[Narración omnisciente]
El castaño había gritado adolorido al ser quemado por su propio café, pero más que por el dolor, tartamudeaba por el miedo que sentía por quien había jalado a su cita; pues frente a él se encontraba la peliblanca mirando con sorpresa a quien sujetaba su mano derecha y su cintura.
- ¡¿Quién eres?! - preguntó incrédula la chica, pero sin responderle éste la montó sobre su hombro, aun sujetándola de la cintura como una bolsa de patatas. La peliblanca había empezado a forcejear con quien la secuestraba de su mesa, golpeaba la espalda del hombre con fuerza quien era más alto y fornido que el castaño - ¡Oye bájame! ¡Bájame! ¡¿Quién te crees?! ¡Te he dicho que me bajes! - reclamó la peliblanca entre griteríos, llamando la atención de todos. Pero el caminar del hombre paró frente a las escaleras del lugar, depositando a la chica con cuidado sobre ellas en el segundo escalon, mientras pasaba una mano por su cuello, frotándolo por detrás con desconcierto.
- Oye cálmate fiera. ¿No estás feliz que te salvara de ese baboso? Jajaja - canturreó con una gran sonrisa el hombre quien, al verla, pudo notar que ella estaba con los brazos cruzados, seguro molesta, esperando alguna explicación lógica.
- Ya dime qué quieres de mí - dijo molesta la albina mientras lo fulminaba con la miraba, pues aunque estuviera agradecida por que la había rescatado de Pendragon, la forma en la que la cargó fue muy vergonzoso para ella. Pero mientras más lo veía, su mirada se suavizaba pues le parecía alguien conocido, su rostro le era familiar, ¿pero de dónde?, se preguntaba.
- Ah vamos princesa, jajaja. ¿Que no me recuerdas? - preguntó divertido el albino apoyándose en la pared junto a las escaleras. Le divertía el ver la confusión de la chica, y más verla darse pequeñas palmadas en la frente como intentando hacer que su cerebro reaccione, una acción que le parecía adorable y comica al albino. Los segundos pasaron hasta que ella dio un brinco en su mismo lugar mientras sus ojos zafiros se iluminaban al por fin recordar quién era.
- Tú... tú eres el chico que nos ayudó esa vez - dijo emocionada mientras lo miraba. Había empezado a jugar con un mechón de su largo cabello platinado, enrollándolo en sus dedos una y otra vez, queriendo recordar también su nombre el cual Meliodas había gritado ese día durante la pelea. Era algo relacionado con Bambi, recordaba. Intentando adivinar su nombre lanzó lo primero que pasó por su mente - Bani, no, no, espera, era otro - dijo mientras negaba con su cabeza, pensando - Sí, te llamabas Balu.
- JAJAJAJAJAJAJA - el peliblanco no dejaba de reír a carcajadas por las invenciones de la chica, le parecía tan divertido el cómo había intentado adivinar su nombre que había tenía que sostener su abdomen para parar de reír. Al reincorporarse, se limpió la pequeña lágrima que se le había escapado del ojo derecho para mirarla con picardía y una gran sonrisa - No estás ni cerca, preciosa. Ban Fox a tus órdenes - canturreó de nuevo el zorro mientras tomaba la mano de Elizabeth, depositando un beso en su mano con mucha delicadeza que causó el sonrojo de la albina, quien había mirado al suelo avergonzada por el acto mientras él la miraba de forma coqueta, preguntando - ¿Y tú, preciosa?
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LEERTE FUE MI PERDICIÓN EN REPARACIONES ⚠️🚫
FanfictionTras mi entrada a la Universidad de Británia, pensé que todo se volveria mas emocionante para mí llevando una carrera de escritor, la literatura era mi pasión y mi inspiración las mujeres para que decirlo era un nato seductor y todas mis musas no de...