— ¿Te enteraste? El esposo de la vecina estaba en la legión de reconocimiento, cuando llegaron de la misión de ayer, le entregaron solo la pierna del hombre. — Preguntaba un pueblerino del distrito de Shingashina. Le susurraba a su hermana menor Mientras que esta presionaba levemente sus dientes.
— Hermano... ¿ellos son personas? Siempre las tratan mal. — Preguntaba la muchacha de unos diez años recordando el día de ayer, donde observó a un hombre de cabellos rubios en el frente de todos, oían como le insultaban, arrojaban cosas, le deseaban la muerte, ponían por encima las vidas de sus familiares, los trataban peor que mierda.
— No, ellos no sienten, sobre todo los que van al frente. No son humanos. —
Comentaba el muchacho a su hermana menor quien observaba por la ventana de su casa, observaba las calles algo desordenadas por el alboroto del día de ayer por la llegada del cuerpo de exploración. La niña simplemente asintió con la cabeza poco convencida mientras que daba un ligero suspiro.…ᘛ⁐̤ᕐᐷ
— ¿Cuántos cuerpos de la región del sur fueron traídos? — Preguntaba un hombre alto, de cabellos rubios y bellos ojos azules a su acompañante, un hombre mucho mas bajo, de cabellos negros y ojos grisáceos.
— Dos recién ingresados. — Fueron las secas palabras de aquel hombre mientras que se sentaba enfrente del hombre rubio. Posicionaba una de sus piernas encima de la otra mientras que miraba por la ventana. — Moblit informó que uno del norte se suicidó. No alcanzó a recoger su cuerpo puesto que un titán ya lo había devorado. — Tanto Smith como Ackerman, confiaban plenamente en las palabras de sus subordinados más confiables como era Moblit, el asistente de Hange, no cabía duda en sus palabras.— ¡Comandante! — Entró una muchacha de baja estatura con unos papeles en mano mientras que en su rostro detonaba preocupación y desesperación. — ¡Dos pacientes graves comenzaron a perder sangre! Los médicos no llegarán a tiempo. — La chica fruncía el ceño aplastando con su mano muy levemente aquellos papeles. Aquél hombre de cabellos rubios se levantó posicionando una de sus manos en la mesa.
— Abandonen la habitación. Den aviso de inmediato a sus familias. No sobrevivirán. — Fueron las serías palabras del oji-azul mientras que comenzaba a caminar hasta un mueble.— Pe-... — Antes de poder seguir hablando, la muchacha fue interrumpida por el acompañante del rubio. — Es una orden. — Dijo el hombre de cabellos negros para después bajar la mirada. La chica por su lado, apretó los labios y en un asentimiento hizo el típico saludo que solían hacer ante los superiores, aquel gesto de el puño sobre el pecho y la otra mano tras la espalda baja. Se fue dejando a ambas personas solas dentro de la habitación.
Normalmente, ambos se sentían mentalmente cansados, analizar cada insulto dirigido hacia ellos y hacia la tropa en general era algo que los agotaba, no les ofendía ni nada similar, simplemente les parecía agotador. — ¿Cuánto más planeas soportar esto? — Preguntaba el de ojos grisáceos, dirigiendo su natural mirada seria hacia el más alto quien se mantenía con ambas manos tras la espalda observando fijamente un estante probablemente pensando.
— Hasta que muera. — Fueron las únicas palabras de aquel rubio antes de subir su mano derecha hasta unos libros en la parte superior del estante, los cuales estaban a la vista.
— Entonces te quedarás en este puesto hasta que te retires. No permitiré que mueras. — Lo último, lo mencionó entre dientes ¿Acaso era idiota o se hacía? Ya le había dicho, lo seguiría donde fuera, lo ayudaría, lo iba a proteger y ayudar a cumplir sus metas, de verdad, poco más y aquel comentario lo ofendería.Aunque, los pensamientos de aquel comandante eran diferentes. — Estoy destinado a morir y no de vejez. Este puesto se encargará de eso. — Mencionó en un tonto agresivo, pero a la vez calmado y relajado. Ackerman por su lado, apretó los dientes y eso, se hizo de notar. Observó al rubio tomando aquel libro, abriéndolo en una página cualquiera.
— ¿Y qué hay de mí? ¿Me dejarás solo? No moriré tan fácil. — Ackerman Tenía Clara las cosas. Él no moriría fácil, era el hombre más fuerte de la humanidad, según pueblerinos, el nivel de batalla de aquel soldado era casi comparado con el de cien soldados juntos e incluso, superior. No eran propias de él tales palabras, ya había vivido anteriormente una situación desagradable, donde vio los dos fallecidos cuerpos de su familia técnicamente.
— Ya hablamos eso, Levi. — Cerró el libro en una leve pausa para después dirigir su mirada hasta el otro quien se hallaba sentado sobre la silla frente al escritorio. Continuó con su comentario anterior. — No vamos a interponer sentimientos dentro del trabajo, eso solo afectará nuestro rendimiento como soldados. —
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⊰ One Shots. | Eruri | Erwin x Levi
AcakPareja principal: Erwin x Levi Relatos cortos sobre la pareja. Escribo puras weás, no hace falta que entren. 😈🖐️ En mis tiempos libres suelo escribir relatos cortos, ya sea para una plataforma o solo para mí y me pareció bien publicar una obra con...