin una madre, sin una familia, así que ni por un momento crean que me conocen porque este lugar jamás fue, ni será mi hogar!
Salí de la casa de mi abuelo con lágrimas en los ojos pero con un corazón menos roto, Jackie salió detrás de mí, dijo que no quería estar en ese lugar donde importaba más algo material que la memoria del abuelo.
—¿Te quedaras en el pueblo?—caminaba a lado mío—¿Te quedaras por el abuelo?
—Nada de esto estaba en mis planes, no tengo nada porque quedarme—con un pañuelo secaba el resto de mis lágrimas—Ya no perezco aquí, no sé si alguna vez realmente lo hice.
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Unas flores para un corazón roto.
Teen FictionUn final abrupto, una trágica noche y un lugar lleno de prejuicios. Ember regresa a su pueblo natal después de casi cinco años de haber partido de el, sin la idea de volver algún día pero su regreso a traído con ello muchas sorpresas, todos los día...