°•TREINTA•°

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Los tres viajeros salieron de la casa y fueron en busca de una tienda. Mientras estaban en la reunión familiar, el azabache sintió como el omega y el otro alfa se comenzaron a incomodar, ya que no sabían que hacer en ese momento, así que decidió sacarlos de ese escenario. Además, realmente necesitaban algunas cosas para el viaje de vuelta.

Los tres estaban pasando frente a un pequeño parque que había en el pueblo, Auron giró la cabeza y vio a los niños jugar, se detuvo y los miró unos segundos. Los contrarios se dieron cuenta y también se detuvieron.

-Auron- lo llamó el menor, el alfa giró la cabeza en su dirección e hizo un pequeño ruido con su garganta -¿Pasa algo?- le preguntó.

-Nada- respondió algo serio -Sigamos- propuso y comenzó a caminar.

Los otros dos quedaron un poco confundidos, pero se convencieron de que era la nostalgia que le tenía al lugar, así que no le dieron más vueltas al tema y reanudaron su camino.

Caminaron un rato más, hasta que llegaron a la tienda. Compraron lo que necesitaban e incluso un poco más, a petición del menor, y salieron. No se demoraron demasiado, ya que el lugar estaba bastante vacío.

Ya llevaban la mitad del camino, los tres estaban caminando bastante tranquilos y hablaban de temas variados y sin importancia.

-¿Raúl?- llamó una voz por detrás del grupo, el alfa tuvo el impulso de voltear, pero supuso que no lo estaban llamando.

Tras unos segundos, finalmente sucumbió ante la tentación y volteó a ver de quien se trataba, deteniéndose en el acto. Quien lo llamaba era un hombre de pelo castaño oscuro y ojos cafés. Vestía un blue jeans y una polera manga corta negra.

-Raúl- dijo el hombre alegre mientras se acercaba al trío.

El alfa y el omega se dieron cuenta que el azabache se había girado y quedaron confundidos ante el comportamiento de su compañero, él estaba bastante extraño ese día. Pero lo más importante era... ¿Quién era Raúl?

-¿Quién eres?- preguntó el azabache algo serio.

Los acompañantes se voltearon y miraron al hombre, este se parecía bastante al alfa. El hombre se detuvo ante la pregunta y miró con tristeza a quien tenía enfrente por un momento, luego mostró el antebrazo derecho, el cual tenía una cicatriz de lo que parecía una mordedura. 

-Papá- dijo el alfa algo serio mientras lo miraba.

El hombre caminó hacia el azabache, cambiando su expresión por una sonrisa y lo abrazó, Auron se tensó un poco, pero correspondió el abrazo después de un momento.

-Te extrañé- dijo sin dejar de abrazarlo.

El alfa no respondió, se sentía bastante incómodo en ese momento. Los otros dos se percataron de como se sentía su amigo, se miraron un momento y luego volvieron la mirada al azabache.

-Auron- lo llamó el omega luego de unos segundos -Vamos- dijo, el mayor se separó del abrazo y miró algo confundido al omega.

El azabache, por su parte, miró a su progenitor un momento, luego este movió la cabeza y sus ojos se conectaron. La mirada del menor era seria y algo intimidante, el mayor sintió un escalofrío recorrer toda su espalda, se sentía algo asustado. 

-Nos vemos- dijo el alfa con una pequeña sonrisa forzada y le dio la espalda a su padre para retomar su camino, Alex y Fargan lo siguieron.

El mayor no dijo nada y observó como su hijo se alejaba. Cuando estuvo a unos metros, lo dejó de mirar y retomó su camino. En el fondo, se arrepentía de dejarlo ir en ese momento, aunque nada cambiaría si lo llamaba, nunca había podido controlar al alfa por más que lo quisiese. Una de las pocas veces que intentó dominar a Raúl, terminó con una mordida profunda en su brazo.

°~🐓~°

Mientras el trío fue a comprar, Rubius se quedó conversando con su familia, se sentía muy feliz por verlos de nuevo. En un momento, su hermana apoyó su cabeza en el hombro de su hermano y no se movió de ahí. Después de unos minutos de charla, los cuatro se quedaron en silencio, disfrutando la presencia del beta y él disfrutando la de su familia.

