𝘤𝘶𝘢𝘳𝘵𝘰 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰: '𝘵𝘶 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦' [𝘮]

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Advertencia: Este one shot contiene smut o mature content. Si no te sientes cómodo o no te gusta este tipo de historia no lo leas y espera por el siguiente. Asimismo, no es recomendable que sea leído por niños menores de 16 años.



Universo: Succubus (?

Sinopsis: Dónde Adora sueña con una felina todas las noches, pero al despertar no recuerda su nombre



                Sus suaves gemidos inundaban la habitación. El sonido resonando en las paredes como un eco tan obscenamente perfecto y placentero. Los suspiros siendo ahogados por los dedos en su boca, jugando con su lengua de una forma tan húmeda y malditamente sexy.

Su cuerpo desnudo envuelto en una fina capa de sudor tiritaba bajo el toque de aquella felina, ese hipnotizante que hacía que perdiera fácilmente su cordura, que fuera una persona completamente diferente. Cuando estaba con ella.

Luego de una ardua noche dentro de las sábanas, oh, las rondas finales también eran sus favoritas.

Los tortuosos movimientos sobre su entrepierna obligándola a arquear la espalda en un reflejo, siendo una víctima absurda de los espasmos que recorrían su espina dorsal. Las yemas de esos dedos, desplazándose en círculos lentos sobre su clítoris, haciendo que fuera difícil no soltar jadeos a pesar de tener a su boca ocupada.

— Así es, princesa. Lo haces muy bien. —Su voz ronca en su oído era lo que más le excitaba ahora mismo.

La velocidad de los movimientos aumentando, su cabeza dando vueltas en delirios de deseo, no sabiendo cuánto más podría resistir antes de terminar en un éxtasis al borde de la locura.

Esa profunda mirada heterocromática sobre la suya, y no necesitó otra cosa para gritar su nombre llegando al clímax:

— ¡Nng~! ¡Catra!

Y abrió abruptamente los ojos, con el pulso acelerado y su cuerpo envuelto en una indecente calidez producida por... sus sueños eróticos.

Relajando su semblante dirigió su vista hacia el suelo del cuarto donde, oh sorpresa, descansaban las cobijas con las que supuestamente se había ido a dormir ayer. Vaya, como si tampoco fuera a imaginarse el sudor haciendo a su pijama adherirse asquerosamente a su piel y lo mojada que se encontraba allí abajo. Una ducha rápida antes de ir a la universidad sería lo más decente que podrías hacer, quizás lo único.

Tocó su espalda como pudo, específicamente, en el sitio donde sentía un pequeño ardor carcomerle. Se levantó con sus piernas tambaleantes hacia el espejo de su habitación, levantando el pijama a la altura de sus senos y girando para poder apreciar mejor la nueva cicatriz que había obtenido. La marca de aquellos rasguños sobre su espina dorsal parecía bastante profunda, no le tomó importancia al oír el tono de su teléfono indicándole que Glimmer la estaba llamando, probablemente para darle la retada de su vida.

Otra vez se había quedado dormida, soñando con esa felina de castaños cabellos follándola de manera increíblemente mágica.

Hizo el esfuerzo de todos los días, recordando cada diminuto detalle de aquella agitada noche, tratando de traer a su mente cada rincón de la piel de esa morena. Lo hacía, quedaba en sus memorias tan impregnado que era un sexy punto para que sus mejillas se pintaran de color rojo. Pero había aún una cosa que se le olvidaba, la que la estaba volviendo loca poco a poco:

Su nombre, ese que gritaba todas las noches por lo bien que se la cojía, pero que no recordaba al amanecer.

Era un enigma en su cabeza, pero, ¿acaso no toda esta peculiar experiencia lo era? No era algo con lo que pudiera lidiar, o al menos no ahora. Así que sólo le tocaba seguir con su vida en la realidad, dejando a aquella mujer atascada en sus sueños, donde pertenecía.







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