Parte 12➟ Entonces, sí valía la pena

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—Oh, creo que ese es mi vuelo —Yoongi tomó el bolso de mano junto al pasaje y la Visa cuando escuchó la voz robótica por los parlantes. Taehyung lo miraba con un pequeño puchero y a la vez con un sentimiento parecido a la nostalgia.

—Hyung, no creo ser capaz de despedirme de usted.

—Dios, Taehyung deja de usar honoríficos. No lo hacías antes, ni en toda nuestra adolescencia. ¡Déjalo!

—Es que usted se convertirá en alguien grande, tengo que respetarlo a partir de ahora.

Este negó con una sonrisa. Sabía que no perderían nunca la comunicación, pero sin duda que extrañaría estos momentos. Seguramente se arrepentiría de lo siguiente, de todas formas lo jaló de la muñeca para abrazarlo de una manera realmente cercana. Taehyung se extrañó en gran manera, puesto que era la primera vez que veía esta clase de "afecto" del mayor hacia él, aunque no tardó en corresponder.

—Cuidate, Tae. Y cuida mi departamento —lo regañó de antemano con su dedo índice.

—¡Hey! A partir del próximo mes yo lo pagaré. Será mío. —negó efusivamente.

Yoongi volvió a abrazarle, sólo por si las dudas. El tipo en realidad era más alto que él pero tenía que demostrar que seguía siendo el mayor. —Si necesitas dinero, o cualquier cosa me avisas. ¿Sí? —palmeó su hombro con desdén. —Cuidate, Taehyung-ah.

Este no hizo más que reverenciarse ante el otro como gesto de su aprecio. —Estaré bien.

Asintiendo, decidió que ya era hora de irse. Pasó su bolso negro por su torso con la facilidad de la correa y los papeles en la mano para cuando sea la hora de abordar. Faltaban tan solo once minutos para que su vuelo se fuese, y no quería perderlo. En Kōbe un funcionario de Vogue le estaría esperando para poder ayudarle con su estadía y su camino a la empresa, todo estaba fríamente calculado. Todo excepto aquella nostalgia que sentía.

—¿Ya se iba? —oyó una voz a sus espaldas. Rápidamente se volteó y divisó la conocida cabellera castaña. —Espero que no haya creído que se iría sin que lo despidiese, señor Min.

—Jimin, d-digo... Señor Park. Creí que tenía una reunión y no podría venir.

—Bueno, sí. Sólo le agregué drama a la situación gracias a que el chico de allá —señaló a Taehyung que se encontraba algunos centímetros más alejado que ellos— me ayudó. Jamás podría dejar de despedirme.

—Señor Park...

—Lunatico, llevas puesto el brazalete y uno de los trajes. ¿Acaso querías demostrar lo mucho que te importo?

—Usted me importa —lo tomó de la cintura acercándolo. —No es necesario utilizar sus regalos para demostrarlo. Lo hago tan solo con respirar pesado cuando lo veo.

Él negó y lo atrajo también tomándolo del cuello del blazer. Sus labios se unieron lentamente sólo para dejar una pizca de ternura antes de subir el tono del beso. Encontraban algo de incertidumbre en ese beso que compartían. Sería el último desde que habían comenzado este juego.

No querían separarse.

Para Jimin y Yoongi el tiempo no estaba transcurriendo, sólo eran ellos en medio de ese lugar besándose para despedirse. Tendrían que saber aprovecharlo. Pero a pesar de que la percepción de ambos acerca de ello era válida la realidad era otra. La gente seguía yendo y viniendo, y el tiempo transcurriendo. Eso sólo significaba que este momento también pasaría, y tendrían que seguir.

Se separaron cuando por los parlantes se oyó claramente el último llamado para que los pasajeros del vuelvo a Kōbe pudiesen abordar el avión. Sus labios ya no hacían contacto, pero sus ojos seguían cerrados. Casi como si fuese necesario el grabar ese momento en el recuerdo de su mente, y, por miedo a olvidarlo no querían abrir los ojos. Quizás cuando lo hiciesen el recuerdo se esfumaría.

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