El diablo siempre es quien pone las reglas con su presa.
La mañana ajetreada era de un mismo infierno, el calor presente era de lo peor en épocas de verano, añade los nervios consigo que traigo, y además de una perpetua jodida por mi padre a quien se le dió la gana de refunfuñar con todo mundo. Sin deberla ni temerla, hecho fuego toda la mañana, mandando al diablo a quien simplemente cruzará por su lado. Y es que no había recibido buenas noticias por uno de sus casos importantes. Poniendo de malas a todo aquel que se le acercara, bueno con una amable excepción. Yo sabía cómo manejarlo, pero ni de loca me acercaba.
—Tu padre es un volcán en erupción.— respingo cuando Héctor el de recursos humanos se hace presente.
—No ha sido buena mañana, tal parece que sus planes no salieron como él esperaba.— suspiro.
—¡No me quejo! Pero a veces suele desquitarse con medio mundo, echando estupideces que incomodan.— me pasó de largo su comentario tonto.
Mi padre ha forjado su carácter por circunstancias de la vida, de los casos atroces que le han quitado hasta el habla. Y he sido la única que lo ha visto días sin dormir. Y nadie tiene derecho de hablar o expresar su manera de ser sin comprender.
Pensando en lo vagabunda una voz conocida me interrumpe.
—¡Señorita!— escucho sin musitar.
Al voltear es aquel hombre que un día anterior había me otorgó una disculpa.
—Abogado Cavill, ¿En qué puedo ayudarle?— tomo mi puesto.
—Es hora de nuestra comida, no podemos esperar para ir a la cita que he reservado. — de verdad que mantiene un profesionalismo tan seco.
Asiento.
Tomo mis cosas para dirigirnos al elevador y pasar cinco minutos bajando hasta el estacionamiento donde nos espera un lujoso carro con asientos de piel, a quien debe de amar más que él mismo, pero sonrió por mi. Cómo si solo me acordase de un simple chiste. A él de reojo parece no agradarle. ¿Pero que va? Si es un cuarentón amargado, que trabaja para vivir.
Al salir del pequeño infierno, hace sonar la alarma de su auto. Un automóvil grisáceo, sino pienso mal diría que es último modelo. Me pasa de largo para hacerme una señal que suba. La situación no es tensa.
Es como una cita de trabajo, o entrevista quizás. Al subir, hace rugir el motor, volteo los ojos. Nadie dice ni una palabra, me interesaría saber si es casado y que si alguien puede aguantarle la jodida cara y el maldito comportamiento.—¿También será abogada como su padre?—
—Se decepcionará, si respondo que seré médico cirujano. —sorprendido hace una mueca poco agraciable.
—Supuse que sería abogada y de las mejores, defendiendo a las mujeres y derechos. — responde.
—¡Lo hago! Pero no por carrera, sino por ética y empatía. La abogacía nunca ha fue de mi agrado, ni yo le gustó ni ella me atrae. —
Aunque si lo pensamos bien, hubiese estado curioso ser abogada, y luchar por los derechos de mis compañeras, de todas las mujeres que sufren violencia, y esta ahí, sabiendo que tienen a alguien que las escuche.
—Supongo que trabajas para ayudar en casa, ¿Cierto? —
—¿Muchas preguntas personales, no? —
—Adelante, puede preguntarme lo que desee, se que dentro de su cabecita tiene curiosidad, y sino le contare de mí. Tengo casi treinta y dos años, nací en el mes de noviembre, así que digamos que soy algo complicado, soy divorciado, tengo una hija de cuatro años, tengo buena relación con su madre, mi estatus es en una relación, tengo un año con esta chica, muy linda, un poco más joven que yo, se dedica a la contabilidad. — nos detenemos en un semáforo marcando rojo.
No hace falta decir o que añada más, si tiene perros o gatos, a mi me importa un bledo su vida, si solo iremos a comer, por una maldita disculpa y mal entendido. Pero por un lado, lo miro.
Su traje va apretado, ¿En qué momento un jodido abogado puede ser sexy?
Trato de quitar la mirada de él, para evitar que me pille, indiscretamente.
—No muchos mantienen buenas relaciones cuando se divorcian, pero admiro que usted sea la excepción. — tratando de sonar lo más sincera que pueda.
—Mi ex mujer, Catalina, es alguien que entendió de un principio que no éramos enemigos, y más si de por medio estaba una nena. —
—¿Y su actual pareja, no es celosa?, yo en su lugar si lo estaría, porque fue su esposa, aunque tiene mucho que ver la seguridad de la persona, pero ha habido casos que los exesposos regresan. — digo preocupada.
Lo piensa antes de darme una respuesta, y se pierde en el limbo.
—Hemos llegado. — habla de repente.
Pasamos al bonito restaurante, sencillo y siendo una cosa romántica o al menos así se percibe, pero lleno de buena vibra.
—Mi pareja si es algo celosa, al principio tuvimos mucho problema con ese tema, le explique de mil formas, que eso había tenido su tiempo, y se terminó, y cambio su perspectiva. —
—Que gusto, abogado Cavill, no muchas chicas nos quedaríamos, al menos no yo. — sonreímos.
—Las personas de amoldan a sus naranjas completas, si tu corazón te palpita que es ahí, es ahí, y te quedas sin importar nada. —
—Pero el corazón suele equivocarse. —
—Parece que le han roto el corazón alguna vez señorita. —
—¡No, como cree! Solo me engaño con mi prima, que era como mi hermana. — trago en seco evitando que se quiebre mi voz.
—¿Cómo alguien a usted le haría eso? Es bonita e inteligente, esta trabajando por salir adelante, no dudo el día de mañana que sea una grandiosa médico. —
—Es fácil decirlo, pero es una infidelidad, ¿Acaso le seria infiel a su novia? —
—¡Si! —
Que es lo que terminando escuchando. Los hombres son unos cabrones, que van por la vida mintiendo, primero miel sobre ojuelas, pero son un putos cabrones, aunque termines devastada, pero no juegues con ellos porque eres tu la mala.
—Me guardo mis respectivos comentarios. — incómodamente respondo.
El restaurante tiene una deliciosa comida, muy al estilo de la ciudad, nos hemos enfocado a comer, solo eso. Su móvil no ha dejado de sonar, mensajes, llamadas y algo más.
—¿Qué hará en su vacaciones señorita? —
Ha terminado y yo ni la mitad llevo de lo que pedí.
—Con el dinero que gano, ni para joderme dar una vuelta a la esquina. —
—No sé si deba comentar esto, requiere de discreción, y sé que puedes guardarme el secreto, eres muy bonita, y eso puede beneficiarte mucho, ¿Sabes? — me acomodo y lo escucho.
—No logro entender. —
—Eres joven, preciosa, estudias y trabajas, teniendo en cuenta tus aspiraciones. Eres perfecta para ser una sugar baby. Yo podría guiarte en ese camino, estas conmigo y ganas dinero. —
¡Sabía que tenia otras intenciones! Desconozco el tema, en que consistiría mi trabajo y todo, pero debo estar segura y la cantidad de dinero que es lo que verdaderamente me interesa.
—¡Yo puedo ser tu sugar daddy! —
Que rápido vamos señor Cavill, jujuju no saben el fuego que espera en los próximos capítulos.
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SUGGAR DADDY
Novela Juvenil"Llegó el momento en que mis demonios pedían un infierno más grande"