37: A u t o a n á l i s i s

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"La primera enseña a la que el invierno nos invita es el autoanálisis, es tomarnos un momento mientras la naturaleza duerme, mientras los copos de nieve cubren todo, ahí es el momento para mirar dentro de ti, para ver qué es lo que tu corazón desea, también es el momento para ver en tu interior para darte cuenta cuanto has crecido. El autoanálisis es lo ideal para perdonar y perdonarte, el autoanálisis es algo que debe ser parte de tu día a día para darte cuenta de que jamás debes estar atado a tu pasado"—Ember.

Todos me miraban de una forma extraña, con cierta pena y con una ligera alegría, Jackie, Vanessa e incluso Selene parecían estar aliviadas de verme, ella se acercó, poso su palma sobre mi hombro.

—Está durmiendo—su voz fue débil, parecía cansada—Dentro de un rato debe despertar.

Sentía como la fuerza regresaba a mi cuerpo, que, aunque sea por hoy, todo estaría bien. Me pidió que la siguiera, camine lentamente mientras veía de reojo a Jackie y a Vanessa, salimos al patio para sentarnos en una pequeña banca que quedaba enfrente del bosque. Hubo un silencio prolongado, parece que aún no nos sentíamos cómodas una cerca de la otra, tome la iniciativa.

—¿Por qué me has hecho venir?—fue lo único que mi mente logro conjurar.

—Porque él te ama—sentía que su voz estaba al borde del quiebre—El te ama, te ama de la forma que nunca me pudo amar. Es un amor de verdad y se merecen despedirse.

Ahora era yo la que se encontraba en silencio, por primera vez en mucho tiempo sentí pena por Selene, no me sentía mas importante o me sentía mejor persona por el simple hecho de que el me amé. Aunque en este punto no creo que me haya amado lo suficiente.

—¿Tu lo amas?—lanzo la pregunta que me tomo por sorpresa, la nostalgia se hizo presente en el aire—¿O por que has decidido venir aquí de nuevo?

No sabía que responder, no tenía claro por qué estoy aquí. Me importaba claro que si, pero quizás no como algún tipo de interés romántico, no es que lo haya dejado de amar solo que dejamos de funcionar, dese hace mucho tiempo, prefiero quedarme con lo bueno que en su momento tuvimos, prefiero atesorar todo lo que compartimos que forzar algo que al final ambos terminemos odiando y llevarlo a un punto de inevitable ruptura.

Y de lo único que tenia completa certeza es que yo ya no soy la misma, ya no era la misma que se fue de aquí con el corazón roto.

Pero también se que uno nunca esta preparado para perder al amor de su vida, nadie esta preparado para eso.

—La amo, pero nosotros ya no podemos continuar—mi voz fue un débil susurro—Ya no funcionamos más.

Ella comenzó a llorar, podía sentir el dolor en el aire, sus lágrimas se deslizaban por su rostro, yo no entendía el porqué.

—Perdón—su voz se encontraba rota—Perdón por todo lo que les hice pasar, ahora es muy tarde para que estén juntos.

La mire atónita, supongo que esas palabras son las que siempre quise escuchar, pero ahora no sentía nada, me daba igual que me pidiera perdón o no. Era cierto eso que dicen por ahí que todas esas ocasiones en las que te rompieron el corazón, todas esas veces que te llevaron al punto de la ruptura, todas esas veces donde te hicieron sentirme menos que nada y jamás te pidieron perdón es lo que te forjo.

Estas hecho de experiencias, y lo mas importante es que sabes que puedes sobrevivir sola.

—Te perdono—no sabia que liberador y mágico podían ser esas palabras—Te perdono por todo Selene.

Sentía como unas ligeras lagrimas recorrían mi rostro, y fue cuando ella me abrazo que supe por qué decidí venir, no vino por nadie, no vine por Roy, solo vine por mí. Para perdonar y ser perdonada, para sanar y ayudar a sanar, para por fin dejar esto atrás.

Me gusta pensar que nadie, absolutamente nadie es la misma persona que ayer, todos crecemos para bien o para mal, todos los días uno crece, desafortunamdente algunos tienen que perderlo todo y tener el corazón roto para entender que han hecho o en que momento dejar ir, quizás eso es lo que sucedió con Selene no fue hasta que vio que Roy partiría, no fue hasta ese momento que entendía todo el daño que hizo.

Y lo más importante la había perdonado genuinamente, de corazón pronuncie aquellas palabras no por ella, si no por mí.

Después de unos segundos de estar colgada a mí, me dejo sola, mi vista se clavo en el bosque, tan frondoso, tan violento con el impactar del árbol. Me encontraba sola y las lágrimas eran mi única compañía ahora.

Son estos momentos donde me doy cuenta de lo que estoy hecha, un sinfín de recuerdos me invaden la mente y el corazón, todo por lo que he pasado se materializaba dentro de mi cabeza, suspiro para darme cuenta he crecido, cuanto he recorrido, cuantas personas que he conocido que marcaron mi vida, que me ayudaron a ser lo que soy.

Suspiro para darme cuenta de que ahora soy quien siempre quise ser, que todo lo algún día me atormento solo fue para hacerme crecer.

Jackie golpe el ventanal para llamar mi atención, para anunciar que el ya estaba despierto. Me espero en la puerta, ambas caminamos, subí las escaleras con miedo, casi en la entrada de su habitación oí su débil risa, mi corazón se partió al darme cuenta lo débil que era. Me para en la puerta, tenía miedo de entrar, de afrontar la realidad, de verlo sin fuerza, sin energía, Jackie me tomo de las manos para darme fuerza.

La luz era tenue, fue ahí cuando lo vi, su mirada se petrifico al verme, abrió y cerro los ojos con brusquedad, como si tratara de despertar, "Ella está aquí" susurro Selene, el la miro sin entender nada aún.

Su piel se miraba tan frágil, como si con el solo rose de algo esta se fuera a romper, tenía unas ojeras pronunciadas, varios moretones en sus brazos y antebrazos, era evidente su perdida de masa muscular, se podía percibir que esta débil, que le costaba mucho trabajo respirar, sonreír, vivir, era evidente que el cáncer ya se había apoderado de el.

Me acerque lentamente a él, su sonrisa era débil, pero ilumina a todos, incluso a mí, me incorpore en la cama a un lado de el, quedando justamente en frente de él.

—Estas aquí...estas junto a mi—su voz era débil, como si con el pasar de los minutos la vida estuviera alejándose de su cuerpo—Estas aquí.

—Aquí estoy...estoy aquí para ti—era casi imposible de contener mi llanto—No me voy ir a ningún lado.

Me tomo con la poca fuerza que le quedaba y me sonrió, nos quedamos ahí solo nosotros hasta el anochecer, con la promesa de que yo seguir ahí cuando el despierte de nuevo. 

Unas flores para un corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora