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Las colinas tienen ojos. ¿Quién eres tú para juzgar? Esconde tus mentiras,  no confíes en nadie más que en ti, solo en ti.



"¿Y bien?" preguntó Eva por enésima vez desde que entraron a la tienda. Louis estaba bastante aburrido de ver vestidos y trajes pasar de un lado a otro.

"Sinceramente, te ves genial con todo" suspiró cansado.

"No tengo que lucir genial, Lou. Debo lucir sorprendente" se quejó.

Louis estaba a nada de levantarse e irse a su casa. Habían recorrido unos seis locales en el lapso de una hora. Eva quería comprar un vestido y Louis sólo quería acabar con la tortura. Quizá debió pedirle a Niall que lo acompañara o en todo caso David resultaba más útil en aquel momento.

"Eva, es sólo una fiesta" Louis a veces olvidaba las nimiedades que les preocupaban a sus contemporáneos. Había crecido en un entorno en donde lo más preocupante a veces era encontrar un lugar donde pasar la noche "No tienes que lucir como supermodelo a pesar de que ya lo haces"

La chica frunció el ceño, pensativa. Se miró en el espejo del vestidor, giró sobre sí misma y admiró la forma en que el vestido se ceñía a su figura.

"Este me gusta" dijo finalmente.

Louis no supo si con sus palabras la había convencido o realmente le gustó el vestido a la morena, pero se alegraba de salir de la tienda.

"¿Quieres ir por un helado?" preguntó revisando con parsimonia sus mensajes.

"Claro" dijo ella sonriente caminando a su lado con las bolsas que acababa de adquirir.

El centro comercial estaba lleno como siempre. Se detuvieron en la heladería y Eva pidió un helado de pistachos y Louis uno de menta, mismos que estuvieron comiendo de camino a la salida mientras conversaban.

Louis había descubierto que Eva era una chica bastante inteligente pero muy insegura. Necesitaba la aprobación constante de las personas a su alrededor. Siempre estaba buscando la opinión de los demás sobre su apariencia o sus decisiones. A veces pensaba que sólo pedía consejos pero luego cuando su decisión se veía totalmente cambiada por lo que los demás sugerían, se daba cuenta que no.

"¿Dónde está tu mamá?" quiso saber Eva cuando atravesaron el estacionamiento. Era una tarde fresca de un jueves. No tenían mucho más por hacer.

"Sinceramente, no lo sé" avanzaron por la acera.

Y era cierto. La última vez que habló con su progenitora había sido un mes atrás y ella no le dijo en dónde estaba. Tenía esa costumbre. Louis la llamaba paranoica.

"Pero la última vez estaba en Francia ¿no es así?"

"Sip. No creo que se haya movido de ahí" se detuvieron en la esquina para esperar que el semáforo cambiara de luz.

"Es muy raro"

"¿El qué?"

"Tu mamá es gitana, pero tú..."

"¿Yo qué?"

"No lo sé, no pareces gitano" se encogió de hombros caminando a través de la calle sin mucha prisa "Además pensé que los gitanos vivían en caravanas. Lo siento, no sé mucho de ellos"

Louis sonrió condescendiente. Solían decirle eso a menudo.

"No te preocupes" dijo sincero. Miró a un perro que los perseguía a unos pocos metros y se detuvo para llamarlo "Hola, amigo" el perro se acercó y dejó que lo acariciaría "¿Tienes hambre?" le ofreció la mitad de su cono de helado, y el perro la devoró de un bocado "Estás perdido, ¿eh, Milú?"

ChériDonde viven las historias. Descúbrelo ahora