Capitulo 3: "Calidez"

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Sasuke

En cuanto llegamos a su casa, me rodea un cálido aroma familiar.
La casa de Naruto siempre huele cálido, a comida, girasoles y fuertes aromas alfa.

No me quejo.
La gran casa es acogedora, al contrario de la fría y solitaria mansión en que vivo.

-Oh, hola Sasuke-Kun-Me sonríe tía Kushina, que aparece de la nada.
Trae ropa de trabajo y se ve algo cansada.

-Hola padre**- Le saluda Naruto con un beso en la mejilla. Ambos nos quitamos los zapatos.

-Hola tía-Murmuro mientras copio su accionar.
Los padres de Naruto son de los pocos adultos con los que realmente me siento cómodo.
-Naruto, cielo. No me avisaste que vendría Sasuke- Regaña la alfa pelirroja, al rubio que ahora ya casi la supera en porte.

-Wha, lo siento-Hace un puchero, alejándose de las manos que buscaban tirarle de las orejas.

-Tsk. Niño tonto- Murmura haciendo una mueca divertida-¿Te quedarás a dormir, cariño?-Ahora se dirige a mi, con su típico tono dulce. En eso me recuerda a mamá. Tía Kushina es una alfa muy dominante y seria, pero con los que quiere suele ser más cariñosa.

Asiento con una sonrisa.

-Si, lo que sea. ¡Vamos teme!- El ojiazul me tironea de la camisa, arrastrándome hacia las escaleras en dirección a su cuarto.

-Cuidado Dobe.- Gruño cuando me tropiezo con uno de los escalones. El rubio se limita a ignorarme y me guía a su gran cuarto.

Como el dobe es algo otaku y raro, no es sorpresa que tenga el cuarto con unos estantes gigantes repletos de mangas, juegos y hasta figuras. También tiene un montón de pelotas y cosas de basquetbol. Es un friki. Parece la habitación de un chico de 14, no de uno que ya va a cumplir 17.

-¿Pedimos pizza?-Pregunta mientras deja caer su mochila al piso. Está todo desordenado, lleno de mantas, ropa de todo tipo, y hasta envolturas de comida por doquier.
Ruedo los ojos. No es nada raro, el rubio siempre ha sido desordenado.

-Lo que sea, no tengo tanta hambre- Respondo mientras dejo mi mochila sobre uno de los sofás y me dejo caer de lleno en medio de la gran cama del rubio.

Al instante un familiar y reconfortante aroma a ramen, canela y cenizas me rodea con facilidad. Por un segundo me dejo llevar, algo atontado. Huele tan...bien.

Algo dentro de mi quiere más.
Me entran unas enormes ganas de acurrucarme y frotarme en su cama, con su olor. Me acomodo sobre una almohada con pereza, a la vez que huelo disimuladamente una camiseta negra que estaba en la cama. Huele un poco a sudor y comida, pero sobretodo al aroma del ojiazul, lo que relaja enormemente mi cuerpo tenso. Ni siquiera me había dado cuenta de lo rígido que estaba antes de rodearme por el sutil aroma del rubio.

-Yo tengo hambre-Murmura Naruto mientras me mira fijo, noto como su mirada se oscurece levemente al notarme relajado en su cama. ¿Qué le pasa? No es como si fuera la primera vez que me quedo, esto es algo habitual.

-Pues pídela-Hablo perezoso, demasiado relajado entre sus cálidas mantas.

Estoy lo suficientemente consciente como para escucharle caminar fuera de la habitación. Ahora solo, me acurruco mejor.

Quizás deba cambiarme ropa ¿No? El pantalón de uniforme es demasiado ajustado.

...Ugh. Pero que flojera levantarme.

Cierro los ojos cuando estos derrepente se sienten demasiado pesados.

No sé si transcurren minutos, segundos o más cuando escucho pasos. Naruto volvió.

NUESTRO DESTINO || NaruSasu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora