ORÍGENES

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TESS

Al entrar a ver por primera vez al psicólogo tenía ansiedad, miedo, deseos de huir de este lugar. Quería correr y no mirar atrás. Soy una periodista y nosotros hemos visto casos así muchas veces y siempre les decimos a las víctimas que ellas son fuertes, que pueden seguir adelante.

Qué pasa si tú eres la víctima y no te gusta ser la víctima, siento que he vivido un mundo lleno de mentiras y no tengo deseos de contarle mis traumas a un desconocido. Muchas veces el temor te paraliza y sentía eso ahora.

Por eso cuando me perdí en mi mente, no me di cuenta que empecé a mirar fijamente. Si no fuera por el ronroneo de esa persona no habría salido de mi ensoñamiento. Pero pude lograr enfocarme bien en su rostro y me quede paralizada, tenía esa mirada perdida, ese vacío en sus ojos y el dolor desgarrador de que la vida era una mierda. Que las cosas no tenían que seguir si no que deberían acabar, pero también había miedo a terminar todo.

- Lo siento, no pretendía incomodarte.

Era lo único que podía decir y el solo asintió con la cabeza y volteo el rostro. Y de nuevo me identifique con él, porque sé que el perdió a alguien y yo debería sentirme bien por perder a Joss pero sentía esa pérdida irracional. Ese dolor de no querer dejarlo, se que era toxico. Pero uno no entiende los pensamientos y sentimientos.

Y en mi divagación escuche al doctor llamar a Matius y luego vi pararse a ese chico con la mirada perdida por un breve segundo. Y de nuevo volví a perderme en mi mundo de divagaciones.

Fueron muchas veces las que vi a Matt, teníamos casi las mismas citas con el psicólogo. Y cada vez más lo miraba y casi siempre veía esos ojos tristes. Pero nunca hablamos solo nos mirábamos a los ojos y unas cuantas nos saludábamos con inclinaciones de cabeza. Pasamos en este pueblito lejos de todos unos tres meses.

Creo esos tres meses logramos ser amigos a la distancia, y después de tres meses lejos de la prensa y del ojo público empecé a tener una normalidad relativa. Necesitaba hablar con alguien distinto a mi abuela hermosa, así que de tanto verlo a la distancia, decidí invitarlo a tomar una taza de café, bueno de lo que él decidiera ya que no tenía la menor idea de sus gustos.

- Hola, soy Teresa, pero puedes llamarme Tess. Quería invitarte a tomar una taza de café después de... Bueno después de todo este tiempo que nos hemos estado viendo. Bueno claro si tu deseas, no somos amigos pero siento que hemos pasado mucho tiempo ya sabes aquí en esta sala... Solo si deseas claro.

Él no me miro, ni volteo mientras hablaba, pero veía la confusión y la desesperación en su rostro, sé que pensaba que estaba loca o desesperada, o tal vez aún no estaba listo para seguir adelante, tal vez era una señal del destino y tenía que esperar más para seguir adelante, o tal vez el problema era yo. Siempre volvía a echarme la culpa por cosas como estas. Sé que muchas veces no significa que el problema sea yo, yo lo sé, en mi mente está esa idea pero a veces mis sentimientos pierden el sentido. Me puse a divagar sobre cosas así y no logre escuchar bien su respuesta, por eso creo que le dije,

- Disculpa, ¿que acabas de decir?

- Ok, podemos ir por un café. Creo que nuestro psicólogo cree que necesitó un amigo o amiga y también socializar y creo que puedes ser tú.

- Ok, dime la hora y el día y podemos tachar de tu lista eso...

- Dame tu teléfono y te daré mi número y te mando un texto.

Y así logre tener una cita con el desconocido, en una sala de espera justo al loquero que nos trataba, era irónico pero creo que estaba intentando luchar con todas mis fuerzas de esa oscuridad. Cuando salí ese día de esa cita con el psicólogo, sentí la necesidad de soltar el aire que llevaba guardando desde hace no sé cuánto, pero sentí esa tranquilidad de que por primera vez estaba saliendo adelante sin esa atadura que siempre cargaba, me sentía libre de ser yo.

MATT

Todos los días veía a una chica de cabello castaño, una mirada perdida, muchas veces pensé que me miraba de manera fija y me sentía incomodado. Estar sentado esperando el turno de la cita, solo para hablar sobre cómo me sentía era incómodo. Y recibir esa atención de unos ojos tan perdidos me lo ponía más difícil, me hacía querer huir de este lugar. Pero descubrí después de una semana que en realidad no me miraba a mí solo se fijaba en mí y luego su mirada se perdía en su mente. Muchas veces también la observé de esa manera ya que ella parecía no darse cuenta y lo que pude observar era un dolor, una perdida, unas ganas de luchar. Muchas veces me sentí identificado. Ella era en algunos momentos como yo, nunca hable con ella en todo ese tiempo, solo era una inclinación de rostro y nos pasábamos sentados inmersos en nuestras mentes.

Pero recuerdo bien el día en que ella me hablo por primera vez, ya que ese día me había levantado de un humor de perros, no quería saber nada de nadie, no quería hacer nada. Sentía una opresión en el pecho que no me dejaba respirar, tenía un gran deseo de despellejarme, salir de mi cuerpo. No me sentía bien conmigo mismo.

La pérdida de mi esposa estaba muy latente ese día. Lo primero que hice fue ducharme y luego decidí salir a dar un paseo, necesitaba insaciablemente salir de ese lugar, deseaba correr y huir. Pero no podía hacer nada de eso, según el psicólogo debía dejar de huir de mis problemas y tenía que afrontarlos. Así que salí con dirección a ninguna parte, solo camine sin saber a dónde iba o que me iba a encontrar. Camine toda la mañana hasta la tarde, cuando me di cuenta estaba en la consulta del psicólogo de nuevo antes de tiempo, no sé porque volvía de nuevo a ese lugar, deseaba no ir mas pero inconscientemente estaba de nuevo en ese lugar.

Cuando la vi entrar de nuevo nunca imagine que me pidiera salir con ella, y cundo no le respondí, mire sus ojos y vi desconcierto, dudad, dolor, auto recriminación. No quería verla así, no quería ver a nadie como me sentía yo, así que le dije que era una gran idea salir juntos. Por recomendación de psicólogo y luego las cosas se tornaron un poco extrañas, pero al menos teníamos un plan.

Cuando pasó todo eso y pude asimilar todo lo que dije, me sentí como si estuviera traicionando a Alana, como si ella me mirara con ojos de condena, no queriendo que siga adelante. Manteniéndome con lazos anclados a ese dolor que era mí condena y penitencia. Quería escribir a Tess y decirle, lo siento surgió algo por estos días y no podemos hacer nada, o inventar cualquier cosa, cualquier idea que pudiera tener para salir de esta situación para no ir. Pero algo muy dentro de mí veía la luz de todo esto y quería salir de esas garras que me tenían sumido en completo dolor y desolación. Así que reuní valor y decidí no tomar el teléfono y seguir adelante con esto. Sea cual sea el resultado.


                                                                                  ·

                                                                                                            Tú escogiste el silencio como arma, y yo                                                                                                                     escogí mi sonrisa como escudo.-🌷

                                                                                                                                         NARCISISTA

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