12. 》Olor a Café y Caoba《

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El sabor de sus bocas se mezclaba en tal beso, el juego de sus labios en cada movimiento hizo que ambos cerraran sus ojos disfrutando del momento y esa mezcla de emociones que se presentaba en ellos creyendo que todo sería solo un sueño, sobrando ...

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El sabor de sus bocas se mezclaba en tal beso, el juego de sus labios en cada movimiento hizo que ambos cerraran sus ojos disfrutando del momento y esa mezcla de emociones que se presentaba en ellos creyendo que todo sería solo un sueño, sobrando cualquier palabra en ese momento, si era un sueño ambos no querían despertar de tan maravillosa sensación, pero a la albina la inundo la duda,una sola pregunta que rondaba en su cabeza, ¿acaso lo extrañaba tanto que otra vez estaba fantaseando con él?.

El pensamiento no la dejo tranquila, hasta que sintió las juguetonas manos del rubio sujetar su cintura pegando su cuerpo al del él, ese calor que emanaban juntos y ese sentimiento en su pecho hizo que cualquier duda se despejara, haciendo que el rojo de sus mejillas aumentara dejándose al fin llevar por tan ansiado momento, paso sus delgados brazos alrededor del cuello del chico buscando más fricción con él, ambos estaban desesperados por continuar, pero Meliodas estaba algo temeroso en ese momento aunque las ganas de amarla, de tomar todo de ella de nuevo estaban ahí desbordándose, su miedo lo detenía, había arruinado más de una vez los momentos más bellos que habría podido compartir con ella, así que limito sus movimientos, sus manos solo pasaban a acariciar su cintura suavemente en un vaivén lento de arriba abajo, lo cual había logrado desesperar a la albina quien quería más de los roces de sus cálidas manos pero había notado lo ¿tímido?, que se estaba portando el chico Demon.

Elizabeth no creyó verlo de esa manera nunca, así que se separó lentamente de los labios del joven dejando como única unión un hilo de saliva que en la distancia correcta se rompió, la albina abrió los ojos con pesadez por temor que al abrirlos se despertara en su cuarto, pero al abrirlos completamente observo el rostro del chico detenidamente y se quedó sorprendida de lo que veía, él la comía con la mirada, en sus ojos había lujuria y deseo,pero había una chispa de miedo que no lo dejaba dejarse llevar, en las mejillas del rubio había un sonrojo leve que dejo enternecida a la peliblanca, quien jamás había logrado verlo así,decidida paso suavemente su mano por la mejilla de él, para susurrarle de manera tímida - Mel, yo yo.. te amo...

Fueron las palabras que él más había necesitado en la vida - Elizabeth no sabes cuanta falta me has hecho - al fin el rubio podía hablar, ese nudo en su garganta había desaparecido haciendo que todas las palabras que se habían atorado en su pecho desde hace tiempo salieran a la luz - no sabes todas las noches en que he deseado colarme por tu ventana para poder verte - hablaba con una voz que era una mezcla entre alegría y arrepentimiento, él había empezado a quitarse la chaqueta que traía hasta arrojarla en el suelo, con una sonrisa juguetona fue hacia atrás de su compañera y fue quitándole su chaqueta lentamente mientras depositaba besos a lo largo del escote de su espalda descubierta, rozando su nariz lentamente por su columna mientras su respiración caliente chocaba contra su piel y la hacia temblar.

Las noches en las que solo quería que fueras solamente mía se hacían una tortura, mi Eli - bajo su besos por toda su columna mientras sus manos delineaban sus piernas con sus dedos y se iban acercando peligrosamente al borde de su corta falda, cuando sus besos finalizaron en el borde del escote en la espalda baja este sonrío por los continuos gemidos de su mujer, que por las sensaciones que había experimentado sus piernas temblaban amenazando con perder el equilibrio.

LEERTE FUE MI PERDICIÓN EN REPARACIONES ⚠️🚫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora