Tras mi entrada a la Universidad de Británia, pensé que todo se volveria mas emocionante para mí llevando una carrera de escritor, la literatura era mi pasión y mi inspiración las mujeres para que decirlo era un nato seductor y todas mis musas no de...
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[Narración omnisciente]
Ya empezaba a amanecer y el sol se colaba por las ventanas llegando a los ojos de cierta chica que aun dormía, pero poco a poco con los rayos del sol empezó a abrir los ojos notando que estaba en su cuarto. De un susto se levantó de golpe, creando gran dolor en su cuerpo que ¿estaba vendado?
Miró confundida todas sus lesiones que estaban curadas pero el dolor aun persistía. Miró a su costado notando una cálida mano sostenía la suya, y sus mejillas solo se tiñeron de un leve sonrojo mientras se movía intentando levantarse. Vio que Meliodas estaba durmiendo sentado en el suelo mientras su cuerpo se apoyaba en el borde de su cama y sus manos se encontraban unidas.
Al llegar a pararse soltó la mano del rubio con delicadeza intentando no despertarlo mientras sonreía. Tras dar solo un paso fuera de la cama, un mareo invadía a la joven haciendo que sus piernas flaquearan en el siguiente paso, perdiendo el equilibrio mientras caía al suelo. Cerró los ojos esperando el golpe en su ya maltrecho cuerpo pero el golpe jamás llegó, solo un cálido agarre que sintió en su cuerpo. Al abrir sus ojos se encontraba en los brazos del rubio quien tenía aun el torso desnudo y la pegaba a él mientras la alzaba.
- ¿No crees que es muy pronto para levantarte? Sigues débil - dijo entre preocupación y regaño con una seriedad única en él mientras la bajaba y hacía que se siente en el borde la cama; ella lo miraba algo confundida mientras lo escuchaba
- Gracias... ¿P-pe- pero tú que haces aquí? Este es mi cuarto - dijo entre dudas mientras lo miraba con incredulidad mientras él la miraba con preocupación; tenía que hacer la pregunta. Se sentó a su lado y la miró fijamente mientras sostenía la mano de ella con delicadeza.
- ¿Recuerdas que te paso anoche o cómo llegaste aquí? - dijo preocupado mientras le miraba. Ella no entendía la pregunta. Este era su cuarto, ¿por qué no sabría cómo llegar? Solo se quedó quieta mientras pensaba qué responder, dejando el cuarto unos minutos en un silencio incomodo hasta que el cuerpo de la peliblanca empezó a temblar; unas lágrimas caían por sus ojos mientras sus labios temblaban y en su mente pasaban como una película de terror todos los recuerdos que acontecieron esa noche.
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