22 de diciembre de 2019.
Mordió sus labios fuertemente para evitar soltar una carcajada.
― Mantén las manos para ti misma, Becca ―murmuró Shawn totalmente sonrojado―. Estoy conduciendo, por si no lo recuerdas, un coche de la policía. Me romperán el culo si le hago un rasguño.
Se miró las uñas de color carmesí fingiendo desinterés.
― No entiendo el sentido de ser amigos con derecho a roce si no me dejas tocarte el pene.
― ¡Becca!
― Pene. P-e-n-e ―deletreó―. Madura ya.
― Para, por favor ―rogó―. No es para nada divertido. Si alguien graba como me tocas estaremos por todas las redes sociales en menos de un minuto y justo después patearan nuestros culos juntos por las puertas de la jefatura.
― Aguafiestas ―rodó los ojos―. Te haré caso solo porque estamos a dos calles de la central policial.
Pareció relajarse pero sus mejillas seguían con un adorable sonrojo. Picó con un dedo la mejilla del castaño y sonrió cuando este soltó un bufido.
― Déjame en las puertas y tú ve a estacionar —murmuró—. Quiero evitar al guardia de seguridad del estacionamiento.
— ¿Por qué? —cuestionó deteniéndose frente a la Jefatura de Policía del Distrito Occidental de Saint Paul.
— Porque me ha estado hostigando para que salga con él —frunció los labios disgustada—. Es un baboso.
— Puedo decirle que no se acerque a ti —se encogió de hombros y pulsó el botón para destrabar la puerta de su lado.
— Olvídalo —rodó los ojos—. Sé cuidarme sola.
Sin esperar una respuesta se bajó del coche policial y se dirigió a la entrada del edificio. Pasó las puertas sintiendo un gusto amargo en la boca. No estaba segura de que le gustara la manera en que el guardia vería las cosas si Shawn decidía advertirle que se alejara de ella.
Asintió al recepcionista y siguió su paso hasta los baños. Hizo sus necesidades rápidamente y volvió a la recepción para encontrarse con uno de sus muy detestables compañeros. Era un lameculos del Jefe al que le gustaba acosarla.
— ¿Dónde está el recepcionista? —preguntó—. Necesito que me de la dirección de la mujer que realizó la denuncia por maltrato hace algunas horas.
La observó de arriba a abajo y luego esbozó una sonrisa lobuna que ella detestaba.
— Puedo decírtelo a cambio de algo.
Se acercó hasta que la punta de sus botas rozaron las de ella. Se tensó pero no se movió, si le tocaba tan solo un mechón de pelo le patearía el culo hasta hartarse. Nunca había llevado su acoso más allá de las palabras pero si lo hiciera tendría una razón para defenderse. Los hombres solían subestimar su fuerza al ver que tenía un par de pechos.
— Aléjate —advirtió.
Cuando sintió que una de sus manos le rozaba un pecho hasta apoyarse en su hombro se mordió el labio con fuerza.
— Quítame las manos de encima si no quieres que las quite yo —gruñó mirándolo asqueada.
— ¿Qué pasa, Becca? —se rió—. Relájate, podríamos pasar un buen momento juntos.
Su paciencia se acabó.
Dio una fuerte patada en su tobillo y cuando él dio un paso atrás encogiéndose de dolor e inclinándose, subió su rodilla hasta que la misma colisionó con su rostro con fuerza. La sangre brotó de su nariz y cayó sentado de culo luego de trastabillar hacia atrás.
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A prueba de todo - SECUESTRADAS II
General FictionShawn Bélanger hará hasta lo imposible para proteger a Becca Palmer, y ella matará a todo aquel que intente hacerle daño a él. Esta obra está registrada bajo CC Reconocimiento-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. <a rel="license" href="ht...