Jungkook ama a su sombra, a su Jimin. Aunque solo exista para el, aunque solo sea real para el.
-No me dejes Jungkook porfavor-suplico Jimin, -no me dejes morir- dijo con lágrimas en los ojos.
-Te amo Jimin- dijo jalando del gatillo con lágrimas res...
Este se podría considerar el día más infeliz de toda la vida de Jungkook, el haber perdido a la única persona que realmente amaba lo tenía devastado y más sabiendo que todo pasó por culpa suya, porque aunque la gente lo negara y le dijera que no era cierto y que él no era el culpable de la muerte de Jimin él sentía lo contrario.
Después de que sus padres fueron por él a casa de los Park y llegaron a su casa no pudo dormir en toda la noche pensando y llorando por su amado Jimin quién ahora estaría junto a él de no haber sido por su culpa, el remordimiento que sentía no lo dejaba respirar, eso era una gran carga con la que él iba a tener que vivir durante toda su vida, se consolaba a sí mismo diciendo que en algún momento de su vida lograría olvidar lo que pasó, pero al parecer el destino tenía algo muy distinto preparado para él.
Por otra parte los padres de Jimin seguían sin poder creer que su amado hijo estaba muerto y más doloroso aún sabiendo que ese era el día de su cumpleaños, él tenía toda una vida por delante, no toleraban el hecho de que su hijo murió a tan corta edad. La señora Park seguía pensando en qué pudo haber ocurrido en ese momento que le arrebató a su amado hijo, ella culpaba a Jungkook de la muerte de su pequeño, sabía que no era buena idea que su hijo se relacionara de más con ese niño que a su parecer él era totalmente culpable de la muerte de su hijo.
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Al día siguiente la familia Park, algunas amistades de ellos y porsupuesto Jungkook se encontraban en el entierro de Jimin, la señora Park no dejaba de ver a Jungkook con rencor en su mirada, se notaba el desprecio que sentía hacia ese pequeño.
Al momento en el que el sacerdote que iba a dar la misa para despedir a Jimin de este mundo, todos los presentes pusieron toda su atención en él, dando así inicio a la despedida de Park Jimin.
Jungkook miraba el ataúd dónde se encontraba el cuerpo de su amado Jimin, sin color en sus mejillas, sin esa sonrisa que tanto amaba y su hermoso cuerpo sin vida.
Después de un tiempo y que la misa llegó a su fin, el ataúd estaba abierto para que cualquier persona que deseara despedirse de Jimin pudiera hacerlo. Jungkook no lo dudó y se acercó al ataúd mirando como sus ojos estaban cerrados dándole una impresión de que se encontraba dormido, recorrió todo su rostro mirando lo hermoso que es, la ropa que llevaba tan inocente como él era, sus manos entrelazadas sobre su estómago, así grabando cada centímetro de él en su cabeza, se dió cuenta que su pulsera aún permanecía en su muñeca derecha, esa sin duda era la obra de arte más hermosa de apreciar pero también la más dolorosa de todas.
Jungkook se acercó al oído de jimin y le susurró:
-Te prometo que jamás nos vamos a separar, tu siempre estarás en cada uno de mis pensamientos y te juro que jamás dejaré que te hagan daño, siempre estaremos juntos- se inclinó hacia la mejilla de Jimin y dejó un beso en su fría mejilla, para después alejarse con una sonrisa en sus labios
