Drei.

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Michael era, ¿Cómo decirlo? Admirado, por su necedad y buena memoría, ahora era necio con si mismo con respecto a respetar las acciones de una chica suicida, bueno, eso es lo que él pensaba que la chica de los alfileres era, una suicida. Pero más a parte de la necedad y buena memoria, él también era criticado por sus suposiciones erróneas.

Dejó el bolígrafo que había sostenido entre sus dedos por las últimas dos horas a un lado de su cuaderno, nunca había escuchado, leído o hablado de chicos suicidas que usaran alfileres para provocarse diminutos puntos de sangre y luego pellizcarse la zona. Aparte de suicida, innovadora. Wow.

Se levantó de la silla frente a su escritorio, arregló su flequillo del tamaño de su cara y se tiró en la cama.

Ahora, como era un chismoso, quería saber sobre aquella chica de cabello castaño obscuro y haría de todo por saber más que sólo sus nuevas tácticas suicidas.

Algomanía (Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora