El cabo suelto de los VULTURIS || Edward Cullen

Prólogo

Nicole Evans se quitó su pequeña mochila cuando vio que la combi que recogería a los turistas ya había llegado. Estaba algo desanimada porque no había convencido a su mejor amiga de acompañarla. La mirada que le lanzó el copiloto la hizo distraerse. Aquel muchacho era bastante atractivo. Sonrió levemente y bajó la mirada para que su sonrojo no fuera tan evidente.

―Iré nombrando a los que abonaron para que comiencen a subir. Les espera el recorrido de sus vidas ―habló el conductor.

Nicole aprovechó que una familia con varios integrantes estaba subiendo para ver su reflejo en la cámara frontal de su celular. Su cabello castaño seguía bien peinado. Se aseguró de que no tenía nada entre los dientes y verificó que su labial de tono discreto se viera perfecto.

El conductor la llamó y se acercó para abordar. Eligió un lugar en la primera fila, así tendría más oportunidad de compartir miradas con el apuesto muchacho que había llamado su atención. ¿Era ese su día de suerte y estaba viendo a una posible conquista? Como todo lo interesante que ocurría en su vida, debía compartir eso con Darcy. Buscó su nombre entre la lista de contactos de su red social favorita con ícono verde y escribió algo breve.

La combi se llenó de turistas. Cuando todos estuvieron acomodados, cerraron la puerta trasera y el conductor volvió a subir. Nicole permaneció observando de reojo al copiloto. Tenía facciones finas y encantadoras. Aunque al final del recorrido no lograran coquetear, le pediría una fotografía. Sería la envidia de sus amigas en casa cuando les enseñara el aspecto del muchacho.

El vehículo se detuvo en medio de lo que parecía ser un edificio de bastantes años. A pesar de haber visto fotografías del castillo, estar allí en persona le produjo una sensación de emoción. Las paredes de la impresionante construcción debían haber sido testigo de eventos sorprendentes.

―Debo pedirles que me entreguen sus teléfonos celulares y cámaras fotográficas ―señaló el conductor―. Hay pinturas y varias reliquias adentro que no podemos arriesgarnos a dañar con la luz inadecuada.

El copiloto pasó frente a cada turista para recolectar los aparatos en la canasta de mimbre que sostenía.

―Además, la experiencia se disfruta mejor en vivo ―agregó el más joven―. Saboreen cada segundo. Y si sienten que no son capaces de recordar mejor que una fotografía, siempre pueden regresar las veces que deseen.

Una mujer hermosa se presentó como la guía y les pidió que la siguieran de forma ordenada. Atravesaron un ancho pasillo alfombrado con iluminación de varios años atrás. Nicole trataba de guardar en su memoria cada pequeño detalle. Apresuró el paso al ver que el atractivo muchacho estaba más adelante. Quizá en su compañía disfrutaría aún más esa experiencia. Caminó cerca de él y le sonrió cuando sus miradas se encontraban.

―Llegamos a la sala más importante de este recorrido ―La guía ensanchó su sonrisa.

Había hombres con túnicas negras ubicados en los extremos de esa sala redonda. Nicole se emocionó la imaginar que se llevaría a cabo una breve representación teatral en ese lugar. Dos de los que llevaban el llamativo atuendo cerraron las puertas de esa sala. Lo siguiente que se escuchó fue el clamor de los turistas que habían quedado encerrados adentro. 

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Esta es la segunda colaboración con Fandelegolas y las dos confiamos en que les gustará la historia.

Las publicaciones serán semanales.

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