Los ojos son el espejo del alma.

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Parte V:
La ceguera es parte del encanto de Jiang Cheng.

 ◗  ◗  

Mierda.

No estaba preparado para estar frente a él y aunque inicialmente el sentimiento fue tan cálido, estaba nervioso. ¿Por qué deseo con tanto fervor verlo? hubiera sido más tranquilo regresar a su habitación sin emociones que le alteraban el sistema, si de por si ya sabía que su idiota hermano mayor estaría ahí para atormentarlo.

Mientras el vocifera y maldice en su mente, el rictus de Zewu-jūn se haya impasible, el aura cálida que siempre lo rodea se pavonea en el aire haciendo que WanYi se sienta encandilado por tanta luz, cuando el está muy acostumbrado a sus interminables matices grises.

Pesimista o no, Jiang Cheng realmente no sabe lidiar con nadie. El es como el cielo en una tormenta y el mayor como un cielo soleado de verano. Todos escapan de la lluvia siempre y muchos salen a darle abrazo al sol.

Tan lejanos y tan diferentes.

—Buena noches Joven Maestro Jiang.

La voz afable del líder de los Lan resuena en sus adormilados oídos. Suspira imperceptiblemente y sin evitarlo su ceño se frunce. La mayoría de las personas piensa que es por su antipatía hacia la gente, ante su odio a las multitudes y aglomeraciones de idiotas con riquezas pero solo WanYi sabe que es algo natural y que ya es imposible de borrar.

Un mal habitó que no se puede quitar.

—Líder Lan. —hace la venía correspondiente mientras el otro hace un ademán tratando de detenerlo.

Las palabras mueren ahí, no hay algo de lo que hablar y Jiang Cheng quiere largarse conforme pasa el tiempo, parace que es ahí cuando Jiang Cheng pierde las etiquetas. Relaja sus hombros y deja salír el aire que estaba reteniendo por el simple hecho de que, estos estupidos sentimientos no se interpondrán ante el.

—¿Puedo saber como ha sido su estadía?.

Jiang Cheng quiere reírse ante la sobre abundante cortesía. Es una mierda que pregunte por mí “estadía” quien pregunta eso (?) . Lo primer que hace es bufar con burla como si el hecho de la pregunta le resultara ridícula, los ojos de XiChen no se amplían  tanto como uno esperaría, en realidad pareciera como si los ademanes del menor fueran más  placenteros que de su total desagrado.

Y Jiang Cheng no lo nota, el realmente ignora aquella mirada y de lo único que se permite y se da cuenta es de su estupidez al hacer eso frente a un líder. Vaya mierda. Maldice apretando sus puños.

—¿Realmente que quiere que le diga? —pregunta con más brusquedad de la que esperaba.

Lan XiChen sonríe ante eso, ante el brillante y cegador secretismo, una intimidad bastante agobiante para el lábil corazón de WanYi. Intenta no bufar y mucho menos renegar ante esto que se supone esta pasando, o lo que sea lo que se refiere su interacción poco convencional. Viendo todo esto un un panorama imparcial y fuera de tanto sentimentalismo empalagoso, hubiera sido más fácil despedirse e irse a su habitación con el idiota de Wei Ying, quien muy probablemente se quejará de como su madre lo golpeo o del sabor amargo del té. Hay muchas opciones pero son las únicas en las que puede pesar. Pero aquí está perdiendo cara frente a él.

Hubiera sido mucho más fácil, irse que tratar de ser social y hablar con su amor de adolescencia.

Lan XiChen ríe, una risa melodíasa e inesperadamente gratificante al corazón de Jiang Cheng y sabe perfectamente con toda la fibra de su ser que se mira como un idiota.

—Disculpe mí falta de educación Joven amo Jiang —. Le sonríe demasiado vehemente. No sabe si lo hace por lastima o porque ya es normal en el.

—Ni siquiera se a que viene su disculpa —. Murmura lo suficiente para que el Jade lo escuche.

Lan XiChen parece brillar a un más pero es algo que Jiang Cheng no quiere descubrir, así que decide irse. Pero obviamente va despedirse, después de todo no es tan descortés y mal educado como para olvidar todo su adiestramiento en el arte de los modales.

Jiang WanYi suspira, no entiende que pasa, pero tampoco quiere esforzarse por entenderlo.

—Me despido Líder Lan —hace una venia con rigidez. «Que pase una buena noche» piensa, pero sabe que no tiene tanta confianza para decirlo.

—Que pase buena noche Joven amo Jiang.

Y se va escuchando la segunda campana, que marca el toque de queda.

Mierda y más mierda.









N O T A:

Quisiera poder tener el mismo tiempo que tenía antes.

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