-Ve a empacar Nieves- dijo su madre -Nosotros tenemos que conversar con Rubén.

La omega levantó la cabeza de mala manera y se puso de pie para comenzar a caminar a su habitación y hacer sus maletas. Mientras tanto, el beta se quedó con sus padres.

-Necesitamos que te lleves una cosa extra- dijo su madre mirando a su hijo.

La alfa se levantó y caminó hacia el pasillo para seguido desaparecer. Pasaron unos pocos minutos y la mujer volvió a aparecer con, por lo que parecía, una manta bien doblada entre sus manos, se acercó a su hijo y se la pasó, luego volvió a donde estaba y se sentó.

-¿Y por qué no se la das a Nieves?- preguntó mientras jugaba un poco con la tela.

-Porque se negó a llevarla- dijo su madre algo preocupada.

-¿Qué tiene de especial?- en su voz se podía apreciar la curiosidad que sentía ante esa frazada.

-Huélela- pidió su padre.

El beta lo hizo, tomó la manta y la comenzó a oler. En un sector olía a su madre, otro lugar olía a su padre. A través de toda la manta había numerosos olores plasmados en la tela. Mientras Rubius olfateaba la manta, por la cocina apareció un gato gordo, su pelaje tenía un patrón de líneas de dos tonalidades diferentes de naranjo y sus ojos eran verde oliva. El animal se subió al sillón como pudo y se acostó al lado del ojiverde.

-¿Qué es esto?- preguntó mientras doblaba nuevamente la manta.

-Es una tela con nuestros aromas y los de sus amigos- explicó la mujer.

-Ya lo sé- dijo Rubius algo divertido mientras pasaba su mano delicadamente por encima del objeto -Pero ¿para qué?- preguntó mirando a sus padres.

-¿Le explico?- preguntó el omega mirando a su pareja, esta asintió -Yo cuando me fui de casa- comenzó a contar -Mis padres, cuando me independicé, me dieron una manta muy parecida a esa, yo no entendía muy bien la razón, pero de igual manera me la llevé. Al llegar, todo estaba bien, así que la guardé.

>Un día me sentía ansioso, e incluso me llegué a deprimir, necesitaba a mis padres y a mis amigos en ese momento, entonces me acordé de la manta, no sabía por qué, pero la fui a buscar y la olí. Sentía como si mis padres estuvieran ahí, conmigo y me calmé bastante.

Mientras su padre relataba su historia, el menor dejó la manta a un lado para tomar al gato y dejarlo en su regazo para comenzar a acariciarlo.

-A lo que quiero llegar es que- hizo una pequeña pausa -Nieves nos va a extrañar bastante y esa manta la va a calmar- dijo calmadamente.

-Entonces por eso me dijiste que dejara algo mío- recordó, su padre asintió.

El teñido, cuando apenas informó que se iba de la casa, su padre le pidió que dejara algo que tuviera su aroma plasmado, él lo hizo, pero nunca preguntó la razón. Sin darse cuenta, recordó lo que le contó Lolito, ahora le hacía bastante sentido.

-Obviamente tu la vas a tener que cuidar y consolar también- dijo su madre, el beta inclinó la cabeza levemente hacia un lado, ella suspiró -Por ejemplo cuando entre en celo, muchos alfas pueden llegar a la puerta de tu casa buscando a tu hermana- explicó.

Apenas terminó de hablar la alfa, el timbre sonó, ella se puso en pie y caminó hacia la puerta, para seguido abrirla, detrás de esta estaba el trío que fue a comprar.

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Hola, cómo están?

Yo estoy bien :3

Hace un rato, entró un perro del vecino y es muy chico y tierno, la cosa es que entró a mi pieza y comenzó a oler todo. Encima de un mueble tengo un peluche de un perro y le comenzó a ladrar jsjsjsjs, estuvo ladrandole como 3 minutos y me dio risa y ternura xd

Espero que les haya gustado el cap, los amooooooooooo 💕💕

Bye uwu

°•A Whisper•° (Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora